De la banca al textil: el ingeniero vigués que lo sabe todo sobre las 121 telas que se usan

VIGO

Antonio Álvarez Portabales: «Los niños se creen que el algodón sale de las farmacias»
02 mar 2025 . Actualizado a las 00:48 h.Contribuir al rescate de la historia de las telas y tejidos con las que la humanidad se viste desde la Prehistoria es uno de los empeños de Antonio Álvarez Portabales, que se ha encontrado con que hay una falta de información sobre estos materiales: «Si tú le preguntas a un niño de dónde viene el algodón, te dice que de la farmacia, como otros creen que la leche sale del tetrabrik», dice.
Durante 40 años, este vigués de 66 años (nació en Maside pero con 5 años ya estaba en la ciudad) ejecutó con profesionalidad su tarea como informático en el sector de la banca. Pero en cuanto pudo, se puso a estudiar los entresijos de la costura. «Mi madre, Carmen, y mi tía, Petra, eran modistas y siempre me llamó la atención que en casa, con un trapo, saliera una señora vestida. Me moví en ese ambiente, entre botones, hilos y cremalleras, pero no le presté la atención debida en ese momento porque me hice ingeniero informático, que también era una profesión inusual, porque hace 40 años un informático era un bicho raro», cuenta añadiendo que realmente acabó en el mundo de las finanzas «porque fueron los que me contrataron para poner en funcionamiento el sistema informático de los bancos».
Cuando se jubiló pensó que era el momento de pegar un corte a su forma de ver la vida. Quería explorar nuevas historias y se le ocurrió que era un buen momento para explorar el mundo de su madre. «Y mi hermana, que es muy aguda, me dijo, ¡pues matriculate en la Escuela de Artes y Oficios. Y me enganchó totalmente», asegura. Antonio hizo los tres años de formación en esta escuela municipal donde ayer contó su peripecia, y como trabajo de fin de estudios quiso hacer algo diferente a coser un vestido porque ya había mucha gente que cosía. «Y me apasiona coser», apostilla, pero le apetecía intentar otra cosa.
Así fue cómo abordó el asunto de las fibras, porque como razona, «si buscas en internet hay mucha información, pero es un tema desconocido para la mayor parte de la gente. Cuando preguntas a alguien en un comercio si sabe qué es el cáñamo o el lino, se te quedan mirando como diciendo, bueno, esto es una tela». El sastre informático e investigador lo explica diciendo que «me pasé al lado oscuro de la moda, porque ahora veo las prendas por dentro en vez de por fuera. Los demás ven cómo queda y si es bonito, y los que estamos en esto vemos cómo está cosido, de que se compone, en fin, como se hace», resume.
Para su investigación, estudió y también viajó un poco, viendo fábricas: «Me fui a la Casa do Patrón en Lalín, para ver cómo hacen el lino, celebran una fiesta dedicado a este material y es uno de los pocos sitios de España donde todavía se cultiva y se hace lino correctamente, como se hacía antaño», cuenta. Estuvo también en León, en las fábricas de lana, las de las ovejas churras, donde se hacen las famosas mantas que se usaban aquí para las caballerías, y se hacían jersey, en Vigo se vendían muchísimos», recuerda. Lo que reconoce que no le interesa son las fibras modernas, las que salen del petróleo «porque además están condenadas a morir. Sí me interesan, pues, por ejemplo, los lyoceles, las viscosas y demás, que son fibras muy modernas, muy ecológicas, y que son posiblemente el futuro», augura. El vigués ha escrito en tres libros un estudio pormenorizado de las 121 telas que se usan hoy en día. Cómo cuidarlas, cómo lavarlas, coserlas, cortarlas, de qué se componen y para qué se usan. Y ha donado la obra a la EMAO, en correspondencia a la formación gratuita que ofrece, para que todo el mundo tenga acceso a ella. Y ahora sigue cosiendo y diseñando trajes de alta costura, cuando le apetece y lo que le apetece, sin prisa, sin estrés.