Un árbol de Navidad mágico recoge los deseos de los niños en Tui

M.T. TUI / LA VOZ

VIGO

cedida

Miguel Veiga  no quiere que ningún pequeño se quede sin el regalo que soñó y para eso ha puesto a trabajar a los elfos

04 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Un vecino de Tui se ha propuesto que la magia navideña florezca y llegue a todos los hogares de la comarca. Embebido por el espíritu de las fiestas, Miguel Veiga ha creado una cadena de sueños solidaria para niños y mayores. Su objetivo es que ningún pequeño de O Baixo Miño se quede sin el regalo que soñó y para eso ha puesto a trabajar a los elfos. En un rincón del antiguo juzgado de Tui, donde este año habita la fantasía del taller de Papá Noel, se alza el árbol de los deseos. No solo tiene las bolas tradicionales y las luces titilantes de los abetos navideños, sino que brilla con algo único: los deseos de niños que anhelan la magia de la Navidad. Su promotor ha ideado un sistema tan sencillo como invitar a los vecinos a que sean ellos mismos los Reyes Magos, haciendo realidad los sueños escritos con mano infantil. «Cuando era pequeño, me encantaba cerrar los ojos la noche de Reyes, convencido de que la magia haría que mi deseo estuviera bajo el árbol», dice Miguel, quien confiesa que esta experiencia fue la chispa que encendió su idea. «La Navidad no es solo regalar, es revivir ese instante en el que la ilusión de un niño lo llena todo», defiende.

Cada una de las tarjetas que cuelgan del árbol lleva escrito un deseo por un niño de hasta 14 años de familias que reciben ayudadas de la oenegé SOS Tomiño-Baixo Miño. No son peticiones extravagantes ni imposibles, sino pequeños sueños que no superan los 30 euros.

En dos días, más de la mitad de las 80 tarjetas colgadas han sido recogidas por personas comprometidas con el cumplimiento de esos sueños. Todos ellos han de conseguir el tan ansiado regalo y entregarlo en la sede de la oenegé o de la Policía Local de Tui antes del 28 de diciembre para que llegue a tiempo.

«Cumplir estos deseos no es solo un acto de solidaridad, sino una manera de volver a ser niños nosotros mismos», explica un hombre que soñó con devolverle al mundo la magia que un día lo hizo feliz.