
Locales y veraneantes muestran su malestar ante la suciedad que deja la huelga del personal de Parques y Jardines desde hace casi dos semanas
25 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.«Es asqueroso. Asqueroso», afirma Monia, una peregrina italiana que está recorriendo el Camino de Santiago Portugués por la Costa junto a Michelle, de Israel, y Vanessa, de Alemania. Ayer a mediodía, pararon en Samil para disfrutar de un descanso con vistas a las Cíes, pero que acabaron quedando decepcionadas ante el panorama. «Mi primera reacción fue sacar mi móvil y hacer una foto, porque esto es terrible», comenta la germana, delante de decenas de restos de basura que desde el lunes 15 no se recogen porque el personal de la concesionaria municipal de Parques y Jardines, con competencias también en playas, está de huelga. «Es triste, porque esto es precioso, pero miras toda la basura y te da el bajón», añade la hebrea.
Los locales opinan parecido. Saúl y María Teresa, pareja de la tercera edad y «de Vigo de toda la vida», acuden a Samil casi a diario para pasear al sol, y demuestran estar hartos de la cada vez mayor acumulación de basura: «Paréceme unha barbaridade. Se tanto presumimos de que Vigo é a cidade máis fermosa, máis limpa, máis non sei que do mundo (...), é unha verdadeira vergoña que todo estea cheo de porquería».
La situación no cambia a ojos de los veraneantes. «Demasiado», «despropósito», «exagerado» o «inaceptable», son algunas de las calificaciones que se escuchan mientras los turistas recorren el paseo tratando de coger moreno.
Patricia, de León, lleva 45 de sus 48 años pasando la época estival en Vigo, y no recuerda haber presenciado nada igual: «Lo de la basura es terrible. Esta playa está muy cuidada, no había visto esto en ningún otro año». Y aunque se «solidariza» con la huelga, recalca el negativo impacto del escenario para el que viene de afuera: «Es una medida de presión importante, pero para mí, como foránea, que vengo aquí en mis vacaciones, es una pena ver el paseo así».
El comité de huelga de la UTE Zonas Verdes de Vigo hizo acto de presencia durante toda la mañana para, según su miembro Marcos Álvarez, «facernos ver máis nos sitios onde máis afluencia de xente hai estes días». También es él quien explica el porqué de la huelga a los bañistas que acuden al campamento: «Fomos baixando as nosas peticións para unha nova concesión ata quedarnos unicamente coa suba do IPC. Esta folga non é para gañar nada, é para non perder».
El reloj marcaba las 13.00 horas, y el termómetro, 28 grados cuando los trabajadores del Marisquiño pausaban su jornada laboral y la multitud playera abandonaba la arena en bandada para reponer fuerzas. Y es que, por el momento, el rastro que está dejando la basura en Samil no está afectando al número de visitantes, como confirman las terrazas abarrotadas de los restaurantes próximos a la costa. Y justo en ellas, quizá al presenciar el campamento de los limpiadores con pancartas de «xardíns en folga», el tema de conversación tornaba al intercambio de posturas sobre las acciones de los protestantes. «Por mí que llenen todo el paseo de basura si lo necesitan para reclamar sus derechos», se escuchaba en una mesa. «Es exagerado lo que están haciendo, la imagen que están dejando es inaceptable», saltaban en otra.
Sin vistas de un acuerdo próximo entre la empresa y los manifestantes, la presencia de basura en el paseo de Samil parece haberse convertido en el nuevo hit del verano.
En el ámbito político tampoco parece haber solución. El concejal de Parques y Jardines, Ángel Rivas, culpó esta semana a los huelguistas de ensuciar la ciudad a propósito y de estar dirigidos por el BNG. El Bloque dijo a Rivas que haga un hueco en su agenda de procesiones para mediar entre la empresa y los trabajadores. Pero la mediación no se avista. El comité de huelga recrimina al edil que le achaquen actos de vandalismo «propios das festas» de los que dicen no ser responsables.