Documentan por primera vez un ejemplar con una extremidad bifurcada funcional. El hallazgo es fruto de cinco meses de seguimiento por parte del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo y el Oceanográfico de las Baleares
01 may 2025 . Actualizado a las 00:30 h.El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha documentado en las cristalinas aguas de Ibiza el que define como «el caso más completo jamás registrado de un pulpo con un brazo bifurcado funcional». Se trata de un ejemplar de nueve extremidades, una más de lo normal, porque una de ellas se divide en dos ramas. «Se respaldan así investigaciones previas al demostrar que los pulpos, incluso aquellos con morfologías atípicas, simplifican el uso del brazo al asociarlo con categorías de comportamiento, a la vez que muestran un uso especializado», analiza la institución científica española.
El hallazgo se ha publicado en la revista especializada Animals. Los científicos conocen a este curioso ejemplar con el nombre de Salvador. Un equipo del grupo Ecobiomar ha conseguido documentar su comportamiento a lo largo de cinco meses de seguimiento en su hábitat natural, en el fondo del mar. Biólogos del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo se dieron la mano con científicos del Centro Oceanográfico de Baleares para llevar a cabo este proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.
El estudio pretende avanzar en el conocimiento sobre cómo afectan los brazos adicionales o divididos en el movimiento y el comportamiento de esta familia de cefalópodos. «Los resultados mostraron que los brazos divididos se usaban inicialmente más para acciones debajo del cuerpo, pero se volvieron menos especializados a medida que el pulpo crecía, y se dispone de vídeos de un cefalópodo vivo con una extremidad bifurcada completamente funcional en estado salvaje, lo que permite describir y analizar esta anomalía», explica el CSIC en un comunicado.
En concreto, Salvador es un macho de Octopus que presenta signos de haber sobrevivido a un ataque previo en el que perdió varias partes de su cuerpo. Durante la regeneración, uno de sus brazos se bifurcó. «Ambos crecieron con el tiempo y fueron usados de manera especializada: uno con mayor frecuencia en alimentación y otro en comportamientos exploratorios», abundan los investigadores.