Los vigueses abandonan la pesca de río

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

CANGAS

ALBERTO LÓPEZ

La nueva temporada se inicia con una caída en el número de licencias

21 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La temporada de pesca fluvial, iniciada en Galicia el pasado domingo, pone en evidencia la pérdida de adeptos en Vigo. El número de licencias se ha quedado este año por debajo del millar, en concreto se obtuvieron 990, lo que supone 95 menos que el pasado año, cuando se solicitaron 1.087, y 164 menos que en el 2015. Esta misma tendencia se registra en los municipios del entorno, donde todos pierden licencias. Es el caso de O Porriño, Mos, Redondela, Gondomar, Nigrán, Baiona, Cangas y Baiona. En total, incluido Vigo, habrá esta temporada 1.502 pescadores frente a los 1.721 del año anterior. Entre las localidades del área, destacan Gondomar y O Porriño, donde se detecta algo más de afición por las aguas fluviales.

José Luis González, delegado de la Federación Gallega de Pesca en la provincia de Pontevedra, achaca el descenso del número de licencias a una tendencia generalizada. «Uno de los motivos es que la juventud está menos implicada en el deporte que exige más dedicación. Tienes que madrugar un domingo, salen el sábado... A esto se suma que la pesca está sufriendo un bajón de capturas y eso desanima», explica.

El hecho de que en Vigo no haya ríos propicios para la pesca obliga a los pescadores a desplazarse a otros municipios, lo que también retrae. Los más frecuentados por los vigueses son el Tea, el Deva y el Miño, sobre todo en la zona de Arbo, aunque también se trasladan a otras zonas de Ourense y Santiago, donde existen buenos ríos trucheros.

El Lagares se suele descartar ante las intermitentes vedas originadas por vertidos. Aunque pasen largas temporadas sin que se produzcan, los pescadores han perdido la confianza y prefieren tirar hacia otras aguas. Solo la parte alta de Cabral, en la cabecera, atrae a algunos aficionados en busca de truchas. Otras veces los pescadores se consuelan con una incursión al embalse de Zamáns, donde la captura habitual es el blak bass. Se trata de una especie de origen americano, invasora y de gusto mucho menos refinado que la trucha. Los más exquisitos se desplazan al Ulla o al Lérez en busca de salmón, cada vez menos frecuente. Para esta especie el período hábil se abrirá el 1 de mayo y concluirá el 31 de julio, como para el resto.

José Luis González resume el inicio de esta temporada con «pocas capturas, aguas muy frías y mucho caudal». Advierte que los ríos tienen circunstancias que les hacen variar, como la sequía del año pasado, de la que aún desconocen las consecuencias. Ahora, por el contrario, hay mucho caudal, algo que cree que puede ser beneficioso para los próximos meses y hacia el verano.

En lo que se refiere a las grandes ciudades gallegas, Vigo se sitúa en los últimos puestos por el número de licencias, que encabeza Ourense con más de tres mil. Muy de cerca le sigue Lugo, mientras que el tercero y cuarto puesto le corresponde a A Coruña y Santiago, respectivamente. Cierra la tabla Ferrol, con algo más de doscientos, y en penúltimo lugar figura Pontevedra.

Según la normativa gallega, los lunes se declaran inhábiles para la pesca, excepto los festivos nacionales o autonómicos. Los jueves laborales de la temporada se podrá pescar solo en la modalidad de pesca sin muerte, salvo el día 29, festividad de jueves santo y el 17 de mayo con motivo del Día das Letras Galegas. Este tipo de pesca gana cada vez más adeptos, sobre todo entre la gente más joven, de ahí que los tramos libres sean cada vez más numerosos. Entre los más concurridos en la temporada anterior figura el situado en el río Parada, en Fornelos de Montes, así como los del Verdugo, Xabriña, Borbén y Verdugo, donde se suele practicar la pesca hasta el 30 de septiembre.

En las zonas de las desembocaduras y en los embalses en los que se autoriza la pesca de ciprínidos autóctonos son hábiles todos los días de la semana para la captura de especies distintas a los salmónidos y sin obligación de practicar la pesca sin muerte.

El horario para echar la caña se establece desde una hora antes de la salida del sol hasta una hora después de la puesta. En total, en Galicia se han expedido este año 40.000 licencias para la pesca fluvial.