Contra el párkinson, tenis de mesa

X. R. C. VIGO / LA VOZ

VIGO

Oscar Vázquez

A Manuel López, que jugó de pequeño, le diagnosticaron la enfermedad, recuperó la pala tras 40 añospor un libro y frenó su impacto por el deporte

02 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Manuel López jugó cuando eran un crío al tenis de mesa, una afición que compartía con su hermano. Los dos montaron un grupo en Crecente, de donde son naturales, hicieron la típica rifa para comprar una mesa y lo pasaron en grande con su deporte hasta que la vida los llevó por otros derroteros. Ambos se conjugaron para volver a disfrutar de su pasión por el viejo ping pong cuando la jubilación -trabajaba como ingeniero en Citroën-, se lo permitiese. Pero el párkinson fue más rápido que el cese de actividad y llegó a su vida diez años atrás. No obstante, no fue hasta el 2024 cuando cogió de nuevo la pala, 40 años después de haber aparcado el deporte.

«O chasco que tiven foi cando me detectaron a enfermidade, que ademais doutras moitas cousas, truncábame o soño de xubilado, porque que non me imaxinaba que cos tremores os síntomas do párkinson puidese xogar ao tenis de mesa», relata López, de 63 años y que se proclamó esta temporada subcampeón de España de la modalidad para los enfermos de esta dolencia.

Todo comenzó con la lectura de un reportaje que versaba sobre los beneficios del tenis de mesa para los diagnosticados con una enfermedad que provoca un trastorno del sistema nervioso que afecta los movimientos, causando temblores, rigidez, lentitud y problemas con el equilibrio. Era un artículo que hablaba del libro Reveses, «que contaba a historia dunha persoa, xornalista, que  comezara no tenis de mesa logo de saber que tiña párkinson porque lle recomendaron que a actividade física como imprescindible para combater a velocidade de desenvolvemento da enfermidade».

Aquello fue un «impulso» que despertó de nuevo en Manuel su ilusión por volver a jugar al tenis de mesa y además, tuvo la fortuna de encontrar un club en Mos, el Always TM, que se convirtió en la nueva casa deportiva de Manuel y su hermano. Desde que contactaron con la entidad mosense, todo fueron facilidades, desde adaptar los horarios para que pudiesen entrenar a ponerles en contacto con otra persona que «tiña párkinson e adestraba nese club». Se trataba de José Manuel, una persona de O Porriño con el mismo diagnóstico e idéntica pasión. Este, a su vez, fue quien le abrió las puertas de los campeonatos, tanto estatales como internacionales.

Fue entonces cuando se pusieron manos a la obra. «Iamos dúas veces por semana ao club e, sorprendentemente, o xogo que tiñamos aprendido cando eramos novos, salvando as diferenzas, lembrábamos bastantes movementos e así empezamos». No tardó mucho en participar en el Campeonato de España, el año pasado en Guadalajara, y contra todo pronóstico, quedó tercero en una categoría única para todos los afectados. Aquello fue el punto de arranque para comenzar participar en campeonatos internacionales en Suiza, en el Mundial de Francia y en otros eventos.

Con esta actividad, Manuel López tiene claro que el tenis de mesa esa una medicina más para los afectados por el párkinson que les permite «encontrarse ben e esta activos». Una cuestión difícil de entender teniendo en cuenta que se trata de una enfermedad en la que mente y cuerpo no van por el mismo camino en muchas ocasiones. «O deporte dá equilibrio, coordinación e rapidez de movementos e todo iso axuda a exercitalos. Esta discplina axuda bastante á xente que ten párkinson. Impide que os síntomas se aceleren», indica . Además, estar en un club de competición le permite socializar y disfrutar de un tenis de mesa que lleva en la sangre desde pequeño. La idea, además, ha prendido y esta temporada en el Nacional se dieron cita 21 jugadores más que el curso anterior. Pasaron de 50 a 71.

El colectivo de jugadores de tenis de mesa con párkinson lo tiene todo muy bien organizado. «Temos un grupo onde cada un comparte a súa experiencia e tamén compartimos se vemos algunha noticia con progreso ou en ensaio sobre cómo previr a enfermidade. Todo iso fainos estar xuntos e unidos, pasalo ben e socializar». Tan avanzado está el tema, que hasta un diagnosticado en Valencia organizó un campus que mezclaba actividades turísticas con deporte y sesiones de fisioterapia. De lo contrario, que si Manuel y sus compañeros de pala se hubiese quedado en casa, lo que podría derivar en el aislamiento. «Esta enfermidade empúxate a quedar na casa, non facer exercicio, deixarte de relacionar ca sociedade e entrar en depresión». Manuel entrena dos veces por semana en Mos pero también acude en otras tantas jornada al Círculo Recreativo de O Porriño.

Que sea una terapia ideal y que le permita saldar una cuenta consigo mismo no significa que Manuel López no vea el tenis de mesa como un deporte competitivo. Por eso tras visitar el podio en dos ocasiones, no le haría ascos a alcanzar el primer puesto, cuestión que está complicada por el eterno campeón. Un Toni Bou del tenis de mesa que lo gana todo. «Está difícil, pero es difícil ponerse las pilas», sostiene Manuel.