Un archivo histórico de Galicia en el salón de casa: «Lo mejor son las curiosidades»

Bibiana Villaverde
bibiana villaverde VIGO / LA VOZ

VIGO

M.MORALEJO

Su tío sacerdote le dejó investigaciones de décadas en herencia. Nuria Estévez atesora documentos sobre Irmandades da Fala, el Balneario de Mondariz, el habla de cesteiros, Sobroso...

06 dic 2025 . Actualizado a las 10:53 h.

Algunas herencias cambian vidas. La de Nuria Estévez (Vigo, 1981) es una de ellas. Y no porque el legado de su tío haya modificado su situación económica, el tesoro es mayor, le ha abierto las puertas a otros mundos. Hace tres meses que esta sanitaria de profesión recibió las cajas con el legado de su tío paterno, Benito Estévez, sacerdote en Mondariz y Redondela durante más de cinco décadas. Desde entonces, Nuria Estévez es propietaria de un patrimonio histórico: miles de documentos de la historia de Mondariz, del Balneario y de los principales acontecimientos culturales en el sur de la provincia en los últimos 200 años.

Guarda originales de la creación del Partido Galeguista, textos fundacionales de las normas de Irmandades da Fala, manuscritos de registro de huéspedes del Castillo de Sobroso a finales del siglo XIX, las crónicas del periodista Manuel Lamartín o escritos del nacimiento del Balneario de Mondariz. Y no solo documentos. Custodia también miles de fotos que su tío, sacerdote en la comarca del Suído desde 1960, hacía a cada feligrés en bodas, bautizos y comuniones. «La gente me para y me pregunta por las fotos. Enseguida relaciono caras con esas imágenes y se las paso. Me gustaría hacer una exposición para que la gente localice las fotos familiares y pueda tenerlas». De momento, las facilita de forma informal a quien se las pide.

Don Benito guardó cantigas de los molinos y estudió el habla de los cesteiros. Él editó un libro sobre este lenguaje que Nuria Estévez reeditará con hallazgos localizados entre los documentos históricos. Por ahí ha empezado a gestionar un legado que la sumerge en la Galicia de personajes adelantados a su tiempo como Enrique Peinador, padre, fundador del Balneario y Enrique Peinador Vela, hijo, que lo convirtió en espacio de referencia cultural y turismo. El establecimiento publicó, entre 1888 y 1931, una revista semanal con crónicas de la época, La Temporada, que Nuria también atesora.

Esta villa termal acogió a personajes como John Rockefeller II, Isabel de Borbón, el arzobispo de Westminster o Emilia Pardo Bazán. «Peinador defendía muchísimo a las mujeres. Arrancaba la sección de opiniones médicas con la doctora Aleixandre que estudió el prolapso uterino (descenso del útero a través de la vagina). Publicó una galería de gallegas ilustres y criticaba que las formaran a ellas en labores del hogar en vez de enseñarles letras y ciencias».

Adicta a la lectura desde niña, también ha heredado la curiosidad del sacerdote. La sobrina y ahijada del clérigo revisa con lupa, literalmente, cada documento. «Me gustaría crear una fundación y que esto se quede en Mondariz. Este municipio tuvo una era dorada. En la época de mi tío también se hicieron cosas, como la asociación cultural Castromao. Hay que difundir la historia fascinante de este pueblo». Esa admiración ha provocado que se mude a Mondariz en unas semanas.

Nuria, «la sobrinísima»

Benito Estévez falleció en junio. Dos meses después, Nuria recibió las cajas con centenares de documentos y miles de libros. Muchos de ellos ya los ha donado por falta de espacio en su piso de Vigo. «Me paso los días y madrugadas leyendo, haciendo apuntes, resúmenes y clasificando. Mi casa ahora mismo parece una papelería en septiembre. Mi salón hace mucho que dejó de ser un salón». La tarea le ayuda a superar la pérdida de quien fue un apoyo fundamental en su vida. «Desde niña siempre he estado pegada a él. Le acompañé muchas veces al arzobispado, allí me llamaban ‘la sobrinísima'. Realmente yo en Mondariz he tenido siempre cinco guardaespaldas, los cinco curas de la zona con los que jugaba y a los que les robaba el marisco del plato los días de la fiesta», rememora. «No soy practicante, sí creo pero soy bastante hereje. Esta época sí que estoy yendo a la iglesia porque ir a misa me acerca a él», solloza.

Don Benito era párroco en Santa Baia. Cuando no estaba dando misa, los días del clérigo transcurrían en la Plaza de España de Mondariz. Leía y hablaba con la gente. Muchos de esos vecinos se acercan a esta viguesa tras su muerte. «Lo más bonito son las curiosidades que descubres. La historia general la sabe todo el mundo, pero es una chulada toparte pinceladas personales. Tengo hasta una carta de amor de las de antes, con esa prosa tan bonita. Y la respuesta de ella. Hay formas muy sutiles de decir que no», bromea.

El humor y la vida cotidiana están en los diarios que el sacerdote escribió desde 1960 y que Nuria lleva encima y lee en la sala de espera del médico o en el bus. «Era muy gracioso, tenía mucha sorna. Quitaba importancia a los problemas y te escuchaba sin juzgarte. Lo echo mucho de menos y me gusta ver que la gente que me encuentro se interesa por el legado que mi tío atesoró y guardó tantos años. Me hubiera gustado que él lo viera».

Su canción favorita

«Nadie como tú», de La Oreja de Van Gogh. «Es un tema que lo describe perfectamente, Benito era esa persona a la que acudes siempre. Echo muchísimo de menos a mi tío. Al principio no podía ni abrir las cajas de lo que lloraba, ahora es el salvavidas que tengo. Estos documentos me tienen ocupada y distraída».