La obrera del casco rosa: «Manejar excavadoras de 20 toneladas no es como jugar a la PlayStation, como dicen mis amigos»

VIGO

Gerente de una empresa de canalizaciones, es también formadora en el manejo de maquinaria pesada; «faltan mujeres trabajando por desconocimiento del sector»
26 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.La tradición cromática le sirve a Sehila Lozano Prieto (Vilar de Barrio, 1983) para reivindicarse. Harta de que se dirigieran a ella en la obra como si fuera un chico, se compró un casco rosa fucsia. «Normalmente llevo el pelo atado, recogido en un pañuelo para que no coja polvo. Cuando llegaba alguien de fuera de la empresa, se dirigía a mí como si fuera un chico. El rosa lo puede llevar cualquiera, pero en la obra no es muy frecuente». Sehila es obrera, con A. Desempeña el mismo trabajo que sus compañeros, tanto maneja la excavadora, como echa hormigón o mete un tubo. Es también propietaria y gestora de la empresa Canalizaciones Viseo, que opera en las provincias de Pontevedra y Ourense.
Lleva casi veinte años en el sector, desde que empezó a hacer pequeños trabajos en la empresa de su padre, dueño de una firma de construcción. Sus primeras tareas fueron como peona, de ahí pasó a manejar maquinaria pesada y, casi de forma natural, decidió formarse hasta convertirse en docente de la Fundación Laboral de la Construcción en Vigo, donde enseña a usar excavadoras. «Manejar máquinas de 20 toneladas no es como jugar a la Play Station, como me comentan algunos amigos. Requiere formación y responsabilidad. Tienes que velar por ti misma y por la gente que tienes en tu entorno». Hay que hacer las cosas bien, defiende. «No solo es saber cómo se mueve la máquina, tienes que manejarla, saber cómo colocarte para desempeñar los trabajos y mejorar el rendimiento, los tiempos...». Su firma se dedica a instalar canalizaciones subterráneas para telecomunicaciones.
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En el sector de la construcción, las mujeres apenas representan el 11 % de las trabajadoras, pero son muchas menos a pie de obra y casi ninguna como responsable de una de estas empresas. «Somos pocas por desconocimiento. Yo invito a todas las mujeres a que se interesen porque es un sector muy amplio. Trabajamos ocho horas, tenemos el fin de semana libre y, en la mayoría de los casos durante el verano, jornada continua». Para animar a las más jóvenes, Lozano impartió charlas a alumnas de instituto en los cursos de tercero y cuarto de la ESO. «Nos gustó ver que ellas también están interesadas. Es satisfactorio ir por tu ciudad y pensar que has trabajado en esta infraestructura en un centro comercial o también que has instalado las telecomunicaciones. Es un sector fundamental que nos permite estar conectados». Sehila Lozano es también presidenta de la Asociación de Instaladores de Telecomunicaciones de España, que se creó para defender a las empresas y subcontratas que trabajaban para Comfica Soluciones, ante lo que considera una situación de abuso de posición.
Campeona de fútbol sala
Antes que empleada de la construcción, Sehila era ya jugadora de fútbol sala. Cuando tenía ocho años se inició en el Club Cíos de O Calvario, en Vigo, donde sigue militando. «Este deporte me dio los mejores años de mi vida. Estamos en el pabellón y se nos ve menos, pero me encanta que se esté fomentando el fútbol femenino después de la victoria en el Mundial». Una lesión que sufrió hace dos años no impide que lo siga practicando, a sus 42 años. Este año, su equipo ha ganado la liga en segunda categoría autonómica. «Lo hicimos sin entrenador, tuvimos que asumir esta función todo el equipo. Vamos a ascender a primera autonómica y lo hicimos nosotras», dice. Es la principal patrocinadora del equipo. «Estamos contentísimas porque lo hemos conseguido... ¡y a esta edad!», presume mientras explica que el espíritu deportivo lo aplica también a la empresa. «Podemos discutir en el pabellón, pero lo que pasa en el pabellón se queda en el pabellón, igual que hago en el trabajo».

Es todoterreno, pero hay algo de lo que huye: el sol. «Antes de trabajar en este sector iba a la playa y me ponía vuelta y vuelta como una lagartija, pero a día de hoy intento estar bajo la sombrilla y disfrutar de la sombra», aclara. Sufrir las inclemencias meteorológicas es lo más sacrificado de su trabajo, que se desempeña mayoritariamente a la intemperie, llueva, truene, granice o apriete el calor. «Quiero mandar un mensaje a los ciudadanos, porque muchas veces protestan por las obras en la calle, pero hay que pensar que son necesarias. Nosotros intentamos acabar lo antes posible y no molestar. Si vamos lentos es porque no conseguimos hacerlo antes», explica.
Tras pasarse la jornada en la obra, cuando llega a casa es ella quien hace las chapuzas, el bricolaje o las manualidades. Y la maña va pasando de generación en generación. Su hija de siete años ya sabe cómo funciona la excavadora. «La enciende y quiere hacer cosas, tengo que tener cuidado». De casta le viene al galgo.
Su canción
«A sky full of stars», de Coldplay. «Me gusta esta canción porque en mi vida y en la de la mayoría de nosotros no solo tenemos un referente, tenemos muchos referentes. El cielo está lleno de estrellas, como dice este tema. Es una canción que me gusta mucho desde joven, igual que Coldplay».