El Ejército se hizo bombero en Cangas

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

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M. MORALEJO

Unidades terrestres participaron por primera vez en las tareas de extinción de incendios forestales en Galicia en el mes de agosto de 1984. Setenta soldados se desplegaron por montes de O Morrazo

06 ago 2025 . Actualizado a las 16:05 h.

Algo más de treinta años antes de que naciera la Unidad Militar de Emergencias (UME), equipos del Ejército comenzaron a ser empleados en las tareas de extinción de incendios forestales. La primera acción en Galicia ocurrió el 16 de agosto de 1984 en montes de Cangas do Morrazo. Tres días antes, las autoridades militares de la provincia habían comprometido su participación al comité permanente de incendios forestales de la comunidad. Aquel año, el Gobierno central había transferido a las comunidades autónomas las competencias en incendios forestales.

En un principio, el compromiso se materializó en la creación de patrullas desplegadas por los montes a modo preventivo y, sobre todo, disuasorio. Básicamente, su labor consistía en recorrer los montes para evitar la acción de pirómanos, al tiempo que advertían a las autoridades civiles de cualquier conato de incendio. La medida venía motivada por el gran número de fuegos forestales que se había producido en la provincia de Pontevedra desde comienzos de agosto. En tan solo ocho días ardieron entonces más de 3.000 hectáreas.

A diferencia de lo que ocurre hoy en día, en aquella ocasión no se dio mucha publicidad a la labor de los militares en ese ámbito. El propio gobernador en funciones de la provincia de Pontevedra, Manuel Ezquieta, explicaba en La Voz de Galicia, al día siguiente de la operación en Cangas, que los movimientos del Ejército en los montes de la provincia no podían revelarse, ni tampoco el número de soldados que participaban en las operaciones.

Sin embargo, en la edición de La Voz de Galicia del 18 de agosto se apuntaba que habían participado setenta miembros del Ejército en la extinción del incendio en los montes de Cangas. Este diario explicaba entonces que los desplazamientos de las unidades militares por los montes de la provincia eran decididas por sus propios mandos naturales. «Al parecer, el acuerdo establecido en la reunión donde se decidió la participación del Ejército en la lucha contra los incendios forestales pasaba por no dar excesiva publicidad a su intervención, aunque sin ocultarla. En principio, se asegura que la intervención del Ejército se prolongará durante algún tiempo, probablemente hasta el mes de septiembre, y tendrán que pasar algunos días antes de efectuarse una primera evaluación en tomo a los resultados obtenidos de dicha participación», señalaba La Voz de Galicia.

Ese mismo día, el Gobierno Civil de A Coruña esta iniciando negociaciones con la Capitanía General de Galicia y con el ministro de Defensa para conseguir la misma colaboración del Ejército en misión de vigilancia en los montes de la provincia coruñesa.

Los escasos recursos de la época en materia de extinción de incendios forestales llevaron nuevamente a la Xunta de Galicia a buscar la colaboración del Ministerio de Defensa al año siguiente, aunque con las mismas condiciones del año anterior. Es decir, su labor debía ceñirse a patrullar los montes con el fin de evitar la acción de los incendiarios.

Capítulo aparte es la participación del Ejército del Aire en la lucha contra los incendios forestales. España adquirió los primeros aviones preparados para afrontar esas tareas a comienzos de la década de los años setenta del pasado siglo. Fueron dos CL-215, comprados en Canadá, las primeras aeronaves empleadas por las fuerzas aéreas españolas en la lucha contras los incendios. En 1971, año en el que comenzaron a operar estos aviones, tan solo en Galicia realizaron 44 actuaciones, cifra que fue aumentando progresivamente en los siguientes años.

A partir de 1980, este escuadrón pasó a denominarse Grupo 43 de las Fuerzas Aéreas y, desde entonces, ha crecido en número de unidades operativas y ha visto mejorados sus medios. En 1976, en la comarca de O Salnés, se produjo el primer accidente con víctimas mortales de este grupo. En el siniestro fallecieron el alférez José Luis Herráiz, el brigada José Cachofeiro y el sargento José Pérez.

La participación del Ejército en la lucha contra el fuego quedó canalizada a partir del 2006 en la Unidad Militar de Emergencia, la misma que el pasado fin de semana desplegó a miembros de una brigada de intervención en el incendio de A Cañiza. Esta fuerza de carácter permanente afronta distintas situaciones de emergencia de carácter grave, entre ellas, la intervención en los grandes incendios forestales. La base más cercana a Galicia está situada en San Andrés del Rabanedo, en la provincia de León, donde está acuartelado un batallón de intervención en emergencias.

Sin embargo, la UME no realiza tareas de prevención. Para ese aspecto de la lucha contra los incendios forestales, Defensa creó en el año 2007 la operación Centinela gallego. Ese operativo fue asumido en la provincia de Pontevedra por la Brilat. En septiembre del 2007, el teniente general Fernando Torres González, realizaba una valoración muy positiva de aquella primera campaña de patrullaje por las Rías Baixas. «Nos podemos sentir muy satisfechos del tiempo, de la climatología y de que estas patrullas, en su labor de disuasión y vigilancia, sirvan para evitar incendios. Estamos haciendo un gran trabajo», comentaba a La Voz el máximo responsable del operativo. Centinela gallego sigue desarrollándose todos los veranos y es habitual encontrarse con patrullas militares en lugares insospechados de la provincia.

Hoy, el Ejército de Tierra está plenamente integrado en la lucha contra los incendios, pero aquella labor comenzó en Cangas en 1984.