La ruta del oro de Aldara Rodríguez

LA VOZ VIGO

VIGO

CEDIDA

El título con la española sub-16 recompensa los sacrificios de la alero del Celta, que recorría 740 kilómetros semanales para entrenar y luego cambiar Xunqueira por Vigo

30 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Aldara Rodríguez nacida en Xunqueira de Ambía en el 2009, probó en el balonmano, pero enseguida siguió a sus amigas para jugar al baloncesto en Allariz. En el conjunto alaricano, un clásico del baloncesto gallego, estuvo cinco temporadas, de verde y negro recibió la primera llamada de la selección (una concentración sub-12) y a los doce años el Celta llamó a su puerta. Durante dos temporadas, hizo tres veces a la semana el trayecto Xunqueira de Ambía-Vigo para entrenar, más un cuarto día a Ourense. El verano pasado, dejó su casa y se marchó a vivir con una familia para estar cerca del pabellón de Navia. Extrañó, tuvo morriña, le costó adaptarse, pero resistió. El premio: una medalla de oro en baloncesto en el Festival Olímpico de la Juventud en Macedonia del Norte. «Estou moi contenta de dar o paso. Era unha cousa que tiña que facer se quería seguir medrando», dice de su decisión de mudarse a Vigo.

«Somos de Xunqueira de Ambía e Aldara comezou a xogar no Allariz; cando estaba en categoría infantil, recibimos unha chamada do Celta e comezou a xogar na base do equipo», recuerda Sofia, su madre. Fue Carlos Colinas, el director deportivo celeste, quien se puso en contacto con la familia. El cazatalentos ya la tenía detectada en su radar e incluso hizo una excepción. «Comentounos que non fichaban a nenas tan pequenas, pero que querían facer unha excepción».

Aldara tenía doce años y su vida dio el primer vuelto. Comenzaron los viajes a Vigo (119 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta). «Os dous primeiros anos ía a Vigo tres veces á semana e adestraba un cuarto día co Bosco en Ourense, que tiña un convenio o Celta con eles», dice su madre y taxista. De un modo paralelo, esta alero de 181 centímetros (a día de hoy) continuaba acaparando llamadas de la selección española en sus categorías base.

El verano pasado,tuvieron que dar un paso más y Aldara decidió instalarse en Vigo. «Dende a pasada tempada, viviu cunha familia en Vigo, unha familia que ten nenas no Celta, adestraba e estudaba en Vigo e a previsión para o ano que ven é estea na residencia de estudantes». La jugadora admite que le costó: «O que foi máis duro foi cando me fun para Vigo, a vivir alí», dice desde su casa. Su madre lo explica con nitidez: «Custoulle a adaptación á nova situación; ao final, é moi pequena, de idade, e saír do seu confort foi duro: familia nova, cole novo, difícil para unha nena de 14 anos, pero ela tiña claro que para continuar o seu camiño tiña que sacrificarse».

El esfuerzo tuvo su recompensa en forma de medalla de oro hace pocos días. «É a miña primeira medalla internacional», dice del oro conquistado por España en la final de baloncesto femenino de la FOJE. Además, endosándole una paliza a Francia: 69-38. «Prantexamos moi ben o partido e déusenos moi ben», dice con naturalidad. A pesar de soportar un alojamiento nada recomendable: «O hotel no que estabamos con tres camas para cinco persoas e non puidemos descansar ben de todo».

La céltica admite que llegó al baloncesto siguiendo a sus amigas y se enganchó el primer día. «Ao principio xogaba ao balonmán e gustábame moito, pero había moitas amigas miñas que xogaban ao baloncesto e decidín apuntarme, déuseme ben e empezou a gustarme un montón», recuerda. Hoy, se define como una jugadora «con carácter á que lle gusta moito defender e axudar ao equipo». Tiene como referencia a María Conde, internacional con España que ahora juega en la República Checa. Ella sabe que el Celta es un buen vivero de la selección absoluta y no descartar engordar la lista. «Aí estamos». Una manera muy gallega de decir que el sueño es posible.