Las reposteras que juegan en la liga más dulce

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

Encargarse de la parte golosa de la boda del futbolista Hugo Mallo fue el gol que dio a conocer el trabajo de Lydia García y su madre Fini en el obrador en el que elaboran obras de arte comestibles de origen local

13 oct 2023 . Actualizado a las 02:11 h.

A Lydia García le pasó por delante el tren de la fantasía en forma de dulce y decidió subirse a él. No lo hizo sola. En ese viaje que todavía dura, la acompaña su madre, Fini Rodríguez. La joven viguesa dejó atrás sus estudios de Educación Social con los que perseguía convertirse en profesora de personas con discapacidad. Fueron las tartas que su progenitora hacía para los cumpleaños de sus primos, con las que conseguía que todos los invitados acabasen queriendo tener algo igual, las que las llevaron, en el 2017, a crear la empresa en la que se dedican ambas a la elaboración de postres y mesas dulces. Su madre también dejó su trabajo en un call center de Prosegur para seguir haciendo postres. «Se le daban muy bien y yo aprendí de ella, y aunque también fui a cursos de formación para adquirir una serie de técnicas de pastelería especializada, lo cierto es que somos autodidactas», indica la pastelera de 28 años.

«Empezamos en una tienda muy pequeñita bajo el nombre Las tartas de Pity, y cuando fue creciendo la clientela, nos pasamos a otro local más grande, ya con el nombre Lydia García Repostería, en el que llegamos a tener seis empleados con nosotras», cuenta sobre el actual emplazamiento, en el 18 de la avenida de Fragoso.

La pandemia llegó cuando estaban asentándose y fue un revulsivo que casi acaba con ellas. «Nos afectó a nivel económico porque no podíamos abrir la tienda, pero gracias a esta situación montamos una tienda online con envíos a toda España y la gente la recibió muy bien haciendo todos sus pedidos para temporadas como Halloween, Navidad, día de los enamorados, del padre, de la madre, etcétera», explica Lydia, que añade que desde entonces trabajan fundamentalmente por campañas, «y mucho en bodas, que es lo que mueve nuestra actividad la mitad del año», reconoce. Además, fue una boda, la del futbolista del Celta Hugo Mallo, la que les hizo la mejor publicidad que pudieron soñar. «Nos encargamos de la mesa dulce para su enlace nupcial y a partir de ahí nos empezaron a conocer y a llegar solicitudes de otras ceremonias que querían algo como lo que habíamos hecho para su fiesta», indica. para la ceremonia del jugador celeste fueron las wedding planners las que dieron con ellas a través de las redes sociales, pero Mallo quedó fidelizado. «Sigue siendo cliente nuestro», revela.

Pero como lo suyo son las temporadas lúdicas, la próxima e inminente es la de Halloween, y en ello están ahora, preparando encargos de dulces para fiestas con formas monstruosas, de murciélagos, calaveras, brujas, telas de araña, fantasmas y calabazas.

Además de elaborarlos, enseñan a hacerlos. Periódicamente organizan talleres de repostería creativa y a finales de este mes, el 31 de octubre, abren para el público infantil un obrador de repostería para niños, distribuyendo tareas por edades. Los de 3 a 6 años harán galletas decoradas, los de 7 a 10 años se ocuparán de hacer crecer unas magdalenas deliciosamente terroríficas con forma de tumba; mientras que los mayores, de 11 a 15 años, se encargarán de las mini tartas de Halloween. «Adaptamos la dificultad de los dulces a cada grupo de edad, asegurando una experiencia divertida y educativa», explica.

Lydia advierte que en sus elaboraciones evitan el fondant todo lo posible. «Solo lo ponemos en las figuras decorativas porque es demasiado dulce. Para todo lo demás usamos chocolates y cremas». Del entorno más cercano usan toda la materia prima que pueden, desde las zanahorias para las tartas con nueces y canela, que es una de las que más despachan, a las frutas para las tartas que lo requieran.

Tras el período que incluye los postres que no pueden faltar alrededor de los días de Difuntos y Todos los Santos, desde los huesitos de santo a los buñuelos, llegará otra temporada importante en el calendario. En Navidad hacen galletas con la cara impresa del alcalde de Vigo, que seguirán haciendo este año, aunque ya no irán al mercadillo de la Alameda «porque no damos abasto», reconoce.

Lydia García explica que el 90 % de su negocio se factura online, mediante pedidos de tartas, galletas y dulces que el cliente recoge en tienda. La otra especialidad de las dos mujeres encargadas de hacer obras de arte comestibles son las mesas dulces para bodas, una tradición de origen americano para las que las viguesas huyen de los productos prefabricados, las gominolas y la bollería industrial. Las suyas se componen de productos artesanales, hechos a mano «con mucho mimo y eligiendo la clientela los sabores y colores que quiere» y ocupándose del desplazamiento, montaje y asesoría profesional.