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Érguete, la asociación que crearon las madres contra la droga, cumple 40 años
23 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Carmen Avendaño se emocionaba la última vez que coincidía con el resto de madres con las que dio vida a la Asociación Érguete. Cuando entró por la puerta de la sede, sobraban las palabras. Sus cicatrices, las buenas y las malas, se abrieron en silencio cuando se vieron. Lloraron, se sintieron en sus abrazos y recordaron con sus tactos. «Volver a verlas a todas es una alegría inmensa. Estamos muy orgullosas de lo que construimos», expresaba la presidenta de una entidad que hoy es referencia en atención a personas con problemas de adicción en Galicia y en España.
«Hay mucha lucha detrás de todo esto», dice Avendaño. Se dejaron la piel para construir Érguete y proteger a sus hijos. Todas esas memorias que compartieron aquel día juntas y todo el legados de materiales y cánticos de aquellas madres se exhibirán en la exposición A pegada das nais de Érguete: Un berro que cambiou a sociedade que se inaugurará en el Museo de Arte Contemporánea de Vigo, el Marco, el próximo viernes a las 20.00 horas.
El 40 aniversario de la asociación Érguete le sirve a Carmen Avendaño para recordar las batallas que ganaron. Lo hace desde la casa en la que vive con su marido Jaime, en Cangas. Se fueron allí unos años después de casarse «y la verdad es que es un sitio maravilloso», destaca. Días tranquilos después de una vida de lucha. Carmen asumió responsabilidades desde muy joven. Se crio en el seno de una familia humilde y fue la mayor de diez hermanos. Era prácticamente una segunda madre. Esa infancia la curtió para asumir lo que vendría después. Sus ideales y sus ganas de vivir en un mundo más justo la impulsaron siempre que fue necesario. Recuerda que antes de Érguete luchó con los vecinos del barrio de Lavadores en Vigo para pedir mejoras y servicios que tenían en otras zonas de la ciudad y ellos no. Después, como le pasó a otras tantas madres, la droga entró en su casa de manera silenciosa: «No sabíamos lo que era, pero no nos podíamos quedar paradas». Carmen recuerda aquellas primeras reuniones en octubre de 1985 en un pequeño local de la calle Uruguay de Vigo. Allí, bajo el número de un portal, iniciaron la lucha que cambiaría sus vidas, la de sus hijos y, también, la sociedad.
Durante la reunión con las otras madres, Carmen volvió a ver las sábanas. Aquellas telas que pintaban llenas de coraje las arrancaron de sus camas para señalar a los narcotraficantes en los bares, en los juicios y en ciudades de toda España, porque «sí, las calles eran nuestras», recuerda Carmen.
Aquellas primeras reuniones, recuerda, también eran un lugar en el que soltar todas esas emociones que vivían en la lucha. Eran una familia, que se apoyaba, que también discutía, pero que, sobre todo, se quería. Ella asumió la portavocía de esas madres y de una asociación que estableció el primer servicio jurídico gratuito para personas con adicciones. Porque el camino que siguió la asociación que lideraba Avendaño era, como dice el título de un documental que le dedicaron, el de «hormigas contra elefantes». En estos cuarenta años que ahora se rememoran, Avendaño y las otras madres lucharon sin descanso por sus hijos. «Nos parábamos delante de los bares donde se vendía, los señalábamos y no nos dejábamos amedrentar», recuerda Carmen. Incluso se la llevaron detenida alguna vez.
También se enfrentaron a los narcos a cara descubierta, la llamaron loca, terrorista... pero ella siguió. «Era lo que había que hacer». Coincidir con las madres de Érguete la llena de recuerdos, pero el pazo de Baión resuena con más fuerza que ninguno. Corría el año 1994 y se fueron hasta Vilagarcía para pedir que se lo confiscaran a Laureano Oubiña, ya que era el lugar que exhibía el poder del narcotraficante. Las imágenes de archivo de aquel día muestran a las madres gritando, golpeando sus puertas y soltando la rabia y el dolor acumulados. Aquel día también se veía a una Carmen Avendaño que, pese a la rabia que sentía, también controlaba la situación para que no hubiera problemas. Aquel día no consiguieron entrar, pero doce años más tarde, en el 2008, Carmen entraba con una sonrisa que representaba a todas escenificando la victoria final.
La voz de Carmen volverá a unirse a las madres el próximo viernes en un acto en el que recibirán un homenaje de una sociedad que «conseguimos cambiar». Avendaño se reunió con todo el mundo representando el deseo de una asociación Érguete que consiguió que se aprobara el primer Plan Galego sobre Drogas, mejorar los derechos de las personas con adicciones en la calle y en prisión y, también, que creó una fundación con el mismo nombre para impulsar la inserción laboral de las personas usuarias.
Carmen insistía en su último encuentro con las compañeras en que ellas ya han dejado su legado. «Somos un ejemplo para que los jóvenes cambien el mundo», asegura. Está convencida de que la juventud y las nuevas generaciones son las que tienen que seguir ganando derechos y haciendo el mundo más justo.