Cerceda no quiso la basura de Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

La localidad coruñesa amenazó en febrero de 1995 con denegar la licencia para la planta que debía tratar residuos de toda Galicia. El vertedero de O Zondal estaba al borde de la saturación en la ciudad olívica

12 feb 2025 . Actualizado a las 01:11 h.

«Esto no es un basurero», indicó Fernando Martínez, el alcalde de Cerceda en febrero de 1995. «Aquí no tenemos problema para almacenar basuras, así que o lo tenemos todo o no tenemos nada; no queremos solo lo malo», declaraba a La Voz de Galicia el regidor socialista. El Plan de Residuos de la Xunta contemplaba en la localidad coruñesa la construcción de una planta de tratamiento y la incineradora de basuras.

La oposición del alcalde estaba basada en el incumplimiento de una serie de promesas realizada como compensación a aquella instalación. Recordaba el alcalde que la Consellería de Obras Públicas se había comprometido en su día a realizar inversiones por un valor próximo a los mil millones de pesetas para compensar al municipio por la construcción de la incineradora. Con ellos se arreglarían los accesos, imprescindibles para soportar el previsiblemente intenso tráfico diario de camiones cargados con contenedores de basuras; se construiría un centro cívico formado por un auditorio, un restaurante, una piscina y varias instalaciones deportivas; y se levantaría la zona de control del circuito de velocidad del municipio. Por ello, amenazaba con no conceder la licencia municipal.

Fernando Martínez concretaba su negativa en la basura procedente de la empacadora de Vigo, que tendría que entrar en funcionamiento unos meses más tarde. Pero no estaba solo en su posición ya que el propio PP de la localidad se oponía a la creación de la incineradora. «A nosa posición é opoñernos a que veña a merda a Cerceda», declaraba el 9 de febrero Marcial Grela, portavoz del grupo municipal popular, más proclive al sector del partido dirigido por José Manuel Romay, que al de José Cuíña, responsable de la consellería que pretendía implantar el Plan de Residuos de la Xunta. Los populares de Cerceda llegaron a amenazar con la creación de una candidatura independiente para las elecciones de ese mismo año.

Empacadora de Guixar

Mientras tanto, en Vigo, se seguía saturando el vertedero de O Zondal, en Valadares. El concejal independiente Agustín Arca proponía ese mismo día que la corporación viguesa crease un «grupo de trabajo» que propusiese alternativas al pleno.

En febrero de 1992, el Gobierno de Manuel Fraga había decidido crear la Sociedade Galega do Medio Ambiente S.A. participada por la empresa Unión Fenosa. El plan de la Xunta era concentrar en un punto de Galicia todo el tratamiento de las basuras. En Cerceda se crearía una central térmica en donde se quemarían todos los residuos generados en la comunidad. Aquel plan contemplaba la creación de plantas de transferencia en las cuatro provincias.

La gestión de los residuos sólidos en Vigo tuvo un momento de inflexión en agosto de 1994, cuando el gobierno concedió la licencia a Sogama para la creación de la planta de transferencias de residuos en Guixar. En aquel momento comenzó un conflicto en el que algunos vecinos del barrio de Teis acosaron al gobierno vigués, una coalición entre el PSOE, EG y BNG presidida por el alcalde Carlos González Príncipe.

En marzo de 1995, trescientos vecinos de Guixar se desplazaron a Cerceda para manifestarse junto con vecinos del municipio contra el plan de la Xunta. Dos meses después, empezaba a funcionar la empacadora viguesa y, poco después, el PP se hacía con la alcaldía de Vigo. Su postura inicial de apoyo a los vecinos se fue suavizando y girando hacia la continuidad del proyecto, aunque en los momentos iniciales incluso se habló del traslado de la planta a otros municipios del entorno.

Las obras de la empacadora se convirtieron en un frente de batalla en el que raro era el día en el que no se producían enfrentamientos entre vecinos y policías, con el resultado de heridos y detenidos. Y la violencia se recrudeció a partir del 4 de mayo de 1995 cuando entró en funcionamiento la planta.

A finales de noviembre de ese mismo año, se anunciaba una prórroga hasta 1997, tratando de calmar los ánimos. Mientras tanto, desde la Xunta se trataba de trasladar el problema a Vilaboa, donde también se encontró el proyecto con el rechazo mayoritario del vecindario.

En febrero de 1997, los ataques contra la empacadora de Guixar se reprodujeron durante varios días. Y aún en abril, se paralizaron varias descargar de basuras. Pero, aquello estaba muy decidido. La negativa de Vilaboa y el cambio del PP vigués respecto al asunto, dejó las cosas como estaban.

La empacadora sigue hoy día funcionando en Guixar. Sin embargo, su apertura sí permitió que Vigo ganara algunas cosas importantes porque a raíz de la entrada en funcionamiento de esta planta se pudo realizar el sellado del vertedero de O Zonal y también cerrar la incineradora de Matamá.

Por su parte, Cerceda acoge la planta de tratamiento e incineradora a la que llega anualmente cientos de miles de toneladas de basura de toda Galicia. La de Vigo llega a la localidad en los trenes especiales que parte de Guixar, donde está la planta de transferencia de residuos abierta en mayo del año 1995.