Así son las primeras bodas civiles del año en plena tercera ola de la pandemia

e. v. pita VIGO / LA VOZ

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Los recién casados obtienen un salvoconducto para salir de Vigo en su luna de miel. Muchos optan por aplazar los banquetes

18 ene 2021 . Actualizado a las 12:40 h.

Amor en tiempos de covid. Las primeras parejas del año se casaron ayer por lo civil en los juzgados de Vigo, en plena tercera ola de la pandemia y tras una ola de frío. Algunos contrayentes se vieron obligados a aplazar su enlace en el 2020 pero no pudieron esperar más y buscaron la primera fecha libre, que fue este enero. En temporada alta, el letrado o la jueza del Registro Civil de Vigo ofician nupcias hasta tres días por semana pero en enero solo celebran los viernes. En el caso de ayer, hubo, al menos, tres bodas civiles programadas.

Una de las novedades es que la Policía Nacional otorga a los recién casados un certificado que prueba su condición y que les sirve de salvoconducto para salir del municipio y disfrutar de un viaje para su luna de miel. Es válido para pasar la noche en un hotel de otro municipio del área metropolitana.

Respecto a los banquetes nupciales, muchas parejas lo están limitando a una comida familiar debido a las restricciones en la hostelería por el covid y al reducido número de no convivientes que se pueden reunir. Una pareja de novios contaba ayer que el gran banquete lo celebrarán en el 2022. Curiosamente, coincide con la estimación realizada por el dueño del Catéring Don Pepe, José Domingo González, que prevé la vuelta de los banquetes de boda a partir del próximo año.

Las bodas de la tercera ola se caracterizan por su sobriedad y burocracia. Solo está presente el letrado o la jueza, así como los novios y dos testigos. El juzgado permite entrar a los niños de la pareja, si los hay, para que no queden fuera sin cuidado. También tienen acceso como público las personas con diversidad funcional para que no esperen fuera de pie. En ocasiones, se deja pasar a la madre de la novia si no asiste como testigo. Se prohíbe el paso de fotógrafos profesionales. Los invitados esperan a las puertas de los juzgados de la calle Lalín a que salgan los novios para tirarles el arroz.

Una curiosidad es que muchos novios, tras oír los preceptos legales e intercambiarse los anillos, para sellar el enlace, se besan con mascarilla. El letrado judicial encargado de estas bodas civiles, Fernando Varela, se ha percatado de que eso no es necesario si las parejas ya son convivientes, pues en tal caso están exentos de usar mascarilla en sus contactos físicos. En febrero, ya han fijado dos días a la semana para bodas.

Divorcios tras la Navidad

La otra cara de la moneda son los divorcios en Vigo, que tras descender en el 2020, vuelven a subir con las aperturas de Navidad. Algunos abogados de familia consultados, estiman que tras el parón de la segunda ola y las aperturas de Navidad y Fin de Año, las parejas desavenidas han vuelto a los tribunales para tramitar su ruptura. En el 2020, hubo 560 divorcios, un 6 % menos que en el año anterior. Respecto a las rupturas de parejas de hecho con niños en común, se tramitaron 235 expedientes, un 8,9 % más que en el 2019.

La percepción es que, tras los confinamientos de primavera y los cierres perimetrales de otoño, los divorcios suben otra vez.

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«El beso en el juzgado fue con mascarilla»

La mallorquina Jenny y el vigués Rafa son una de las primeras parejas que se ha casado este año por lo civil. Sellaron su alianza ayer, a las 11.45 horas, en la sala de bodas del Registro Civil y al salir unos allegados les lanzaron una lluvia de arroz. Ambos se conocieron hace un año y cuatro meses e intentaron contraer nupcias el pasado 16 de septiembre pero, a causa de los problemas burocráticos generados por el covid, la aplazaron al 2021. «Fue una locura, la celebramos el primer día que quedó libre, que era el 15 de enero», cuenta la novia.

Ni la pandemia ni la ola de frío ni la tercera ola les frenó. «Lo que queríamos era estar juntos cuanto antes, no podíamos esperar más. El amor es cuando viene», relata la recién casada, que se vino de Mallorca a vivir a Vigo.

Tuvieron que renunciar a organizar un banquete nupcial por las restricciones en la hostelería. «Quedamos para tomar café en una casa y luego una comida, pero por separado», cuentan.

También consiguieron un certificado expedido por la comisaría de la Policía Nacional para salir de viaje de luna de miel. Reservaron una noche en un hotel de Mondariz. «Tenemos un permiso y un justificante para salir de Vigo», explican. Con ese papel, pueden evitar el cierre perimetral de Vigo y trasladarse por otros municipios del área metropolitana.

Durante la ceremonia, cumplieron los protocolos anticovid y acudieron con solo dos testigos. «El beso fue con mascarilla, era todo muy burocrático», explica Jennifer. Antes de recibir la lluvia de arroz, los recién casados se quitaron la protección anticovid para besarse, pues ya eran oficialmente convivientes. Fuera, esperaba otra pareja para unir sus vidas en plena pandemia.