Despedida como referente a los 21

M. V. F. VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

Rugbi Carlos Davila deja por trabajo el Vigo, donde era jugador y entrenador

09 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Jugador del primer equipo y entrenador y preparador físico en la base, el perfil de Carlos Davila responde seguramente a una persona de más edad. Pero solo tiene 22 años en los que le ha dado tiempo a convertirse en referente del Vigo Rugbi, donde comenzó de niño. Ahora, por motivos laborales, se ve obligado a dejar el deporte que tanto ha significado para él y al que está convencido de que regresará en algún momento.

Desde el club le despedían hace unos días recordando que «acadou moitos éxitos, fixo de todo e deportiva e humanamente deixa unha impronta imborrable». La misma que el club en él. «La decisión me costó muchísimo, siete u ocho meses. Un día estaba convencido y al día siguiente, pensaba lo contrario», desgrana. Al final, deja el deporte para enrolarse en el ejército. «Terminaba contrato donde estaba y no iba a tener trabajo hasta dentro de muchos meses. Es más una necesidad que otra cosa», recalca.

Davila es consciente de que tenía que mirar por su futuro, aunque le suponga dejar atrás una «familia». «Lo siento así y me duele en el alma irme. Es mi vida, mi casa. Hasta el último momento no lo tuve claro e incluso estando aquí me lo sigo pensando», confiesa. De lo que deja atrás se queda, por encima de todo, con la gente. «Ha habido momentos buenos y malos, pero nada comparado con lo que me han dado las personas de este club, que son maravillosas», subraya.

Toda esa gente que le ha acompañado estos años, y el rugbi en sí mismo, le han aportado «muchas cosas a nivel de mejorar como persona, entender las normas de la disciplina, el sacrificio por otros, el dar sin esperar nada a cambio y cuando te dan algo, devolverlo». Esa filosofía es la que le llevó a ser entrenador de la base, donde esta temporada se encargaba de los sub-14. «Cuando estaba en categorías inferiores, me daban muchas cosas, había mucha gente que me entrenaba sin cobrar. Yo, desde el primer momento, quise hacer lo mismo, ayudar en todo lo que pudiera». Cosas que, dice, le ha enseñado este deporte.

Se lleva, aparte del día a día, momentos como victorias inesperadas -«por ejemplo, cuando ganamos al Getxo siendo líder de División de Honor B»- y también con lo vivido con la base, los partidos de «sus niños», como les llama. Los recuerdos negativos son los menos. «Alguno habré tenido, un partido que sale mal y te frustras, pero tienes que saber ganar y perder. No considero que haya habido momento s malos», asegura a la hora de hacer balance.

Tiene claro lo mucho que va a echar de menos la que ha sido una parte fundamental de su vida hasta ahora. «Extrañaré mucho entrenar, ver a los compañeros, un rato de charal entre amigos, prácticamente en familia», señala Davila. Y, por supuesto, jugar. «Es para lo que te preparas, lo que más te gusta. Que llegue el sábado o el domingo para salir al campo y disfrutar. Me ha hecho muy feliz. Estoy seguro de que volveré y esta siempre será mi casa».

Desde los ocho años

Davila comenzó a jugar a los ocho años, siguiendo la estela de sus dos hermanos. Primero empezó el mayor y luego su mellizo, Diego. Él fue el último. «Yo jugaba al fútbol sala, pero ya estaba un poco cansado del ambiente, el poco respeto y compañerismo, que si los árbitros...», recuerda. Así que iba a ver a su hermano a los entrenamientos y le animaron a participar. «Un día, el entrenador de las escuelas, que era Pedro Cubelos, me dijo que probará, lo hice, me encantó y me quedé».

A lo largo de los años, compaginar con estudios no le resultó tan complicado, pero sí con el trabajo, que ahora ya se vuelve incompatible. El club lo ha entendido a la perfección. «Comprendieron que es un tema de trabajo y de futuro. Primero hablé con el presidente, luego el director de las escuelas, el entrenador del primer equipo y por último, mis compañeros. Es una pena, pero me alegro mucho de cómo lo entendieron», explica. Además, no sabe cuándo, pero no tiene ninguna duda de que acabará volviendo.