Alfonso Lores fundó en 1976 la firma familiar Atlanta Red, que con el paso de los años se convierte en el Grupo Eurored; su sucesor, Jorge Lores, capitanea un negocio innovador para una industria ancestral
24 jun 2023 . Actualizado a las 02:04 h.En 1976, el empresario Alfonso Lores tuvo el acierto de fundar una empresa dedicada al diseño y la fabricación de aparejos de arrastre en un entorno, como es el de la ría de Vigo, que aspiraba a convertirse en toda una referencia para la flota internacional. Atlanta Red, la compañía familiar primeriza, que nació en Redondela, se enredó muy pronto con el negocio pesquero local y capturó buenos pedidos. De hecho, muy pronto, la compañía pudo trasladar su sede a Coia para hacer frente a un negocio en crecimiento. «En este momento adoptamos el nombre de Eurored Vigo y así comenzó una trayectoria de casi medio siglo», relata Jorge Lores, su actual director. Toda una visión en el horizonte.
Diseñar soluciones innovadoras para un negocio ancestral como la pesca fue parte de la fórmula del éxito de Lores. En la década de los ochenta, por ejemplo, recuerdan el hito de haber incorporado el polietileno como materia prima de los útiles que comercializaban. Con los avances desembarcaron en una nueva nave, en Ricardo Mella, en los noventa, donde pudieron impulsar, sobre un escalón más, su capacidad productiva. Estrenaron un almacén polivalente en el que cabía de casi todo. Es en aquel entonces cuando Eurored se convirtió en la principal distribuidora de aparejos para las principales armadoras locales que operan en el caladero de Malvinas, NAFO, Guinea BisÁu, Argentina, Uruguay, Chile, Namibia, Atlántico y Gran Sol y Australia. Conformaron una relación que sostienen con el paso del tiempo pese a la transformación del sector, cada vez más globalizado. Y se ganaron su confianza con aparejos que facilitaban las maniobras a bordo de la tripulación.
El negocio familiar que arrancó con una quincena de empleados estrenó este siglo la oferta de aparejos pelágicos. Es por esta época cuando Jorge Lores, sucesor del fundador, tomó el timón de una empresa que expone su sello en mares de medio planeta. Consolidados como referentes rederos, hace una década Eurored diversificó su producción más allá de la flota de arrastre y especializó parte de su fabricación en el cerco.
En esta nueva etapa ocurren dos hitos relevantes en la trayectoria de la compañía. Uno de ellos, de alguna forma, echa la vista atrás. En el 2019, el grupo redero vuelve sobre sus raíces con su traslado a Redondela. Es importante este regreso porque son más grandes que nunca. Sus instalaciones en el camino de Fortóns cuentan con más de 14.000 metros cuadrados de almacén, redería, oficinas y taller de producción. Este escenario, de aspecto tan gallego como un peirao, cobija a una plantilla cada vez más extensa. Pero «el ambiente familiar con que se fundó» no se ha esfumado, aseguran. El segundo hito, sin embargo, es un signo de los tiempos. La nueva sede acoge el primer Centro Integral de Producción y Tecnología Pesquera y Acuícola, sumergiéndose así en esta nueva técnica marina de cultivo de especies que está en fase de exploración y podría experimentar un bum en las próximas décadas. Las grandes armadoras gallegas, de hecho, implican hoy en día esfuerzos en esta nueva forma de criar pescados y mariscos. Desde Eurored destacan que haber entrado en este mercado los ha convertido en la firma más moderna del sur de Europa en lo suyo.
El grupo fundado hace medio siglo por Alfonso Lores tampoco ha querido olvidarse de las artes menores, de gran tradición en la flota local de Galicia y del territorio nacional. Desde una nueva delegación en el polígono de Agrela, en A Coruña, dirigen este catálogo. Y en el 2020 sumaron una división de repuestos de motores marinos.
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El grupo exporta hoy en día el 70 % de su producción, según indican desde la empresa. La acuicultura, además, «supone la apertura de nuevos mercados en el extranjero y más oportunidades de expansión para la organización» de cara a celebrar su medio siglo de historia. Eurored ha inaugurado una oficina técnica de (I+D) de nueva creación con la que pretenden seguir innovando en lo suyo. Por ejemplo, analizan cómo mejorar el rendimiento del aparejo y reducir el ahorro de combustible o desarrollo de redes inteligentes dotadas de tecnología.