Espinosa, una pieza para el puzle

VIGO

04 mar 2012 . Actualizado a las 07:04 h.

Cuando Abel Caballero dijo que la delegación socialista de Vigo y él mismo tendrían un perfil bajo en el congreso del PSdeG, en la ejecutiva de Pachi Vázquez comenzaron a temblar. En ese mismo momento un alto dirigente de los socialistas cruzó una apuesta a favor de que el alcalde vigués realmente comenzaba a trazar su plan. «No se va a quedar quieto ni de broma», dijo para darle fuerza a su desafío. La abstención masiva a la gestión de Vázquez se convirtió en la señal definitiva de que el abelismo se había puesto en marcha. Y lo hizo cuando entre los antipachistas se certificó que no contaban con un nombre capaz de aglutinarlos y a la vez arriesgarse a ser tratado como mercancía de cambio, en caso de que el secretario general ourensano conserve su poder tras el cónclave y los dos sectores acaben pactando.

Leiceaga, Barcón, Besteiro, Paco Rodríguez, Carmela Silva... se iban sucediendo en el ruxe ruxe de hipotéticos candidatos, pero en unos casos no convencían y en otros no querían, y Caballero solo tuvo que esperar. El momento definitivo llegó con la negativa del exalcalde de Santiago, José Sánchez Bugallo, a ser quemado en la pira. «No lo veo», dijo para rechazar convertirse en aspirante de última hora. Y entonces, por sorpresa, surgió el nombre de Elena Espinosa, sin adeptos en el PSdeG, pero, en teoría, casi sin enemigos.

Es la manera de que Vigo tome el poder sin que se note, si es que su candidatura vence. Pero Espinosa acumula un largo capítulo de renuncias en su carrera socialista que le puede perjudicar. Primero se dio de baja en el PSdeG por la vía de dejar de pagar la cuotas de afiliada cuando perdió Felipe González. Es más, ofreció al popular Dositeo Rodríguez la posibilidad de seguir en el Puerto, a cambio de una gestión aséptica. La misma noche en que fue nombrada ministra, ocho años después, hubo que activar su ficha de militante del PSOE, en el que no volvió a aparecer durante la etapa de la oposición. También rechazó ir como número dos en la última candidatura municipal de Caballero, quien por su parte se negó a darle salida por la vía del Senado a la que fue su pupila y ahora de nuevo amiga, después de ese distanciamiento. Tampoco quiso probar suerte como número dos en las generales en Ourense. Pero ahora tratará de bordar el papel de candidata en el puzle que forman los adversarios de Pachi, tan distintos y distantes que difícil se hace verlos como un equipo. Pero en ese grupo, quien mueve gran parte de las fichas es Caballero, que cuando dijo que jugaría un perfil bajo, quería evitar decir que su papel estaría en la sombra, en la que oculta a Carmela Silva.

«vicus» y abrazos crónica política

En lugar de perfil bajo en el congreso del PSdeG, Caballero jugó un papel en la sombra

La exministra acumula un historial de renuncias en el partido socialista