La Casa das Artes recibió 111.000 en 40 días y el Marco, 60.000 en todo el año
25 feb 2024 . Actualizado a las 17:27 h.La red municipal de museos de Vigo es como un arte de pesca: todo lo que cae en ella vale para contabilizar visitas. Otra cosa es lo que los ciudadanos eligen ver entre las opciones que se les presentan. Así, la exposición más importante en la ciudad el año pasado en cuanto a número de visitantes fue el belén elaborado por la Agrupación Belenista La Morana de Zamora, formado por casi doscientas figuras modeladas por el escultor José Luis Mayo Lebrija. Un total de 111.427 personas pasaron durante cuarenta días por la Casa das Artes para contemplar la recreación clásica del nacimiento de Jesús. Todas la demás propuestas están muy por debajo de esa cifra. El Museo de Arte Contemporáneo de Vigo llega a la mitad (roza los 61.000), pero sumando todo el año, con una media de 5.000 espectadores al mes. El belén coloca a la Casa das Artes en una posición inalcanzable, pero el éxito del resto de la oferta presentada en el edificio con salas en cada piso del que fue sede del Banco de España dista mucho de la notoriedad lograda por la muestra navideña. La Fundación Laxeiro no llega a 6.000 visitas entre la colección permanente y las exposiciones temporales, es decir, 500 al mes; la colección Luis Torras, cedida a la ciudad por el pintor supercentenario recién fallecido a los 111 años, no alcanza las 3.000 en todo el 2023.
El Museo de Castrelos es el tercero en la lista municipal y el cuarto en el cómputo global que incluye al Museo do Mar. Algo más de 26.000 personas se adentraron el año pasado en el señorial pazo Quiñones de León para recorrer salas que rezuman historia del arte europeo de los siglos XVII al XIX, incluyendo obras en depósito del Museo del Prado, arqueología, arte gallego y artes aplicadas.
El Verbum ocupa el cuarto lugar con su oferta de cubos interactivos. Como hizo el año pasado, el espacio didáctico ha vuelto a cuantificar entre sus visitantes a los 4.200 corredores que acudieron a este edificio a retirar sus dorsales, a los cuales se añadieron los 1.126 que cruzaron su umbral por razones extradeportivas. Así logró alcanzar casi 14.000 espectadores, razón que valdría para ser descalificado de esta carrera seudocultural. A la cola se sitúan el Museo Etnográfico Liste, la Pinacoteca Fernández del Riego y Casa Galega da Cultura.
El Museo do Mar es el tercero con más espectadores
El Museo do Mar de Galicia, ubicado en la parroquia de Alcabre, es el tercero más visitado en Vigo. Este equipamiento fuera de la red museística municipal, está gestionado por la Xunta de Galicia. Durante el 2023 recibió 39.857 espectadores y, de las exposiciones temporales programadas, la que más visitantes logró fue la dedicada al archivo del fotógrafo Raniero Fernández, que se pudo ver desde el 30 de marzo al 2 de julio.
La exposición comisariada por Manuel Sendón y Xosé Luís Suárez Canal, realizada en colaboración con el Centro Galego de Arte Contemporánea, revisaba su obra y recogía imágenes relacionadas con el mundo del mar. El museo también dedicó al área fotográfica una muestra protagonizada por Mary Quintero, pionera tras las cámaras que plasmó la vida social viguesa del siglo XX.
El Centro Arqueológico Salinae, también de la Xunta, obtuvo 4.129 visitas. A diferencia de los museos que costea el Concello (solo se cobra entrada en el Liste), el acceso al Museo do Mar de Galicia tiene un coste de 5 euros; aunque el Verbum cuesta 50 céntimos a quienes no estén empadronados en la ciudad y el etnográfico Liste, aunque recibe una subvención municipal, cobra 2 euros por la entrada.
¿Y si el arte en invierno es morirte de frío?
Alberto Santos Hermo. Comisario e investigador
Recuerdo que allá por el año 2001, en una clase de III de ESO en los Salesianos, recibimos la visita espontánea de uno de los curas que pasaban unos días en Vigo. Como estábamos en la hora de plástica, nos preguntó si sabíamos cuál era la mejor época para el arte. Ante nuestro desconcierto, esbozó una sonrisa y dijo: «El invierno, porque helarte es morirte de frío». Quizá eso explique el éxito del belén que constituye prácticamente la programación anual de la Casa das Artes de Policarpo Sanz. El número de visitas es demoledor, puesto que ha congregado a la friolera de más de 100.000 personas, muy por encima de cualquier otro espacio de la red de museos Municipales. Casi nada, oigan.
En el mismo edificio, en la tercera planta, se encuentra la Fundación Laxeiro, con 5.727 visitantes en todo el año. Yo, que he comisariado su última muestra temporal, me pregunto si subir tres pisos será demasiado esfuerzo (o quizá el ascensor se ha quedado demodé) en la ciudad de los artefactos del Vigo Vertical, si la muestra es poco grandilocuente en una urbe acostumbrada a la escala del neomuralismo, o si uno no es profeta en su tierra, porque a pesar de las escenas locales, el belén viene de Zamora. Atrás quedan los años dorados del Marco, que hizo morder el polvo al CGAC en número de visitantes bajo la gestión de Iñaki Martínez Antelo, y por donde pasaron tanto premios Turner como egresados de la Facultade de Belas Artes de Pontevedra. Que conste que no estoy en contra de los belenes ni mucho menos: los he disfrutado, al visitarlos de niño, y los he sufrido, como cuando tocaba echar un cable y sudar la gota gorda para montar el del cole en Coia, recuperándolo de las profundidades del trastero.
Pero Casa das Artes, en plural, debe dar cabida a más propuestas y, si es posible, durante todo el año y no solo cuando llega el frío, con producciones dignas, bien comisariadas y remuneradas.
Tengo entendido que el superávit de los presupuestos municipales del Concello de Vigo lo permite, e intuyo que cientos de miles de ciudadanos lo respaldan.