Cómo tirarse a la piscina saliendo de la piscina

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Los vigueses del grupo Troula cumplen 20 años sobre los escenarios. Eran monitores de natación cuando decidieron secarse el agua clorada para meterse en el gran charco del espectáculo salpicando gotas de felicidad

18 may 2022 . Actualizado a las 18:39 h.

La historia del grupo Troula es de esas que parecen salidas de la mente de un guionista experto en escribir comedias amables: «Tres jóvenes monitores de natación deciden sacarse un dinero extra haciendo actuaciones en eventos infantiles privados. Para ello piden una excedencia de tres meses cada uno en sus trabajos, pero cuando se les agota, están tan encantados con sus nuevas ocupaciones laborales, que aún pueden compaginar. Cinco años después siguen, y tiene cada vez más éxito, así que deciden pedir una excedencia, pero no regresan nunca más». Así fueron, pero sin tener que inventar nada, los inicios de Sergio Rodríguez Vázquez, Diego Rota, Laura de Gabriel y Moisés Pérez Tato, el núcleo de la formación viguesa que con el tiempo sufrió algunas modificaciones en la lista de convocados.

Algunos se conocían desde niños, como Sergio y Diego, que eran amigos desde los 7 años. Por el camino de la vida se encontraron con Moisés, jugando en equipos de balonmano y de fútbol 7, y con Laura. Todos ellos estudiaron Magisterio o Educación Física y ejercieron en las aulas en Pontevedra. Luego sus vidas siguieron por diferentes derroteros, aunque nunca perdieron el vínculo que los volvió a unir. El cuarteto se reencontró en la piscina municipal de As Travesas, empleados como profesores de natación y con experiencia en el trabajo con niños en campamentos y actividades de ocio y tiempo libre, y en el caso de Laura, además patinaje.

Recuerda Sergio que Diego, que también trabajaba entonces como transportista en una empresa del sector de la animación, y que de camino a casa desde la piscina compartían ruta (una en A Florida y el otro en Coia) y sueños en los que fueron fraguando la idea de montar algo con la idea de conseguir unos ingresos extra. Probaron, funcionó, y hoy son una compañía consolidada.

«Lo primero que compramos fue unos trajes de payaso, unos globos y un equipo de sonido», y empezamos a hacer actuaciones donde nos iban saliendo», recuerda. Eso fue en el 2002, pero sitúa su nacimiento a lo grande el 27 de mayo de ese año y, precisamente, como animadores de la fiesta de clausura de las escuelas de natación.

A partir de ahí, la progresión fue espectacular. «Cada vez más colegios, algún concello, centros comerciales... Empezamos a ampliar volumen de trabajo hasta que en el 2007 pedimos una excedencia». El resto es historia. No les volvieron a ver el pelo por las piscinas, aunque aclara que «estábamos también muy contentos allí. No lo dejamos porque no nos gustara, sino porque lo otro nos enganchó», advierte.

Se fueron especializando en espectáculos de calle itinerantes. «Son nuestra gran baza», asegura. Arrancaron con temas circenses, charangas, piratas y coreografías de baile hasta llegar a tener actualmente entre diez y doce shows tematizados. El genuino, el que les caracteriza, tiene tres ingredientes básicos que funcionan mejor en la oscuridad de la noche: «zancudos, tambores y fuego, de ahí nuestro logo, que es un carnero arlequinado», explica. En este tiempo, Moisés decidió regresar al mundo de la educación con plaza fija y le reemplazó Juan González Carballal, el quinto beatle de Troula.

O ritmo de Uxía Lambona e Festival Itineranta de Pontevedra

Además de perder a Moisés, ahora profesor de Educación Física en el colegio Canicouva, Troula ha perdido la animación por el camino, pero solo en el apellido, porque en su espíritu continúan más animados que nunca después de los 20 años de trayectoria que cumplen este mes. En estas dos décadas también han ganado una nueva vertiente como grupo musical, Uxía Lambona, que crearon en el 2014, haciendo música en gallego para los pequeños (Sergio, guitarra; Laura, voz y Diego, acordeón). Tienen una media de 40 actuaciones al año, tres discos publicados y un cuarto en camino (ayer mismo estrenaron un adelanto en su actuación en el Miúdo Fest que albergó la Sala Rebullón, de Mos). Es uno de sus espectáculos estrella donde nuevamente, los niños son su público objetivo. Sergio indica que la formación pedagógica que todos tienen les ha servido de mucho. La actoral, de la que carecían, la han ido adquiriendo a base de experiencia propia y algún que otro curso de clown. De todas formas, aclara que no se consideran estrictamente actores. Animadores de calle es el término que les define mejor. En Pontevedra hacen cada año el Festival Itineranta de Pontevedra y los mercados medievales y las fiestas de época son también escenario de su errante proceder.