
La asociación de vecinos del Casco Vello lleva años demandando al Concello una solución para las personas que se asientan en esta plaza sin lograr una respuesta
02 oct 2014 . Actualizado a las 12:39 h.La reyerta registrada el lunes en la Praza da Princesa, saldada con un detenido y un policía herido, ha caldeado los ánimos entre los vecinos del entorno, hartos de soportar a diario peleas y broncas entre traficantes y toxicómanos.
Vecinos, empresarios y colectivos sociales coinciden en que la solución no pasa por eliminar bancos, por cerrar locales como el de Sereos, ni por trasladar a estas personas al extrarradio para que no dañen la imagen del centro de Vigo. Unos y otros entienden que las medidas tienen que ser de tipo social y, sobre todo, de inserción. Temen que el Concello de Vigo vuelva a hacer otra intentona de echar a los asentados en la plaza con las obras que tiene previsto ejecutar de mejora del entorno.
La asociación de vecinos del Casco Vello está cansada de trasladar el problema al Concello para que adopte medidas al respecto. La respuesta del concejal de Seguridad, Carlos López Font, es que están trabajando en este asunto, pero los residentes no ven los frutos, como es evidente cada día.
«Es un problema endémico de difícil solución y si no se les da acogida a estas personas, siempre va a estar ahí; es su lugar de socialización», explica Cándido Pérez, presidente de la entidad.
Echa en falta que no se adopten ni siquiera medidas coercitivas para que estas personas no permanezcan tanto tiempo en la plaza y tiene muy claro que lo que pasa «es el resultado de la pobreza, al tratarse en su mayor parte de toxicómanos sin esperanza».
Cándido Pérez ha observado que cada vez que llega uno nuevo se producen peleas entre ellos y que al ser identificados por la policía se ponen más agresivos. Él mismo lo pudo comprobar el lunes, cuando tuvo lugar una de las reyertas más violentas de los últimos tiempos. «Si la administración no adopta medidas se va a enquistar el problema porque lleva muchos años», advierte el presidente del Casco Vello.
Ya en el 2012, el BNG había propuesto al gobierno local que aplicase en la Praza da Princesa la ordenanza antibotellón para acabar con el problema. La medida no fue aceptada por Caballero por considerarla inadecuada, aunque tampoco puso en marcha otras para remediar las peleas.
Lo único que hizo el gobierno municipal en agosto del 2013 fue cerrar la sede del programa Sereos, muy próxima a la Praza da Princesa, y en la que se prestaba ayuda a personas sin recursos y con problemas de drogadicciones. La medida de trasladar este servicio a una furgoneta aparcada en Beiramar no solo no surtió el efecto disuasorio esperado, sino que cada día la situación es más insostenible. Lo demuestra el hecho de que la Policía Nacional tenga que patrullar todos los días por esa zona, a veces en coordinación con la local.
El problema se remonta casi a una década atrás, teniendo en cuenta que el gobierno de Corina Porro eliminó los bancos de la plaza en los que se tumbaban indigentes y toxicómanos, lo que le llevó a recibir duras criticas.