Marga L. Barreiro, de la Marea, se queja del bloque del gobierno socialista
20 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Rubén Pérez, portavoz de la Marea, se ha pasado los cuatro primeros días de la semana deambulando por el Concello sin tener donde dejar sus cosas, ni mesa donde trabajar, ni ordenador. El gobierno vigués no le ha facilitado despacho alguno al grupo más pequeño de la oposición, que al ser nuevo en el Concello tampoco puede hacer como el PP y seguir donde estaba hasta ahora.
El peregrinar de la Marea prosiguió ayer con Marga L. Barreiro, su número dos, que hasta ahora no había acudido al Concello debido a sus ocupaciones laborales. Ayer, ausente Pérez, se acercó a las oficinas municipales para revisar los expedientes que habían sido aprobados en la junta de gobierno local que se celebró a primera hora de la mañana.
Nueva en el Concello, sin oficina y sin personal en el grupo, fue un aterrizaje forzoso, por lo demás inevitable en estos casos. Especial impacto le provocó el expediente de obras de humanización a cargo de Aqualia, un enorme y voluminoso tocho difícil de roer en una primera aproximación.
Ella y sus dos compañeros son conscientes de que la verdadera andadura municipal se producirá la próxima semana, cuando se celebre el pleno de organización. Ese día quedará definitivamente resuelta la estructura de cada grupo, con sus concejales liberados y el personal eventual. Y antes tendrá que aclararse el debate sobre las oficinas que van a poder utilizar.
Traslados en marcha
Como ayer se quejaba la número dos de la Marea («seguimos sen oficina e aínda non temos no noso grupo onde traballar», declaró tras su primera incursión en la sede municipal), no están precisamente encontrando facilidades por parte del gobierno local socialista.
En un primer momento, todo hacía indicar que los despachos que usaba hasta ahora el BNG (tres concejales en el anterior mandato) pasarían a su disposición ya que obtuvieron exactamente la misma cifra de ediles. Craso error. Justo el mismo del PP, que confiaba en seguir con los que venían utilizando pese a dejarse el 24-M seis de los trece concejales que tenían hasta el presente.
Más que necesitarlos, los populares suponían que el gobierno socialista no tendría interés en ocupar oficinas en la planta octava. Además de la Alcaldía y de la Tenencia de alcaldía, cada edil socialista dispondrá de su propio despacho en su respectiva concejalía. Pero no ha sido así. Los necesiten o no, el PSOE no está dispuesto a ceder la planta entera, 195 metros cuadrados, a los diez concejales de la oposición.
Al PP le ha indicado cuales son los suyos (50 metros cuadrados) y a la Marea le ha asignado una oficina de 20 metros que hasta ahora servía de despacho de José Manuel Figueroa. Allí tendrán que trabajar sus tres ediles y su auxiliar administrativo, un tanto apiñados. Y también recibir a quien acuda.
Pero no parece haber marcha atrás. El PP ha desalojado sus muebles y ayer estaba siendo habilitado y saneado dicho despacho. Además, el concejal socialista Javier Pardo se puso en contacto con Rubén Pérez para conocer sus necesidades de muebles y otros materiales.
Desde la Marea se critica la cicatería del gobierno, pero se deja claro que no van a negociar. Simplemente, reclamar aquello a lo que creen tener derecho. El PP, que sigue hablando con el gobierno local, guarda silencio.