Hosteleras por sus hijos

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Tras años de sufrir esa carencia, dos hermanas montan un negocio de comida para llevar especializada en personas con intolerancias alimentarias

24 oct 2021 . Actualizado a las 14:42 h.

La desesperación con las limitaciones con la dieta de sus hijos y la dificultad para encontrar productos que pudiesen comer sin continuos sobresaltos llevo a dos viguesas a montar su propio negocio. Sara y Leticia Pérez son hermanas y comparten ese contratiempo familiar. Uno de los hijos de Sara, que tiene 39 años, es autista y con problemas para comer. Otro de los de Leticia, de 37, sufre una dolencia intestinal que también complicaba mucho la existencia con el pan nuestro de cada día en su casa, ya que como señala ella, «que los niños coman sin poner pegas ya suele ser complicado, y más si le sumas intolerancias alimentarias».

En contacto con personas que atravesaban por las mismas dificultades con los menús, empezaron a hacer ellas mismas recetas que daban a probar a sus niños y tras pasar el test con éxito, a los de otras madres que les comentaban sus quebraderos de cabeza con el mismo tema. «En una reunión familiar mi hermana y yo nos planteamos por primera vez sacar adelante el proyecto pero ya como un negocio cara al público. Con mucho miedo al principio, porque no teníamos mucha idea de lo que suponía montar un local, pero nos animamos a probar y tiramos para delante», recuerda la joven añadiendo que como primer paso, buscando apoyo se les ocurrió acudir a la Fundación Érguete, donde su marido colaboraba como cuidador de barrio. Allí nos echaron una mano con todos los pasos a seguir y como también tienen un convenio con la Fundación La Caixa para un programa de microcréditos, nos avalaron y aquí estamos», resume la mujer.

Leticia trabajaba en casa. Sara no tenía más relación con el sector que haber trabajado hace años como camarera en un restaurante. «Empezamos a buscar información, a hacer cursos y contactamos con la Asociación Gallega de Celíacos, que nos prestan apoyo para todo y ante cualquier duda siempre están ahí», cuenta sobre la entidad que ya ha certificado y avalado su proyecto con el sello pertinente.

A mediados del mes de julio abrieron Maranatha, su local de comida casera para llevar, con menús para vegetarianos, veganos e intolerantes al gluten (en el número 20 de la avenida de A Florida), que es el primer establecimiento de estas características que hay en Vigo.

Su propuesta culinaria prescinde del gluten. «Mi hijo no es celíaco, pero nos planteamos ofrecer una línea de alimentación para los que tienen otras intolerancias, como al gluten o a la proteína», explica.

Dulce y salado

La nueva hostelera aclara que no solo hacen comida de esa que enseguida atrae a los más pequeños (pizza, croquetas, tortilla...etcétera) sino para un público más amplio y adulto. «Nos centramos en ellos porque empezamos por ahí, pero hay más cosas, como lasaña, musaka, empanadillas, tortillas veganas y normales, tartaletas, bizcochos, madalenas, etc», indica. «Y también algo de carne y atún, porque hay chavales que no llevan muy bien lo de las verduras», reconoce.

Leticia se ocupa de lo dulce como repostera y Sara, de lo salado. «Cocinamos de noche y todo lo que ofrecemos es del día». A las 5 de la mañana ya están en el local. «Hacemos hasta el pan y si algo sobra, se pone a mitad de precio al día siguiente», asegura la viguesa sobre el negocio familiar se completa con otro hermano suyo, que también se ha unido a la empresa como repartidor.