Una potencia de 1.300 futbolistas

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez REDACCIÓN / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Pese a los proyectos fallidos, el fútbol femenino vigués cuenta con una base sólida para explotar

27 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La desaparición del pionero El Olivo, la renuncia del Atlántida Matamá al ascenso a la segunda categoría estatal o la tardanza del Celta en subirse a un tren en el que, a día de hoy, ya viajan los principales clubes del balompié profesional son lastres con los que convive el fútbol femenino en Vigo. El caldo de cultivo parece adecuado, pero aún queda mucho trabajo por hacer.

Apuestas

Valadares y Sárdoma

A la espera de que Celta afronte el paso hacia el fútbol femenino y con estructuras sólidas como el Coruxo y el Rápido de Bouzas, que tampoco han entrado en esa dinámica, A Gándara y As Relfas son los paraísos para los equipos femeninos en el Concello de Vigo. Juan Dávila, directivo del Valadares saca pecho: «Es una apuesta que ya asumimos hace ocho años. Y lo hicimos con todas las consecuencias, de hecho, somos el único club del municipio con equipos en todas las categorías del fútbol femenino». Tratándose de una entidad modesta, el integrante de su cúpula rectora también entiende que no es nada sencillo moverse en una competición nacional: «Sin jugadoras que acepten competir sin cobrar o un entrenador que tampoco tiene nómina, sería imposible. Por eso intentamos que no les falte de nada para practicar su deporte».

viabilidad económica

La decepción del Matamá.

Si el adiós de El Olivo fue una gran decepción, la entrada de otro equipo vigués en la segunda categoría estatal se frustró a última hora, incluso tras conversaciones con el Celta de por medio. Su presidente, César Casás, defiende una decisión que no le dejó buen sabor de boca: «Fue muy duro, pero somos una entidad sin ánimo de lucro, que depende mucho de las subvenciones. Fue un golpe para todos, directiva, jugadoras, afición, pero la realidad es la que es. El Matamá es una entidad muy seria y no podíamos subir si no teníamos atado todo el presupuesto. Así que volvimos a la competición gallega con la plaza de nuestro filial e iniciamos otro proyecto formativo». Problemas similares acucian a otros clubes, teniendo en cuenta que las sociedades anónimas deportivas se están acercando cada vez más a las competiciones femeninas de élite.

Niñas

Las novedosas competiciones de base

La federación gallega incentivó en el pasado curso la creación de la nueva Liga Galega Promesas, una sub 12 que cuenta con grupos norte y sur y a la que le da continuidad la Liga Galega Infantil. Mos, San Mateo, Tomiño y Valadares son los representantes de la delegación viguesa, que al igual que en los torneos sénior autonómicos, comparte espacio con el núcleo de O Salnés y la batalla en solitario de la ourensana Escuela Rosalía. También aquí queda mucha tarea pendiente, como admite la presidenta del Sárdoma, Begoña Aldao: «Nosotros tenemos unas setenta niñas, repartidas en un filial muy jovencito en la Primera División Galega y en los equipos mixtos de nuestra base, pero para un club como el nuestro no es fácil afrontar más competiciones».

licencias

Incrementos en todos los niveles

Superar las 1.300 licencias femeninas, en los distintos apartados y competiciones gestionadas por la federación gallega es un indicativo optimista para las mujeres que apuestan por el fútbol en el territorio de la delegación viguesa. 802, el grupo más nutrido, es el de las futbolistas y clubes como el UD Mos también se han volcado en su proyección, como recuerda Cristian Taibo, uno de sus directivos: «El ascenso a Nacional puede darle un impulso más a toda la labor que desarrollamos con los equipos femeninos. Aunque aquí hace más de una década que ya se formaban equipos de mujeres, esta es la cuarta campaña de la plantilla sénior, que ya ascendió el primer año y en su tercera temporada rozó el ascenso, en la promoción del año pasado». De momento, parece lanzado a incrementar el número de equipos de la delegación viguesa en la categoría superior. Fue de los primeros en unirse a la Liga Promesas, contando con el apoyo de los padres y con una captación que en poco tiempo reunió a veinte niñas. Hoy también disponen de plantilla infantil en el grupo único de la autonómica.

fútbol 7

Un torneo con vocación metropolitana

La delegación viguesa es una de las que está desarrollando un torneo de fútbol 7, alternativa, por un lado, para mujeres que no pueden compatibilizar el fútbol federado con sus horarios laborales y, también, para los clubes que tenían problemas al confeccionar plantillas de fútbol 11. Pese a su consideración de torneo local, en el caso de Vigo el área se extiende por el Valmiñor, llegando hasta A Guarda y también apuntando hacia los límites con la provincia de Ourense, con la participación del Cañiza. La presencia de 15 formaciones en esta campaña es una garantía del futuro de la competición, que podría incrementar categorías.

Máximo apoyo a las categorías de base

Desde la Federación Galega de Fútbol, Amancio Varela, máximo responsable del balompié femenino, tiene claro que los gestores deben arrimar el hombro en las categorías inferiores: «Nos hemos preocupado mucho en que las niñas lo tengan cada vez más fácil y, precisamente, hemos encontrado el respaldo en la sede viguesa de Pizza Móvil, donde Jorge Pallarés ha facilitado mucho el patrocinio de los nuevos torneos de la Liga Galega Promesas y la Infantil». Con todo Varela García lamentó casos puntuales: «Fue una pena lo de El Olivo y también la renuncia del Matamá, hubiera sido una plaza muy rentable para el fútbol femenino vigués, que está en auge. Casi 1.400 licencias lo confirman».