El Sireno, el dinoseto y el olivo pasan a un segundo plano sin leds
10 dic 2021 . Actualizado a las 02:34 h.Que la Navidad no es igual para todos no solo se aprecia entre los ciudadanos de a pie. Hasta en las luces de estas fiestas puede haber distinciones, pese a haber once millones de leds. Es lo que les sucede este año a los símbolos de Vigo por uno u otro motivo: el Sireno de la Porta do Sol, el olivo del paseo de Alfonso XII y el popular dinoseto no brillan.
En el caso del Sireno, le han pillado de lleno las obras de peatonalización y el aparcamiento subterráneo. Pese a ello, los comentarios se dejan caer. Apuntan que al menos podrían colocarle un gorro de Papá Noel. Si de lo que se trata es de no encaramarse hasta la figura, proponen enfundarle unas pantuflas en la base. Al fin y al cabo, dicen, si en una ocasión se le logró enfundar el equipo del Celta, cabría la posibilidad de convertirlo en Santa Claus.
Cualquier cosa con tal de que la obra de Leiro no pase desapercibida a los cientos de turistas que se acercarán a Vigo para ver la iluminación navideña. La oscuridad de la escultura contrasta con el lucerío distribuido por las calles del centro.
También contrasta la situación del popular dinoseto y familia, abandonados a su suerte en la Alameda sin una triste bombilla que echarse a la boca. Lejos quedan los tiempos en los que no había turista que se fuera de Vigo sin una instantánea junto al admirado arbusto. Desde su traslado de la Porta do Sol a la plaza de Compostela, ya no es el mismo. Las visitas han decaído, igual que su pelaje, cada vez más escaso, y ha pasado de protagonista a un segundo plano. Ni siquiera las Navidades consiguen levantarle el ánimo. La desbordante iluminación del llamado Cíes Market contrasta con el espacio sombrío en el que ha quedado apartado, casi se diría que marginado, con todo lo que le debe Vigo. En este caso la excusa de las obras no vale. Precisamente se trata de uno de los escasos espacios de la ciudad libre de palas y excavadoras. Simplemente, ha pasado al olvido.
Al que le pillan de refilón las obras del túnel subterráneo es al símbolo de Vigo, el olivo del paseo de Alfonso XII. La solución navideña ha sido la colocación de luces en el interior del ramaje. Tan profundas están que solo se pueden apreciar a una distancia de 20 metros. De nuevo su escasa iluminación contrasta con la existente en el entono. «No digo que lo llenen de bolas, porque igual no procede o no quedan bien, pero igual deberían de colocarle una iluminación especial sin perjudicarle», comenta el responsable de un establecimiento próximo. Incluso, añade un cliente, podría tener una iluminación especial durante todo el año para destacar que es el símbolo de la ciudad. «No sé por qué no se le ha ocurrido a nadie», insiste.