
HEMEROTECA | La Zona Franca compró en el 2002 al Ministerio de Defensa la vieja escuela de la Armada, que ahora está en manos de la Xunta y todavía sigue infrautilizada
16 sep 2023 . Actualizado a las 20:07 h.La historia de la Escuela de Transmisiones y Electricidad de la Armada (ETEA), emplazamiento de uso militar durante décadas en la franja litoral del barrio vigués de Teis, se queda corta para una película. Se adapta mejor al formato serial, y con tantas temporadas que no hay manera de ponerle un The End desde que hace veinte años se cerró su trayectoria. Adscrita al Ministerio de Defensa, durante décadas fue el destino de generaciones de jóvenes gallegos y españoles que tenían que hacer el servicio militar obligatorio. Cuando el Ejército se deshizo de ella, esta joya de Vigo (115.000 metros cuadrados en plena costa) dio paso a todo un abanico de posibles usos abiertos a la ciudadanía.
En el 2002, el Gobierno anunció el cierre de las instalaciones, que antes de 1956 habían funcionado como base naval. El Consorcio de la Zona Franca de Vigo comenzó a negociar a comienzos de siglo la transacción de la ETEA, que compró finalmente por 26 millones de euros para su desarrollo como área de ocio, cultural y comercial.
La pretensión del Ayuntamiento vigués era conseguir una cesión gratuita, pero Defensa mantuvo su política de rentabilizar económicamente los acuartelamientos que iba cerrando en las ciudades. Ya entonces comenzaban los vecinos de la zona a interesarse por esa posibilidad: «Catorce entidades vecinales de Teis decidieron ayer tratar de localizar a los antiguos propietarios de los terrenos donde se ubica la Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada para que sean ellos quienes decidan sobre el futuro del inmueble una vez abandonado por el Ejército. Ante la inexistencia de una relación de expropiados en el Concello, los vecinos se han dirigido al Instituto Armado para tratar de localizarlos. En principio, su deseo es que el edificio se destine a uso público o acoja la Facultad de Ciencias del Mar», recogía La Voz. Pero aún había poco que hacer desde ese lado.
«El Consorcio de la Zona Franca de Vigo es desde ayer tarde propietario de los terrenos e inmuebles de lo que hasta ahora y durante casi medio siglo ha sido una de las principales instalaciones militares de la ciudad. Desaparece así la ETEA, en la que se han formado durante décadas miles de especialistas de la Marina española», explicaba este periódico sobre la operación de compra el 19 de diciembre del 2002, destacando que el proceso de enajenación del conjunto integrado por una docena de edificios y unos 35.000 metros cuadrados situados en la falda del monte de A Guía fue excepcionalmente rápido y eficaz, sin duda intentando evitar el ejemplo del cuartel de Barreiro, que duró años.
El delegado del consorcio estatal, Pablo Egerique, y el ministro de Defensa, Federico Trillo, firmaban en el 2004 un convenio mediante al cual Zona Franca desembolsaría por la ETEA cuatro millones de euros menos de los previstos. El ahorro no era por el Black Friday, sino porque había unos 20.000 metros cuadrados de afección marítimo-terrestre.
El presupuesto se invirtió también en un concurso de ideas para decidir el destino final de la parcela de 70.000 metros cuadrados y los inmuebles que ocupan casi 40.000. Pero casi una década después del inicio de los trámites poco se había avanzado. La vieja instalación militar se había convertido en una rémora para la entidad estatal, que en el 2009 hacía cuentas y le salía una factura de 1,5 millones en agua, luz, jardinería, tasas e impuestos, limpieza y arreglos para nada, solo por su mantenimiento.
Más tarde llegaría la Xunta de Galicia con Emilio Pérez Touriño presidiendo el bipartito y compraría a Zona Franca la ETEA para otro proyecto, la Ciudad del Mar, en colaboración con la Universidad de Vigo y el Concello. El comisario europeo Franz Fischler llegó a visitar el recinto en compañía del entonces conselleiro de Pesca, López Veiga, ante la posibilidad de que se convirtiera en sede de la Agencia Europea de Pesca.
Otros usos que se barajaron fueron los de un gran puerto deportivo, el palacio de congresos, un acuario o el parador de turismo. La Xunta, finalmente, dio luz verde al traslado de la sede del Instituto de Investigaciones Marinas de Bouzas a Teis.
El culebrón va ahora en su temporada 20, y aún no se ve el final. La Consellería de Medio Ambiente aprobó este año un proyecto que supondrá una inversión de más de 12 millones de euros para urbanizar la zona desde la avenida central, la plaza de Armas y la explanada.