Un programa de pruebas a población de riesgo en Vigo evita que todos desarrollen cáncer de ano

Ángel Paniagua Pérez
Ángel Paniagua VIGO / LA VOZ

VIGO

CEDIDA

El Chuvi trata lesiones pretumorales provocadas por el virus del papiloma

03 abr 2022 . Actualizado a las 22:22 h.

La implantación de un programa de cribado en el Complejo Hospitalario Universitario de Vigo ha evitado que las personas con lesiones anales precancerosas desarrollen un tumor. Este proyecto ha permitido cribar a 851 pacientes a través de anoscopias de alta resolución y que ninguno de ellos haya llegado a sufrir una patología oncológica. En la consulta del Meixoeiro hacen la prueba a los pacientes que presentan lesiones provocadas por el virus del papiloma humano, que se eliminan a través de una ablación con bisturí eléctrico, es decir, quemándolas. Después, se hace un seguimiento estrecho para evitar la reaparición de estas lesiones precursoras del cáncer.

Este proyecto comenzó con el estudio de hombres homosexuales con el VIH, el virus que provoca el sida, a finales del año 2011. La incidencia del cáncer anal en estos pacientes es muy alta. «En las series americanas se describen entre 80 y 140 casos nuevos por cada cien mil habitantes cada año, dependiendo del lugar. En España pueden ser un centenar», explica el cirujano Mauricio Iribarren, que se jubiló hace un año y que estudió este tema en su tesis doctoral.

En el Grupo de Estudio de Cáncer Anogenital y Orofaríngeo (Gecao), del Chuvi, empezaron a tratar a esta población. Su trabajo permitió aportar las historias de 431 pacientes a una investigación internacional dirigida por la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer, de la Organización Mundial de la Salud, y publicada en The Lancet, una de las biblias de la medicina. Ese trabajo repasa la epidemiología de las lesiones intraepiteliales de ano provocadas por el virus del papiloma, tras estudiar 30.000 casos.

Después, el hospital ha ido incluyendo en el programa de anoscopias a otras poblaciones con riesgo de desarrollar el cáncer anal por lesiones provocadas por el virus del papiloma. Son, por ejemplo, hombres que mantienen sexo con hombres aunque no tengan el VIH, mujeres que sí son portadoras del virus del sida o personas que han recibido trasplantes de órganos y que sufren una inmunodeficiencia asociada al tratamiento. Por eso el número de personas tratadas casi se ha casi duplicado desde las 431 iniciales, que se incluyeron en el estudio de The Lancet.

El cribado evita el desarrollo de cánceres anales, pero eso no quiere decir que esta enfermedad no exista. Al contrario. Iribarren aclara que a cualquier persona que llega a la consulta recibe un tratamiento, y algunos sí llegan con un tumor desarrollado, en muchos casos, en estado avanzado. Pero su investigación ha permitido demostrar que el tratamiento precoz de esas lesiones precancerosas provocadas por el virus del papiloma, así como el seguimiento y control de los pacientes después del tratamiento, es eficaz. Un estudio reciente hecho entre 15.000 pacientes de Estados Unidos, cita el cirujano, ha demostrado que este tipo de tratamientos logran reducir la incidencia del cáncer de ano.

«Cuando empezamos con esto, el papel del virus del papiloma humano no estaba suficientemente claro. Podíamos conocer las lesiones, pero fue relativamente sorprendente que el virus fuese la causa», reflexiona el cirujano jubilado. La inmunización contra el VPH está incluida en el calendario vacunal en Galicia, porque es el responsable de la práctica totalidad de los cánceres de cuello uterino. En el hombre, este virus puede provocar tumores orofaríngeos y también de ano. Además, los varones son en muchas ocasiones los transmisores del virus a las mujeres que sufren el cáncer de cérvix. Por eso, Mauricio Iribarren, al igual que en general el grupo Gecao del hospital, en el que participan varias especialidades, considera que «se debería vacunar a los niños y a las niñas, como hacen otros países; no hacerlo es una cuestión más administrativa que sanitaria».