Cuatro meses viviendo con velas porque no le dan de alta la luz

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Un vigués que compró un bajo que estaba embargado por un banco y que forma parte de una casa con otros inquilinos no logra el suministro

18 ago 2023 . Actualizado a las 16:24 h.

Lleva cuatro meses alumbrándose con velas porque no le dan de alta la luz. Francisco Rodríguez, de 46 años, mozo de almacén mileurista, adquirió en marzo una modesta vivienda en la parroquia viguesa de Lavadores. Se trata de la planta baja de una casa de 1956 que fue embargada por una entidad financiera. Francisco la consiguió por 42.000 euros después de negociar con el banco.

«La vivienda la compré el 31 de marzo y la estoy arreglando poco a poco con mis propios medios», cuenta. Por ahora solo tiene habilitados, para dormir en condiciones, un dormitorio y el baño. La vivienda cuenta con un pequeño salón y otro dormitorio, además de la cocina y una pequeña despensa. Estas estancias no se pueden utilizar todavía a la espera de la reforma necesaria y, sobre todo, de la llegada de la electricidad. En total, son 56 metros cuadrados.

Por la mañana, la luz inunda la vivienda por la fachada orientada al este, pero al caer el sol surgen las tinieblas, apenas iluminadas por el resplandor de las farolas del alumbrado público exterior. Entonces, el mozo saca las velas como si estuviera en la procesión del Cristo de la Victoria, con la esperanza de que sus rogativas sean escuchadas. 

Irregularidades

El suministro aún no llega a pesar de la numerosas gestiones que ha realizado al respecto. «Solicité la luz y me pidieron un montón de papeles. El 20 de abril los presenté a Fenosa (Naturgy)», dice.

Desde entonces está esperando para poder dar al interruptor de la luz y que funcione. «Los técnicos vinieron aquí y observaron una serie de irregularidades en la instalación porque la casa es muy antigua», cuenta. Era de una sola familia, pero luego se dividió en tres: un sótano con entrada lateral, un piso principal y una planta alta. En cada una de ellas habitan diferentes inquilinos. «Vieron que había un problema con la caja de protección y el cuadro», explica. «Me dijeron que estos elementos estaban compartidos con el piso de arriba, que tiene otro propietario y que necesitan su permiso para poner una caja nueva».

Como el dueño del piso de arriba sí tiene suministro eléctrico, parece que no le urge mucho el asunto. «Y la inquilina que lo habita arguye que, si la caja eléctrica es comunitaria, el cambio lo tiene que justificar con permiso del dueño de la vivienda», explica Francisco, que busca una posible solución. El primer problema fue encontrar un electricista disponible: «Ahí ya perdí un mes porque llamabas y no venían». El segundo trastorno con el que se ha enfrentado es que «no se puede hablar con Fenosa porque te atienden al teléfono unos operadores que no tienen idea de nada. Cuando les explicas tu problemas solo te leen lo que les aparece en la pantalla. Te dicen que te llamarán y tardan una semana en llamarte», relata. Añade que si en ese momento no puedes coger, porque estás trabajando o vas conduciendo, debes aguardar otra semana. Con tanta demora intentó ponerse en contacto con cuatro electricistas. Alguno de ellos no entendía lo que pasaba y no acudía. Se desesperó tanto que le dijo a la compañía que llamasen ellos al técnico para explicarle el asunto. Y todavía está esperando. «Todo esto me ha llevado a perder los meses de mayo, junio, julio y lo que llevamos de agosto». «Me han dicho que me van a dar un presupuesto y todavía no me lo han proporcionado. Así que tengo que buscar de nuevo. Me han comentado que me puede costar mil euros, que es lo que gano yo en un mes, así que voy a tener que destinar la extra del verano a pagar al electricista porque no puedo pedir un crédito ya que estoy hipotecado», asegura.