De la Casa dos Mouros al ascensor Halo, un viaje por el patrimonio sin salir de Vigo

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO

Un recorrido por elementos artísticos significativos de la evolución del espacio que ocupa la ciudad

19 oct 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Como espacio habitacional, Vigo acumula varios milenios de existencia, y esa línea del tiempo está bien representada en su patrimonio. Se puede recorrer desde la prehistoria hasta la actualidad a través de diferentes vestigios humanos que, en unas ocasiones tienen una importante carga histórica y, en otras, también tienen un evidente valor artístico. Siempre es complicado realizar listas de principales en cualquier ámbito y, seguramente, cada habitante del municipio tendrá su propia selección.

Por aquello de comenzar por lo más antiguo, nos situamos en primer lugar en la parroquia de Candeán, auténtico referente vigués del megalitismo. En el tránsito del IV al III antes de nuestra era, la población que habitaba en esta esquina peninsular realizaba enterramientos comunales en los que empleaban grandes piedras, de ahí que se haya denominado a esa época como Megalitismo. La mámoa conocida como Casa dos Mouros es un buen ejemplo de aquella forma de enterrar. Ha sido objeto, en los últimos años, de campañas arqueológicas que ayudan a conocer mejor el pasado. En el trayecto hacia el Vixiador, las personas interesadas pueden conocer otros ejemplos megalíticos, aunque de menor envergadura al mencionado.

La máquina del tiempo nos lleva después a la parte continental de Toralla. Allí se encuentran los restos de una villa romana, que estuvo activa entre el siglo III y el V. Como tiene asociado un centro de interpretación, el visitante puede comprender mejor el tipo de vida que llevaba una clase pudiente hace casi dos mil años. Especialmente llamativo es observa el sistema de calefacción de que disfrutaban los dueños de aquella mansión, que al mismo tiempo era granja y factoría de salazón de pescado.

La Edad Media dejó en Vigo varias iglesias de estilo románico, aunque quizá la que llegó menos alterada a nuestros días sea la de Santa María de Castrelos. Tiene algo más de 800 años de existencia y presenta detalles muy interesantes, como el conjunto de canecillos de su alero exterior, los tímpanos de sus puertas o los espléndidos rosetones de su ábside.

En el paso del último gótico al Renacimiento se sitúa la Casa de Arines, aunque los expertos consideran más correcto denominarla Casa Torre dos Pazos Figueroa. Es de 1490 y presenta elementos góticos y renacentistas. En la actualidad está declarada como bien de interés cultural, acoge el Instituto Camões y está situada en la plaza de Almeida. Es el edificio útil más antiguo de Vigo.

En lo que la historia denomina Edad Moderna, Vigo acoge varios edificios. El más brillante es el pazo Quiñones de León, sede del Museo Municipal de Vigo. Su visita es obligada para todos los habitantes de la ciudad. No solo acoge varias colecciones artísticas municipales, sino que también muestra cómo vivían en Galicia las clases más pudientes. Especialmente atractivos son sus jardines en donde, además de una abundante variedad de especies vegetales, se pueden contemplar distintas representaciones escultóricas. Este año, se celebra, con distintos actos, el centenario de la donación del conjunto, parque incluido, al pueblo de Vigo por el marqués de Alcedo.

De esta misma época son los dos castillos que tiene la ciudad, o para ser más exactos, del castillo y medio, porque el de San Sebastián fue demolido en su mayor parte cuando se construyó la actual casa consistorial. Más suerte tuvo el de Nuestra Señora de O Castro. Fueron levantado ambos a mediados del siglo XVII para fortalecer la costa de los frecuentes ataques que realizaron piratas berberiscos y, especialmente, los ingleses. En los últimos años, el de O Castro experimentó algunos arreglos y, lo más importante, se implementó un programa de difusión de su historia. En el mismo parque se encuentran los restos del poblado castreño, el primer poblado conocido en el municipio.

Vigo tiene una espléndida arquitectura de granito construida desde finales del siglo XIX hasta bien entrada la centuria pasada. Destaca el Teatro García Barbón, hoy Teatro Afundación. Es un proyecto en el que Antonio Palacios se vio influido, en el tratamiento curvo de la fachada, por la Ópera de París.

A comienzos de la década de los años noventa del pasado siglo, Vigo dio un salto de calidad en la presencia de escultura urbana. El Concello encargó a varios artistas importantes la realización de obras de grandes dimensiones. Entre todas ellas destaca el Sireno, de Francisco Leiro. Es una escultura siempre rodeada por la polémica, pero que nadie puede negarle su valor artístico. 

Contemporáneo

La arquitectura contemporánea tiene recorrido en Vigo desde los años cincuenta, con la obra de Xosé Bar Boo. Durante cierto tiempo, la ciudad trató, sin éxito, de poseer un edificio firmado por un arquitecto que hubiese obtenido el Premio Pritzker de arquitectura. Aunque Aldo Rossi llegó a iniciar el proyecto del Museo do Mar, sería César Portela quien lo desarrollase y concluyese. Más lejos quedaron de conseguirlo Álvaro Siza, Mende de Rocha, Jean Nouvel y Rafael Moneo. Ahora, ya luce esa distinción con la estación de Vialia, proyectada por Thom Mayne. Premios a parte, el campus de la Universidad de Vigo reúne importantes ejemplos de arquitectura contemporánea.

El final del recorrido por el top ten del patrimonio vigués podría ser el ascensor Halo, una pieza diseñada por el arquitecto vigués Alexandre Mouriño, del estudio AM2. No solo ha recogido importantes premios internacionales y ayuda a la población a salvar un importante desnivel, sino que también ha comenzado a convertirse en un símbolo de la contemporaneidad viguesa.