De vertedero a atracción turística: la playa de los cristales de Baiona cumple 20 años

Monica Torres
mónica torres BAIONA / LA VOZ

BAIONA

Mónica Torres

El séptimo arenal de la villa sorprende por su mosaico de vidrios de colores

19 jun 2024 . Actualizado a las 02:02 h.

Paseos marítimos para recorrer la costa a pie o en bici, atardeceres de película, playas paradisíacas con deportes acuáticos para todos los gustos y un giro mantenido en el tiempo hacia temperaturas más suaves han hecho que la comunidad gallega sea conocida también con el sobrenombre de Galifornia. Caprichos o lecciones de la naturaleza que han corregido graves errores humanos sin atender a latitudes provocaron que, a más de 9.000 kilómetros de la famosa Glass Beach, se puedan disfrutar otras playas de cristales asentadas por un mar al que durante años les plantaron humeantes escombreras encima. La de California pasó de ser el basurero histórico de Fort Bragg a uno de los más grandes depósitos de aguamarina del mundo. En Baiona hay que celebrar los veinte años de la playa de Silleiro sacando los colores a lo que fue una brutal agresión ambiental.

Las imágenes de las toneladas de basura pestilente que durante años ardieron sin compasión sobre la costa miñorana parecen ahora tomadas en cualquier remoto país en guerra. Aquella batalla se jugó en casa y acabó hace tan solo dos décadas, cuando a finales del 2003 se concluyó el sellado definitivo del vertedero de Silleiro. La época oscura de este estratégico enclave del Camino Monacal, donde en el 2010 se construyó además una de las depuradoras más punteras de Galicia, ocurrió a finales de la década de los 70 , cuando se usaba como depósito de todo tipo de desechos.

El vertedero municipal estuvo primero en la parte de arriba de Silleiro, en las proximidades de la batería militar, y después se trasladó a primera línea de costa, donde siguió ardiendo sin cortapisas llegando la contaminación de los residuos incinerados en Baiona hasta Praia América. Hasta que, en julio del 2001, se decretó el cierre. La medida tardó dos años más en cumplirse y, aunque se habían prohibido más vertidos, el humo y las quemas continuaron. Las obras de sellado y recuperación de la zona arrancaron el 6 de agosto del 2003 tras años de protestas vecinales y denuncias, con una inversión de 490.000 euros financiados entre la Xunta y la administración local.

BENITO

Entonces comenzó la metamorfosis. Dos décadas de embate de las olas y la acción de las mareas han aplastado, redondeado y pulido toneladas de vidrio y las han apilado en la playa que en tiempos era A Carral, una pequeña cala de arena y roca, utilizada tan solo por pescadores, percebeiros y, por supuesto, las familias de los fareros que estuvieron a cargo de las linternas de Silleiro. El principal foco de contaminación medioambiental de la comarca de O Val Miñor hasta los albores del siglo XXI es ahora la séptima playa de Baiona, el primer municipio gallego que se plantó contra los humos en las playas, en el verano del 2012. La de los cristales es una de las que más sorprenden a los visitantes por sus exóticos colores translúcidos.

La playa se encuentra a los pies de Mirador del Thalassa, nombre que recibe el lugar más próximo a la rotonda de Silleiro. Así se bautizó en 1998 como homenaje a las víctimas del naufragio del yate noruego que chocó contra la piedra de A Punta do Lobo el 31 de diciembre de 1948 y se partió en dos. Murieron todos los pasajeros menos una niña de diez años.

La reconversión de este privilegiado enclave está a punto de culminar con la inauguración de la Taberna Atlántica. El viejo faro de la bocana sur de la ría de Vigo, que guio a los marineros hasta que el 8 de agosto de hace justo un siglo se inauguró el nuevo, volverá a iluminarse la segunda semana de julio. No recuperará la lámpara, que sí tuvo que emplearse entre diciembre de 1924 y julio de 1925 durante la reparación de los daños de un incendio en el principal, pero sí una monumental cúpula de hierro forjado que simula la antigua torreta de orientación y que será visible desde el rompeolas de Baiona, avanzó ayer Miguel Fernández, de la sociedad Landscape 68 España, adjudicataria del concurso para rehabilitar ambos faros. «Estamos muy ilusionados con el proyecto, que dispondrá de una terraza con más de medio centenar de mesas», destacó Miguel. La concesionaria pondrá en marcha la segunda semana de julio la taberna a pie de mar tras una profunda rehabilitación que ha respetado el espíritu del edificio original resucitándolo de las ruinas Habrá tiempo de brunch, la comida inglesa a medio camino entre el desayuno y el almuerzo, comidas, cenas y también conciertos con privilegiadas vistas al océano y mágicas puestas de sol.