Otro agresor al que reducen la condena en Vigo con la ley del «solo sí es sí» quiso forzar a un varón en un baño público
13 feb 2023 . Actualizado a las 20:55 h.La Ley 10/2022 sigue rebajando penas de cárcel por delitos contra la libertad sexual. Los últimos dos casos que han trascendido en la provincia de Pontevedra se resolvieron en la sección quinta de la Audiencia con sede Vigo. El tribunal que revisó ambos fallos en primera instancia aplica la nueva ley, conocida como «solo sí es sí» y aprobada por el Consejo de Ministros del PSOE y Unidad Podemos. El primer asunto se remonta al 2019 y el condenado se beneficia de una reducción de nueve meses de prisión; pasando de cuatro años a tres años y tres meses. El segundo caso tuvo lugar en el primer semestre del 2020 y el condenado se beneficia de una rebaja de cuatro meses, pasando de tener que cumplir seis años entre rejas, a cinco años y seis meses.
Este agresor sexual fue condenado por «un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal por vía vaginal y bucal sobre una menor de edad, que entonces tenía 16 años». La sentencia en primera instancia, del Juzgado de Instrucción número 5 de Vigo, reconstruye el horror al que fue sometido la víctima. Todo empezó en febrero del 2020, cuando el condenado, de nacionalidad boliviana y con antecedentes penales, empezó a insinuarse a una adolescente de 16 años. Él vivía con su mujer e hija en una habitación alquilada en un piso. El acusado conoció a la víctima al mudarse al piso, y se fue acercando a ella para ganarse su confianza. El primer abuso tuvo lugar en la cocina, cuando le tocó la pierna e intentó besarla.
El segundo, en febrero, ocurrió en la habitación de la madre de la menor. El acusado sentó en sus piernas a la menor para mostrarle un vídeo de contenido sexual mientras le tocaba entre las piernas, tanto por encima de la ropa cómo por debajo, a la vez que intentaba besarla. Ese mismo mes, tres semanas antes de decretarse el confinamiento por la pandemia, en el baño de la vivienda, forzó a la menor para violarla con penetración y sin usar preservativo. Al mes siguiente, en marzo, de madrugada, entró en la habitación de la menor, le quitó el pijama, la tocó y repitió el mismo acto, también sin preservativo.
Unos días después, otra vez en el baño, volvió a forzarla. A las pocas jornadas, el pensado cometió otra agresión sexual. Era una noche de domingo, durante la segunda fase del confinamiento. Entró en la habitación de la menor, luego en su cama, la abrazó, tocó y, tras pedirle que se pusiera de rodillas, forzarla. Por último, el 17 de junio del 2020, el acusado entró nuevamente en la habitación de la víctima, accedió a su cama, la desnudó y violó, otra vez sin preservativo.
El otro reo que saldrá de la cárcel antes de lo previsto, al beneficiarse de la ley impulsada por el Gobierno que incluye rebajas de cárcel, fue condenado por unos hechos ocurridos en la estación de Guixar. Pasaban las 6.30 horas del 28 de diciembre del 2019, el acusado, con antecedentes penales, se encontraba en la estación. También una mujer acompañada de un hombre en estado ebrio, que apenas podía mantenerse en pie.
El acusado, con la excusa de querer ayudarlos, se quedó acompañando al hombre indispuesto mientras la mujer iba a comprar los billetes. Mientras, convenció al hombre para acceder al baño de minusválidos y refrescarse, sujetándolo por la espalda para ayudarlo a caminar. Lo que pasó después, se recoge en el apartado de hechos probados de la sentencia: «Tras entrar en el servicio y cerrar la puerta, guiado por un ánimo de satisfacer sus deseos sexuales y de que le hiciese una felación, empujó al hombre ebrio hacia la pared, se despojó de la americana y de la camisa, quedando desnudo de cintura para arriba y se desabrochó el pantalón. Conminó al hombre indispuesto que le hiciera una felación, empujándolo desde los hombros para que se arrodillase y diciéndole ‘‘chúpame los huevos''».
La víctima intentó resistirse, pero el condenado sacó una navaja que portaba para «obligar a la víctima a acceder a sus órdenes, momento en que entraron en el servicio los dos vigilantes de seguridad acompañados de la mujer que acompañaba a la víctima», que los había alertado al no encontrar a su amigo. La intervención de los trabajadores de la estación evitó que el acusado lograra su propósito.