Es ahora el momento de solucionar la sequía

Antón lois EDUCADOR AMBIENTAL

VIGO

El embalse de Zamáns, en octubre
El embalse de Zamáns, en octubre XOÁN CARLOS GIL

El dragado de los embalses de Eiras, Zamáns y Baíña en época de lluvias aumentaría su capacidad

09 dic 2025 . Actualizado a las 01:29 h.

El principio de precaución dice que los incendios se apagan en invierno. Las futuras sequías que impulsadas por la emergencia climática volverán con más frecuencia e intensidad también se solucionan ahora. Los tres embalses que abastecen a Vigo y su entorno llevan décadas recibiendo enormes cantidades de áridos y lodos que se fueron sedimentando reduciendo considerablemente su capacidad de almacenamiento. Desconocemos (si alguna vez se hizo un estudio al respecto no aparece referenciado) el caso concreto de Eiras, Zamáns y Baíña, pero un estudio del Cedex del 2020 estima que la pérdida media nacional de capacidad de agua embalsada por sedimentación de las presas de abastecimiento ronda el 0,5 y 1 % anual. Según estos datos, Eiras habría perdido más de un 30% de su capacidad.

 Pasado mañana sería un momento excelente para dragar el embalse de Baíña (garantizando el suministro de agua a Baiona mediante un bypass desde Zamáns). Una vez terminado ese dragado, y tras unos días para que se asiente la turbidez producida por el movimiento de tierras, tocaría hacer lo propio con Zamáns. A continuación le tocaría a Eiras, garantizando el suministro de Vigo desde Zamáns, que ya habría aumentado sensiblemente su capacidad mientras, además, la previsión sigue garantizando lluvias. Los áridos y lodos extraídos tras el dragado sumarían centenares de toneladas, lo que nos lleva a la gran pregunta: ¿qué hacemos con ellos?  

La respuesta sería separar los áridos para cualquier obra civil y los lodos… tirarlos en el monte, literalmente. Argumentemos la respuesta: un estudio del CSIC estimaba que una sola hectárea de monte quemado pierde, entre la combustión directa (la materia orgánica del suelo también arde) y la erosión posterior un mínimo de 11 toneladas de suelo fértil. Para recuperar ese suelo vivo imprescindible para la regeneración ecológica de los montes incendiados, necesitamos muchas toneladas de materia orgánica. Pues bien, nuestros embalses de abastecimiento se encuentran en los cursos medios de los ríos, toda esa sedimentación de materia orgánica del fondo es, en realidad, un excelente fertilizante natural que se podría, incluso se debería, utilizar para devolver el suelo fértil perdido a los montes degradados por los incendios y la erosión. 

Solucionaríamos simultáneamente dos problemas: la pérdida de capacidad de los embalses de abastecimiento y la pérdida de biodiversidad de los montes calcinados. Pero añadiremos otro beneficio: esos sedimentos orgánicos en los embalses propician la eutrofización, un proceso de proliferación de bacterias y algas por hiperfertilización de las aguas que termina eliminando el oxígeno del agua y, por lo tanto, matando el propio ecosistema. Y otro beneficio final: el dragado, al reducir la carga orgánica, reduce también considerablemente los costes de depuración y potabilización del agua de consumo. Dragar esos sedimentos soluciona también ese problema. 

Hacer ese dragado es una solución más rápida, ecológica, con menor impacto ambiental y considerablemente más barata que cualquier otra alternativa. Con esta actuación, añadida a un empeño en serio para eliminar las fugas en la red de abastecimiento, que se llevan, siendo optimistas, un 10 % del agua (algunas estimaciones cifran las pérdidas posibles hasta en otro 30 %), solucionaríamos el problema. 

Más pronto de lo que imaginamos la sequía volverá, y con ella volveremos a preguntarnos otra vez por qué no se aplicaron estas medidas cuando estábamos a tiempo. ¿Será precisamente porque es la solución más barata?