El programa solidario que impulsa a través de Vacaciones en Paz cumple 35 años y trajo a Galicia a 8.717 niños
31 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La activista viguesa Maite Isla, presidenta de Solidaridade Galega co Pobo Saharaui (Sogaps), acaba de recibir de manos del presidente de la Xunta de Galicia la Medalla Castelao por su labor social. La precursora del programa Vacacións en Paz que permite que niños y niñas que viven en campos de refugiados en el Sáhara pasen varios meses en Galicia con familias de acogida, es también desde hace unos meses la nueva presidenta de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con el Sáhara.
—¿Cómo valora este premio?
—Ha sido una ilusión muy grande, significa muchísimo para mí. Llevo la medalla conmigo a todas partes. Al día siguiente de que me la entregasen viajaba a los campamentos para recoger a los niños y la llevé conmigo, después fuimos al Parlamento de Galicia y también la llevé. Es un orgullo.
—Con la labor que desarrollan, abren la puerta a otro mundo a un montón de niños. ¿Cuántos son este verano?
—Casi 300. Parece que fue ayer, pero ya va a hacer casi un mes que llegaron. En todas las comarcas de Galicia hay algún niño saharaui, así que se puede decir que en toda Galicia se habla del Sáhara, que hace mucha falta.
—¿Lleva la cuenta de cuántos chicos han podido disfrutar de esta oportunidad desde que comenzó el programa Vacaciones en Paz?
—Sí. Exactamente 8.717 en estos 35 años. Muchos de aquellos niños ya son adultos, y este año tuvimos a un grupo grande de nietos. Es decir, han venidos los hijos de saharauis que fueron acogidos de niños por familias de aquí.
—¿Qué les aporta este tipo de estancias temporales?
—Muchas cosas. Se les aporta alejarlos de altas temperaturas, que pasan de los 50 grados a la sombra, el conocimiento de otras culturas, la practica del idioma, las revisiones sanitarias que se les hacen al llegar gracias al convenio que tenemos con la Xunta de Galicia, que a veces se les detectan problemas que allí sería imposible... Y a su vez, ellos nos aportan muchísimo a nosotros, sobre todo en casas donde hay niños pequeños, porque comparten todo y están acostumbrados a no tener nada. Yo pienso siempre en las madres saharauis, en lo que tiene que ser depositar lo más querido y valioso que tienen, que son sus hijos, en manos de desconocidos.
—¿Ha cambiado mucho su trabajo ahora, como coordinadora estatal?
—Bastante porque no paro de viajar, pero muy contenta porque tengo el apoyo del Frente Polisario y la confianza de los compañeros de las 17 comunidades. Tengo a mi lago gente muy preparada.