La arquitectura de Vigo que nació tras caer las murallas y que hoy sigue en pie

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

La ciudad inicio una gran expansión en 1861

17 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la autorización real, firmada por Isabel II en 1861, para que Vigo pudiera derribar las murallas que la encerraban desde mediados del siglo XV1I, la ciudad vivió un momento extraordinario de expansión urbanística. El primer impulso se produce hace el este, en lo que se denominó el Ensanche. Es en esa época cuando se gana al mar la actual Alameda y sus calles adyacentes, se trazan Policarpo Sanz y García Barbón, y se consolida la urbanización de la calle del Príncipe, a la que se le da ese nombre ese mismo año.

En ese momento comienza a realizarse una arquitectura distinta, inspirada en modelos europeos que dará paso a la consolidación del eclecticismo de la recta final del siglo XIX.

En el ámbito institucional se levantaron entonces la nueva casa consistorial, el palacio de justicia y cárcel, y la estación de ferrocarril. El primero de esos edificios se corresponde hoy en día con la Casa Galega da Cultura. Desde mucho tiempo antes, Vigo tenía una casa consistorial en un estado tan ruinoso que llevó a los gobiernos municipales a alquilar viviendas cercanas a la plaza de la Constitución para acoger la labor diaria. En una de esas casas, situada en la actual calle de Joaquín Yáñez, se produjo un incendio en 1851 que dejó paralizada la vida municipal durante algún tiempo. Hasta tal punto que la corporación tuvo que reunirse los días posteriores en una fonda llamada El León de Oro. Poco tiempo después, se acordó construir un nuevo edificio en el solar antiguo, que se vería ampliado con la adquisición de una casa contigua. El proyecto fue realizado por el arquitecto José María Ortiz y la obra entregada en 1862. El edificio tiene fachadas a la Princesa y la Constitución y se mueve en un eclecticismo primitivo. Ahí estuvo el ayuntamiento de Vigo hasta 1976, año en el que se trasladó a su actual ubicación.

El mismo José María Ortiz, cuando ya era el arquitecto provincial, fue el encargado de trazar el palacio de justicia, que actualmente se corresponde con el Museo Marco, en la calle del Príncipe. Su proyecto es de 1861, pero las obras se prolongaron durante veinte años, lo que provocó la entrada de otros dos arquitectos, Juan Ancell y Justino Flórez Llamas. En el frontispicio del edificio se señala el año 1880 como fecha de finalización del edificio, pero fue entregado a finales del año siguiente. Uno de los elementos más característicos de este edificio es la disposición interior de una planta con un esquema panóptico, al modo de las cárceles decimonónicas, ya que el edificio acogió la cárcel del partido judicial de Vigo.

Uno de estos últimos arquitectos, Justino Flórez, fue el encargado de realizar el Teatro Rosalía de Castro, pero no llegó a concluirlo debido a los problemas que surgieron en la sociedad impulsora del proyecto.

El tercer edificio público de esta época es la estación de ferrocarril, que hoy ha quedado reducida su fachada a un pegote adosado al muro de la estación. El ingeniero Javier Boguerín fue el encargado, en el año 1860, de proyectar la línea de ferrocarril Ourense-Vigo y la estación de esta última ciudad. Decidió que la estación de Vigo fuese la única calificada como de primer orden en ese recorrido. Aquella estación tenía una disposición en forma de U, con un cuerpo principal para oficinas y recepción de viajeros. De él partían dos alas de edificios, situados a ambos lados de las vías. En 1923 se produjo una remodelación del conjunto. En 1989 dejó de funcionar tras la construcción de la nueva estación. Este edificio sobrevivió algún tiempo delante de la nueva, pero finalmente fue desmontado y durante años permaneció en la estación de Redondela. El arquitecto, y gran defensor del patrimonio vigués, Jaime Garrido consiguió, a base de presentar informes y alzar la voz públicamente, que el edificio fuese declarado por la Xunta como un bien de interés cultural. Hoy en día, está adosado al muro, perdiendo todo su sentido.

En el ámbito privado, el arquitecto Manuel de Uceda, responsable de una parte importante de la casa consistorial de Ourense, levantó en el número 14 de la calle Real una casa para Manuel Bárcena Franco, una de las grandes fortunas viguesas de la época. El proyecto es de 1863 y se concibe como un palacete urbano con una poderosa fachada a modo clásico. La vista posterior del edificio está marcada por una gran galería. Manuel Bárcena fue alcalde de la ciudad, presidente de la Cámara de Comercio e impulsor de la Caja de Ahorros Municipal de Vigo. Su hijo sería el primer presidente del Real Club Celta.

De la misma época es la Casa de Fernando Carreras. Fue de todo este edificio. Acogió la sede del Banco de España a comienzos del siglo XX y, tras la guerra, fue el gobierno militar. Ya en la democracia, fue el primer rectorado de la Universidad de Vigo, la alcaldía en tiempos de Corina Porro y, actualmente, pertenece a la Zona Franca de Vigo.

Nuevamente encontramos aquí el trabajo del arquitecto Manuel de Uceda. Fue proyectado el inmueble en 1863 para un comerciante, Francisco Carrera, que residía en Cuba. Fue el primer gran edificio que se levantó en el Areal cuando el mar casi llegaba a sus puertas. También es la primera gran muestra arquitectónica del dinero llegado del otro lado del Atlántico. Fue realizado bajo los parámetros del eclecticismo clásico. A finales del siglo XIX fue reformado por el arquitecto Eduardo Adaro y, en los años noventa, por los arquitectos Nieto de la Cierva y Sobejano García. Zona Franca recibió el asesoramiento de Pedro de la Puente en la última modificación realizada sobre el conjunto del edificio.