Nichos a 3.000 euros con vistas a las islas Cíes

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Una gestora lleva los cementerios de Alcabre y Bouzas, donde más sepulcros hay a la venta en Vigo

13 jun 2025 . Actualizado a las 17:49 h.

San Pablo cuenta en sus epístolas que, al final de los tiempos, los muertos saldrán de sus tumbas y resucitarán con cuerpo glorioso. No es lo mismo levantarse del sepulcro en un páramo yermo que en un entorno privilegiado como Alcabre, donde hay nichos con vistas a la ría de Vigo y las islas Cíes que se venden a 3.000 euros. Un centenar están disponibles ahora mismo. «Probablemente, son de los más caros de Vigo», afirma Juan P., gestor del camposanto. El empresario administra este cementerio parroquial y el de Bouzas, que es el segundo más grande de la ciudad después de Pereiró. Entre ambos suman 17.600 bocas.

El cementerio de Alcabre acaba de estrenar un columbario con losas de mármol veteados de color rosa que se encuentra situado en la antigua floristería, que se ha desplazado a la parte superior del recinto. Aunque las tumbas están llenas de flores frescas, la florista Auri asegura que «desde la pandemia no se venden tantas flores con la misma frecuencia, la gente ha dejado de venir como antes». Los depósitos para las cenizas cuestan 1.850 euros. El gestor de las tumbas está muy agradecido al párroco, don Fernando, que ha posibilitado las obras de reforma para que la gente discapacitada se pueda mover en silla de ruedas por todo el lugar.

Desde la atalaya de los huecos para las tumbas, con escaleras hacia el cielo, Juan ensalza un paisaje privilegiado. En la lontananza se pueden ver barcos de mariscadores intentando extraer almejas y otros preciados mariscos. «Es una maravilla tener estas vistas con la iglesia antigua al fondo y la ría».

Geslumen es la empresa que gestiona los dos cementerios más grandes que tiene el Obispado. Existen otros ocho camposantos parroquiales de menor tamaño: Castrelos, San Andrés de Comesaña, Coruxo, Freixeiro, Navia, San Miguel de Oia, Sárdoma y Valadares. En total, la Iglesia cuenta con 32.000 tumbas en la ciudad y el Ayuntamiento gestiona unas 30.000 en sus cementerios. Los nichos y tumbas de los municipales se ofrecen como concesiones administrativas por un período de determinados años y se pueden renovar. Para un período de seis años, un nicho vale 429 euros, cuatro años más cuestan 287 y para hacerse con uno durante 50 años el precio alcanza los 2.397 euros.

En Vigo existen, además, tres necrópolis privadas. La más grande es la de Candeán, promovida por la comunidad de montes y los vecinos. Empezó a funcionar en el año 1997 y abrió en el 2004. Cuenta con 3.000 nichos y solo quedan 20 en venta. Cuestan 3.000 euros para los vecinos de la zona y 3.400 para personas que no son residentes en la comunidad. La gerente, Ana Blanco, señala que ahora están con el proyecto de hacer un columbario que estará listo de aquí a final de año .«Ahora hay mucha demanda de incineración, así que también tenemos proyectado un crematorio que estará listo en dos años, calculamos». El cementerio particular más antiguo de la ciudad es el de Valadares, que abrió unos años antes que el de Candeán. Cuenta con 4.900 nichos y es el mas barato: cada boca cuesta tan solo 1.700 euros. Están todos vendidos, cuenta Paula Rodríguez.

De la alimentación al negocio fúnebre

El admnisrador de los camposantosl, que fue distribuidor territorial de Dulcesol, cuenta cómo se convirtió en gestor de los cementerios de Alcabre y Bouzas. Pasar de la alimentación al negocio fúnebre fue fruto de vivencias personales. «Mi padre fue un republicano que luchó en la batalla del Ebro y se exilio en Brasil tras ocho años en un campo de concentración en Salamanca. Dormía en un vagón de ganado y les daban una lata grande de conservas para hacer sus necesidades y para comer en el mismo recipiente que limpiaban con tierra y hojas. Lo pasó muy mal. Falleció en el 2000 y, cuando lo vinimos a enterrar aquí (por Alcabre), me di cuenta de que esto funcionaba mal, se pagaba en mano y no había gestión profesional. Así que empecé a crear con un socio informático un programa de gestión de cementerios y empezamos a trabajar», relata. El obispado le encomendó los dos. La empresa se lleva 130 euros por gestionar cada entierro. «Nuestro lema es la discreción, pasar desapercibidos en el duelo y no molestar a nadie, sino facilitar las cosas».