Juicio a un jubilado de 75 años acusado de agresión sexual a una joven cuidadora de ancianas: «Dentro de unos días vuelvo a hacerte el amor»

E. V. Pita VIGO / LA VOZ

GONDOMAR

Imagen de archivo de la Cidade da Xustiza, en Vigo.
Imagen de archivo de la Cidade da Xustiza, en Vigo. M.MORALEJO

El acusado, con fincas en Gondomar, asegura que la denunciante «actuó por capricho, buscaba sacarme dinero pero como yo no tengo, no entré en su juego»

02 jun 2025 . Actualizado a las 14:00 h.

Un prejubilado de una fábrica automovilística de Vigo de 75 años afronta un total de nueve años de cárcel por una agresión sexual a la hija de un amigo de la familia que es cuidadora de ancianas de Gondomar, así como por un intento. El acusado llegó en muletas al juicio que se ha celebrado esta mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo.

El implicado tenía una finca en Gondomar, donde cultivaba la huerta en compañía de su esposa. El 8 de octubre de 2019, supuestamente, entró en la casa donde trabajaba la joven cuidadora de una anciana con alzhéimer, la aprisionó contra la pared sin dejarla defenderse, le dijo «tienes unos labios tentadores» , la besó en los labios y le hizo tocamientos en sus zonas íntimas. Tras lo cual le dijo: «Dentro de unos días vuelvo a hacerte el amor». 

La mujer no denunció por consejo de su padre pues el supuesto agresor era un amigo de la familia pero, pasada una semana, el hombre volvió a la casa donde ella cuidaba a la anciana y, al parecer, intentó volver a tocarla y ella huyó. La joven sufrió un ataque de ansiedad y necesitó un tratamiento que le duró varios años: «Tenía vómitos, no comía, lloraba, me desconcentraba en el trabajo, tuve un accidente de coche, no quería trabajar con señores mayores, cogí la baja médica, no podía más», afirmó la víctima. «Tengo miedo a tener una pareja», indicó.

El acusado se declaró inocente. Asegura que si fuese cierto, la anciana que presenció los supuestos abusos «lo habría contado en todo el pueblo, era un altavoz». Atribuye la denuncia a que ella «tendría algún capricho y buscaba sacarme dinero, como yo no tenía dinero, no entré en su juego» .

La forense indicó que la joven estaba en duelo por la muerte de su madre un año antes. Tomaba un antidepresivo. Sufrió un daño emocional que evolucionó en una depresión.

 En su derecho a decir la última palabra, el hombre aseguró que ya no tenía fuerzas para tener relaciones sexuales, debido a su edad, y que tenía diversas dolencias que le impedían moverse.