Marta Riera, ilustradora: «Enfocar el ocio a ir al centro comercial anula la curiosidad, me parece triste»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

JAVIER TENIENTE

Sus ciclos, en los que conecta cuadros históricos con el cine y la música, atraen a cientos de personas; «el arte está muy vivo y está en todas partes», reivindica

25 ene 2025 . Actualizado a las 10:20 h.

¿Qué tienen en común Rembrandt y El Fary? Si hay alguien capaz de conectar al pintor del siglo XVII con el taxista folclórico, esa es Marta Riera (Vigo, 1971). La doctora en Bellas Artes es, además de ilustradora, divulgadora de arte, capaz de congregar a más de cien personas en cada una de sus sesiones en Afundación. Hace diez años que empezó a impartir un ciclo sobre obras icónicas de la historia del arte dentro de la programación Espacio + 60. Entonces, los asistentes ocupaban una pequeña sala, a día de hoy, congrega a un público numeroso en el que se cuelan personas de todas las edades.

«Yo veo La ronda de noche, de Rembrandt, y me viene a la cabeza la canción Apatrullando la ciudad, de El Fary. Todo está conectado, la mirada hacia el arte tiene que ser muy abierta». Con este punto de partida instruye sobre obras que han pasado a la historia, bajándolas del pedestal, acercándolas al público. Nunca ha dejado de pintar, vive de la ilustración y sigue dando clase de dibujo a los alumnos de la Escuela de Cantería de Poio. Durante años, impartió clase también en Esdemga, hoy el Máster Universitario en Diseño y Dirección Creativa en Moda, en Pontevedra.

En esta época investigó, se sumergió en la Biblioteca Nacional y editó su libro 200 años de ilustración de moda en España, publicado en el 2014. «Mis amigas se lo acaban de encontrar en la Factoría de La Habana, en Cuba. Y fue emocionante cuando visité el museo de Cristóbal Balenciaga y vi el libro allí». La obra se ha convertido ya en una referencia y atraviesa fronteras siguiendo el espíritu de la autora, que conecta su formación clásica en Sevilla, Italia y EE. UU. con la cultura contemporánea. «El arte está muy vivo y está en todas partes».

Riera se considera ilustradora, o «dibujante por encargo». «Es siempre un reto. Me gusta esa parte comercial de arte», defiende mientras reivindica la evolución del mecenas. Ella misma es cofundadora de la marca Galifornia y fue autora de los diseños de las prendas. La definen también las caretas de mujeres referentes en ciencia y tecnología que dibujó para la Universidad de Vigo.

«Es pobre ofrecer solo luces»

A sus 53 años sigue explorando caminos. «Nunca digo que no a un proyecto». Lo último en lo que se ha embarcado es en llevar a empresas y colectivos sus ciclos sobre arte. «Puede ayudar a conectar equipos. Es útil también para abordar temas complejos como el bullying o la igualdad». Para ella es fuente de bienestar personal.

Por eso, no acaba de entender que las administraciones no empleen mejor los recursos artísticos de los que disponen para generar cultura y un ocio que enriquezca. «Tendrían que asesorarse mejor en general, hay gente que sabe mucho de arte y que puede aportar. Primero hay que pensar qué tipo de ciudades queremos y qué contenidos les damos a los ciudadanos. Si tú creas una sociedad enfocada a ir al centro comercial con los niños el fin de semana, anula la curiosidad, canalizas hacia el consumismo, a mí me parece tristísimo. O si vas a Fitur a ofrecer luces de Navidad, me parece pobre».

Reivindica que pueda existir un museo potente en Vigo y que se apueste por una cultura pegada al territorio. «Me choca que no haya un museo de la conserva», reclama, sin perder de vista la conexión universal intrínseca al arte. «Deberíamos estar en un circuito de museos interesantes o centros de arte. Tenemos cerca el Musac (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) o la Fundación Serralves (en Oporto)». La gente sigue visitando los centros que no se han quedado obsoletos, se han adaptado y que han incorporado nuevas formas de expresión como la moda. Lo importante, dice, es tener un plan.

Ella misma trazó su camino desde niña, cuando empezó a dibujar vestidos. Podría haber estudiado diseño, pero decidió matricularse en Bellas Artes y especializarse en pintura para no ponerse fronteras a sí misma. «No se puede enseñar a dibujar hablando, sino dibujando delante de los alumnos. Yo, si tengo que coger un carboncillo y rectificarlo, lo hago. Sé explicar un fresco porque he hecho un fresco». Estas destrezas le son muy útiles también en sus conferencias en las que aterriza a los clásicos en el mundo contemporáneo.

Se trata de disfrutar de una forma de expresión que es de las primeras que utiliza el ser humano y que muchos olvidan en su vida adulta. «La gente deja de dibujar porque se frustra, porque su obra no se parece a la realidad, pero no hay que imitar lo que hay fuera. Tiene que ser algo lúdico. Ya lo decía David Lynch: ‘‘Hay que utilizar el arte para ser más felices''».

Su canción

«Starman», de David Bowie. «Bowie trasciende la música, es un creador total. Se creó su indumentaria, fue compositor, no solo intérprete, y al mismo tiempo un hombre muy culto. Sus canciones con himnos, son épicas, y hablan del ser humano. Además fue mi primer vinilo y es una canción que canto con mi hija».