
Edificios históricos que forman parte de la memoria colectiva llevan años sin ningún uso
13 may 2025 . Actualizado a las 02:03 h.No es que se hayan vuelto invisibles, porque están ahí, bien presentes, pero son como estructuras que forman parte de un paisaje al que ya no se presta atención por la fuerza de la costumbre. Varias generaciones de vigueses, las más jóvenes, no han conocido de otra manera la Panificadora, Álvarez, Alfageme, la ETEA… Edificios que son historia de la ciudad. Parte importante de la memoria colectiva que se ha vuelto fantasmal, ruinosa, olvidada. En términos patrimoniales, nadie pone en duda que merecen ser rescatados, pero el relato oficial es una cosa y la realidad, otra bien distinta. La mayoría de estos espacios privilegiados permanecen sin ningún tipo de uso desde hace, como mínimo, un cuarto de siglo.
Vigo ha podido recuperar en los últimos años el Pazo da Raposeira, la Finca Solita, la fortaleza de O Castro, el Museo do Mar, el Palacio de la Oliva… Son ejemplos notables y loables. Estos proyectos han permitido resucitar lugares emblemáticos dándoles usos culturales y sociales (y en otros casos también residenciales y hoteleros). Pero quedan muchos emblemas que merecen una intervención y que se está demorando en exceso. Algunos corren incluso el riesgo de desaparecer o desvirtuarse, víctimas de la voracidad inmobiliaria.
Asociaciones de vecinos o culturales son las que han alzado la voz en numerosas ocasiones para recuperar el valor de algunos de estos conjuntos históricos y devolverles un papel protagonista en el conjunto patrimonial de Vigo. En algunos casos, su futuro está a expensas de la consideración del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) y en otros sufren las consecuencias de marasmos judiciales que se prolongan más de la cuenta en el tiempo.
«Nós sempre comparamos a súa relevancia coa de outros edificios que si que se protexen, como os centros relixiosos. Vigo é isto, é industria e é importante manter o seu legado», indica David Amoedo, de la asociación Beiramar da Xente, colectivo que ha puesto su lupa en la zona portuaria, donde se marchitan sin remedio aparente naves industriales.
Parte de ese Vigo que está cayendo en el olvido es, además, obra de ilustres arquitectos como Manuel Gómez Román o Francisco Castro Represas.

El mayor imperio de la porcelana de España convertido en ruinas
La fábrica de Santa Clara en Cabral es una enorme ruina. La degradación se ha cebado con el buque insignia del Grupo de Empresas Álvarez (GEA) desde que cerró sus puertas a comienzos de este siglo, tras un decepcionante proceso concursal que fracasó en su intento de salvar el futuro de esta factoría de porcelana que en el siglo XX se erigió en el gran fabricante del territorio nacional. Un embrollo judicial que tampoco ayudó a sacar adelante ningún plan para rescatar del olvido esta industria, ante la impasibilidad de distintas administraciones.
El único vestigio que se ha salvado del deterioro en la factoría de Santa Clara es el letrero en tonos pastel que presidía la fachada del conjunto fabril en la avenida de Ramón Nieto. Así que Laura Sotelino hace memoria e intuye, entre matorrales y ruinas, la entrada por la que desfiló durante 25 años junto a un grupo de trabajadoras que el paso del tiempo ha convertido en amigas, el pasillo «donde fichábamos a mano» o la zona de hornos. «Trabajábamos, ¿eh?, pero es que aquí lo hemos pasado tan bien...», recuerda.
Sotelino siguió la estela de una de sus hermanas y con 16 años la contrataron para la división de decorado de vidrio en Santa Clara. Después la trasladaron al servicio médico de la empresa, un puesto que le hace recordar que en su época la factoría de porcelana empleaba a más de 1.300 personas. Pone en valor el trabajo desempeñado durante su trayectoria, «como los vasos para Iberia o las botellas de coñac Lepanto, que era muy bonitas y en la parte de arriba incluían un decorado con el distintivo». Pura artesanía.
Por eso, ahora, la antigua trabajadora mira hacia la fábrica de Cabral lamentándose. «Es una pena. Ha sido el centro de tanta gente en Vigo...». El PXOM del 2008 recalificó estos terrenos gigantescos en Ramón Nieto, considerándolos suelo urbanizable, pero el Supremo tumbó aquel plan. El nuevo documento propone suelo residencial y terciario.

La ETEA, futura sede del Instituto de Estudos Mariños, y una renovación que se eterniza
Suca Guisande nació en los años 40 en una casa del barrio de Ríos, Teis, justo al lado de la Escuela de Transmisiones y Electrónica de la Armada en Vigo. La base militar era el centro neurálgico de la zona y «daba unha vida a todo que agora non temos», recuerda. En su infancia jugaban en terrenos de la ETEA y su madre tenía una viñas «en los campos del depósito», recuerda con una sonrisa. Ella y su hermana, Lola, suman cientos de memorias relacionadas con el lugar. «Había un médico que se llamaba Don José Fuente y que era muy buena persona. Aquí se le quería mucho y cuando un vecino tenía un problema venía hasta la puerta de la ETEA para que lo atendieran», recuerda.
Hoy la base militar languidece esperando una renovación que no termina de llegar. «Estamos más que hartas», insiste Suca. Los militares abandonaron definitivamente la ETEA en agosto del 2002 y 23 años después aún se espera su reforma tras varias promesas y retrasos. El espacio albergará la nueva sede del Instituto de Investigacións Mariñas del CSIC que ahora está en Bouzas. Ya han pasado veinte años desde que los Presupuestos Generales reservaron la primera partida para llevar a cabo ese traslado y, el mes pasado, se publicó la resolución del concurso para demoler cinco edificaciones para dar cabida en 16.000 metros cuadrados a la nueva sede y a la Unidad de Tecnología Marina, piezas claves del futuro y largamente proyectado Campus del Mar, con el que la Universidad pretende liderar la innovación en ciencias marinas.
La Xunta también sacó el mes pasado a concurso los trabajos de urbanización del sector autonómico del futuro Campus del Mar, obras que se estima que estarán terminadas a mediados del 2026. Serán ordenados y conectados más de 20.000 metros cuadrados en la zona oeste, entre las instalaciones deportivas y la plaza de Armas.
Suca y Lola también esperan que se cumpla con la anunciada construcción de una residencia por parte de la Fundación Amancio Ortega. «Si alguna vez estamos mal. No nos queremos ir de nuestro barrio».

La Panificadora se degrada mientras sigue sin ejecutarse su rehabilitación
La antigua Panificadora de Vigo sigue sumida en el abandono, pese a los anuncios oficiales que prometían iniciar su rehabilitación en el primer semestre del 2025. Ya en pleno mes de mayo, no hay licitado ningún proyecto para la reconstrucción, ni plazos concretos, lo que ha generado frustración entre los vecinos del entorno. Mientras tanto, el deterioro del complejo se acentúa: las estructuras sufren actos vandálicos frecuentes y los residentes denunciaron este invierno la presencia de grupos de jóvenes que se cuelan por los accesos y lanzan piedras. Érica y Agustín, vecinos de la calle Falperra, han visto colarse intrusos dentro del antiguo recinto industrial que parecían menores de edad. A pesar del protocolo de actuación firmado entre el Concello y la Zona Franca a finales del 2024 para transformar el recinto en un espacio público con valor patrimonial, la realidad es que la Panificadora continúa hoy en día como una herida abierta en pleno centro de Vigo. El gobierno municipal quiere rehabilitar el edificio manteniendo su esencia arquitectónica, pero previamente debe aprobar el nuevo Plan Xeral.

Los restos de una prisión que se cae sin proyecto alguno
Hace 19 años la antigua cárcel de Vigo cerró sus puertas. Desde aquel momento, los 7.000 metros de las celdas y casas de los funcionarios de prisiones no han vuelto a tener ningún tipo de uso y el tiempo no perdona. Las instalaciones se caen dañadas por la humedad y en su recinto la vegetación crece sin ningún control. El extinto presidio también ha causado molestias en el colegio Lope de Vega, que se encuentra pegado a la parte trasera. El personal del centro se ha visto obligado a cortar las hierbas y ramas que penetraban en sus instalaciones. Todavía no se sabe el futuro de la antigua prisión ni existe ningún proyecto por parte del Ministerio de Interior, que hace más de una década llegó a asignar un presupuesto de 10,5 millones de euros para ampliar el centro de inserción social, con el que se quería acabar con la saturación de la cárcel de A Lama, pero se canceló por la crisis
El presidente de la asociación de vecinos de Sárdoma, Eduardo Alonso, también insiste en que es un espacio desaprovechado e indica que le gustaría que se dedicara el lugar para habilitar un centro de ayuda a personas con adicciones o uno para mayores.

La conservera con mejor acústica que proponen para conciertos
Es una de las obras maestras del arquitecto Manuel Gómez Román y sin embargo no se ha logrado sacar adelante ningún proyecto para proteger su valor patrimonial, histórico e industrial. La fábrica de conservas de Alfageme permanece en desuso tras un oscuro proceso concursal que hizo que la factoría acabase en manos de distintas entidades bancarias hasta acabar bajo el control de Aliseda.
Esta entidad financiera tiene en venta la histórica propiedad y en octubre del año pasado la ofreció ante un grupo de promotores, sugiriendo la posibilidad de levantar una torre residencial para 82 viviendas. La proyectó detrás del edificio industrial de Gómez Román y al abrigo del nuevo PXOM. La edificabilidad alcanza los 9.231 metros.
Únete a nuestro canal de WhatsApp
Aunque no llegan a chocar del todo, la propuesta de la asociación Beiramar da Xente es bien distinta. Proponen aprovechar la acústica de Alfageme para montar un espacio polivalente, «do estilo dun Vigo Arena para varias salas de concertos, máis multitudinarias ou máis íntimas», indica David Amoedo. La asociación se reunió con el Concello para comprobar su estado y estudiar proyectos «pero non nos dixeron nada».

Un albergue para la estación del tranvía de Canido
Los vecinos de San Miguel de Oia reclaman que la antigua estación del tranvía de Canido, en ruinas pero catalogada como bien patrimonial, se convierta en albergue de peregrinos. Denuncian que el edificio sigue abandonado pese a promesas del Concello y la Xunta. El dueño, un promotor local, no ha recibido propuestas. Temen un derrumbe y piden medidas urgentes para proteger el inmueble y darle un uso social.