Melania y Raquel Masip son primas y crecieron juntas, pero no imaginaban ponerse al mando de Turbo 10, la empresa familiar que se dedica a la distribución y el mantenimiento de turbocompresores en Vigo
02 jun 2024 . Actualizado a las 02:11 h.Cuando suena el teléfono de las emergencias, Melania y Raquel Masip aceleran y ponen a punto el engranaje de Turbo 10. «En cuanto llama un cliente por una avería, sabemos que hay que dar una respuesta en horas, en cualquier punto del mundo». La empresa viguesa especializada en turbocompresores de motor con sede en el muelle de reparación de Bouzas da servicio a la industria naval y del metal desde 1975. Ellas podrían considerarse empresarias de segunda generación, con la peculiaridad de que lo hacen por partida doble, asumiendo ambas las competencias de gestión, en un sector en el que las mujeres apenas están presentes en puestos de dirección ni en los talleres.
Son primas y juntas han formado el tándem perfecto. Melania estudió geología y vivió muchos años en Londres. Su dominio del inglés ha sido clave para firmar un acuerdo con Garret, líder mundial del sector, que acaba de entrar en la península ibérica con sus grandes turbos a través de la firma viguesa. «Han sido centenares de correos, hemos trabajado mucho, multitud de informes, pero estamos muy ilusionados y esperamos que beneficie a la empresa y al sector en Vigo». Raquel se dedicó buena parte de su trayectoria a la gestión de locales de hostelería, lo suyo es atender a los clientes y el departamento de ventas. «Llevo 14 años en la empresa, al principio me pareció un sector duro, pero tengo la curiosidad de mi padre, he aprendido mucho en un sector que es muy interesante. Esto es mecánica, pero también atender a los clientes y resolverles los problemas».
La plantilla está formada por 15 personas que dan asistencia a grandes empresas pesqueras, de automoción y del ferrocarril. Son distribuidores desde hace años de los turbos KBB, aunque la parte más compleja del trabajo es resolver las averías de los clientes a los que prestan servicio técnico, la mayoría son firmas pesqueras viguesas que faenan por medio mundo. «Un barco que no puede trabajar son pérdidas de muchísimo dinero por día. El mantenimiento es básico, pero si se produce una avería, en menos de 24 horas hay que tener todo organizado. Hay que localizar al técnico que mejor conoce el motor a reparar y enviarlo al barco», explica Raquel. «Es una tensión que te quita años de vida. Tenemos que coordinar a todos, el empleado tiene su función, pero nosotras tenemos que garantizar que no queda ningún cabo suelto», añade Melania.
Aunque sus padres, fundadores de la firma, siguen visitando las instalaciones, ellas se encargan del taller, el departamento de ventas y el personal. «Aún no hemos dado el salto al vacío, y contamos con el apoyo de nuestros compañeros». La contratación de los técnicos es ahora mismo una de las funciones más complejas por la falta de profesionales cualificados. Turbo 10 forma a sus trabajadores que son auténticos cirujanos del corazón de las máquinas. Los turbocompresores son piezas que tienen la función de incrementar la presión del aire que entra en el motor para aumentar la potencia de la máquina, aprovechando los gases de salida.
«Estamos alerta para captar a los mejores profesionales y también formamos a gente nueva, porque el turbo es una parte muy concreta, la gente no sale de la universidad o de FP siendo experta en turbos», explica Raquel Masip. Ellas han ido aprendiendo con los años y también se han convertido en especialistas en estas piezas de acero. Aunque dominar la tecnología no siempre es suficiente. «Yo vengo de la geología, la física es física al fin y al cabo, pero muchas veces tienes que demostrar más por ser mujer. No solo tienes que saber, sino demostrar que sabes», relata Melania. Raquel está muchas horas en el taller, pero no siempre se le reconoce el mérito. «Me ha pasado de dar una respuesta técnica a una persona que, si lo dice un hombre, le dan más credibilidad, aunque digamos exactamente lo mismo. Cada vez pasa menos, pero pasa».
La inclusión como principio
Turbo 10 no sería la empresa que es sin Maxi Masip. El hermano de Melania trabaja en la empresa desde hace 15 años y es una parte fundamental. Tiene parálisis cerebral y una memoria prodigiosa que sirve de mucha ayuda en el día a día. «Sus limitaciones le han hecho desarrollar unas capacidades que los demás no tenemos. Es una persona muy risueña, tiene muchas ideas. Invito a todas las personas a contratar a personas con capacidades diversas, son muy luchadores». Turbo 10 patrocina Discamino y lleva años vinculada al proyecto iniciado por Javier Pitillas para que personas con problemas de movilidad puedan hacer el Camino de Santiago. La parte social es muy importante para estas directivas que se refieren a sus empleados como compañeros. «Quiero recordar a Javiera Lesende, trabajaba con nosotras en la oficina y falleció hace unos meses, la echamos de menos», apunta Raquel, emocionada. Cuando no están entre turbos, disfrutan con las manualidades. Raquel es adicta al punto y Melania, a restaurar muebles. Trabajar con las manos es para ellas una forma de recargar energía y seguir avanzando en el mundo del motor.
Su canción favorita
«Space Oddity», de David Bowie. «Habla de un astronauta en su cabina espacial que ve la tierra como un punto azul. No somos más que un punto en el universo», explica Melania. «A veces nos cuesta distanciarnos de nuestros problemas o urgencias, pero hay que saber lo que realmente importa», añade Raquel.