Abierta la nueva estación de buses de Vigo, con salida alternativa ante una prohibición de circulación del Concello

Carlos Punzón
C. Punzón VIGO

VIGO

La delegada de la Xunta, Marta Fernández-Tapias, afirma que el «alcalde boicotea la puesta en marcha porque ahora está ya en campaña electoral»

17 dic 2022 . Actualizado a las 20:46 h.

No fue una inauguración festiva y apenas contó con la presencia de políticos. La apertura de la nueva estación de autobuses puso en evidencia la tensión que suele vivir Vigo en actos institucionales en los que están implicadas administraciones dirigidas por partidos de distinto signo. La naturalidad y normalidad con la que la delegada de la Xunta en la ciudad, Marta Fernández-Tapías, insistió que quedaba abierta la plataforma intermodal de Urzaiz, contrastó con sus propias acusaciones hacia el alcalde de Vigo de intentar «boicotear» el arranque de la nueva estación.

Un plafón circular de 50 centímetros de diámetro colocado en una farola de la calle Alfonso XIII aguó la fiesta. Su presencia fue denunciada desde la Xunta como muestra de la mala fe del gobierno municipal vigués, que a unas horas de la inauguración amenazó con cortar una de las vías de salida de los buses desde su nuevo emplazamiento, impidiendo el giro a la izquierda en dicha arteria y con ello imposibilitando que los transportes de pasajeros asciendan por la Calle Cervantes para encarar Colón y subir hacia la Gran Vía en sus movimientos tanto hacia O Val Miñor como cara a Mos y O Porriño. La señal, tapada el viernes, se descubrió hoy, en su caso sin inauguración, un poco antes de que llegase el primer autobús a las seis de la mañana.

La delegación de la Xunta, persuadida de que la señal trataba de amargar el arranque de la infraestructura que costó 18 millones de euros, planificó una ruta alternativa. Bajada por Alfonso XIII, giro a la derecha para tomar García Barbón hasta el nudo de Isaac Peral y distribuirse desde la Travesía de Vigo en dirección a Travesas o Martínez Garrido.

«Es meterse más en el centro de la ciudad, pero es la única alternativa que tenemos», señaló en la visita oficial Fernández-Tapias acompañada de altos cargos de la Consellería de Infraestruturas, dirigentes vecinales de la ciudad y militantes del PP local.

Una de los ciudadanos asistentes le conminó a sentarse con el gobierno local para poner fin a la mala imagen que transmite la ciudad por las continuas peleas institucionales y sacar el máximo partido a la nueva estación de autobuses. «Lo hemos intentado en varias ocasiones, pero no hay manera, no nos contestan», respondió Tapias tendiendo la mano de nuevo tras señalar que la estación había sido objeto de un intento de boicot, que atribuyó a que el alcalde «ya está en campaña electoral».

El director de la Axencia Galega de Infraestruturas, Francisco Menéndez, añadió a los visitantes que los técnicos de la Xunta y los del Ayuntamiento se han reunido en los últimos meses todas las semanas, sin que desde el Concello se pusiese hasta ahora reparo alguno a la ruta de salida de los buses que operan hacia el sur de Vigo. «Nos hemos puesto en contacto con el Concello desde el principio, hemos enviado tres cartas requiriendo que indicasen si existía algún problema, y no han respondido, por lo que no puede ser que doce horas antes de poner en marcha la estación de autobuses, se coloque una señal y se prohíba su circulación», añadió Fernández-Tapias, que aseguró que a día de hoy, el gobierno local no ha hecho llegar por escrito ningún reparo a la ruta de salida de una parte de los buses. La vía prohibida iba a acoger 70 de los 300 movimientos que se aguarda motive al día la nueva estación, que ayer arrancó con 170.

La plataforma, cuyo coste se elevó a 18 millones de euros, cuenta con espacio para aparcar 30 autobuses y conecta desde su planta de servicios en el nivel inferior con el aparcamiento del centro comercial Vialia. Un lucernario ilumina la planta de servicios «para que no de miedo como la de la avenida de Madrid», concluyó la delegada de la Xunta.

Policía e ingenieros municipales controlan los accesos y salidas hacia la autopista

La entrada a la nueva estación de autobuses desde la AP-9 fue ayer controlada por agentes de la Policía Local de Vigo, que junto a ingenieros municipales llevaron a cabo labores de visualización de la señalización colocada en las vías de acceso y salida a la autopista de los transportes que salen del complejo intermodal de Urzaiz o acceden a él. Los ingenieros trataron de comprobar con sus dispositivos que la señalización funcionó de manera correcta para «evitar males mayores en el tramo de acceso de los autocares a la autopista», ya que según transmitieron fuentes municipales, se trata de una circunstancia que obliga a tomar las máximas precauciones.

Los accesos y salida a la AP-9 tenían ayer un aspecto provisional, regulados por señalización temporal, dado que dicho paso se cortará entre febrero y marzo de manera total para continuar las obras de fijación del ascensor panorámico Halo, que conectará García Barbón con Vialia. Dicho cierre obligará a canalizar todos los autobuses por el centro, con un rodeo considerable a su llegada a la estación.

La construcción de la anterior estación ya enfrentó a Abel Caballero y la Xunta

La construcción de la estación de autobuses de la avenida de Madrid, que desde ayer no tiene ya uso, generó un enfrentamiento entre el alcalde de Vigo cuando era ministro de Transportes y la Xunta que entonces presidía Gerardo Fernández Albor. En una intervención electoral de Abel Caballero para la campaña de las elecciones de 1986, el entonces cabeza de lista por Pontevedra y ministro del Gobierno de Felipe González criticó que la Xunta hubiese recibido de la Administración central 200 millones de pesetas (1,2 millones de euros) para la construcción de la estación de la avenida de Madrid «y no ha hecho nada», aseveraba Caballero dos ejercicios después de haber hecho la transferencia.

Él mismo inauguraba poco tiempo después la estación de ferrocarril de Urzaiz, que sería demolida ya en este siglo, primero para acoger la provisional del ferrocarril que daría paso al actual centro Vialia. Para aquella obra su departamento destinó 800 millones de pesetas y el mismo Caballero presidió la apertura del edificio.