La veterana profesional fue ovacionada en O Porriño al presentar a Juan Magán
26 sep 2023 . Actualizado a las 23:14 h.Juana de la Cruz Dimínguez nació siendo rey Alfonso XIII y abrió su primer taller de costura el año que se proclamó la Segunda República Española. Una guerra civil, otra mundial, un nuevo rey y una pandemia después, este viernes fue ovacionada por miles de personas al presentar el concierto de Juan Magán en O Porriño como madrina del Louro Valley Festival. Todos en su pueblo la conocen como Juaniña y es el paradigma de la eterna juventud. Con 98 años cumplidos en junio esta veterana que ha confeccionado trajes y vestidos para varias generaciones de mujeres se pone el mundo por montera. «No perdona ni una fiesta, le encantan los furanchos y tiene más vitalidad que sus hijos y nietos juntos», confirma su hija Ivón.
«Solo me pongo los vestidos que me hago yo misma, porque sé lo que me gusta de verdad y lo que me queda bien», explica Juaniña, que sigue siendo el alma de cualquiera sarao.
Es un torbellino de carisma que vive intensamente cada día y especialmente los de sus Festas do Cristo. «Para estos días me he hecho cinco vestidos, porque estreno uno en cada ocasión. La pena es que ahora ya no puedo usar tanto tacón de once centímetros», advierte contrariada.
Son unas fiestas especiales porque a los actos habituales, a los que ella acude religiosamente de punta en blanco, ha sumado dos extraordinarios en los que ha demostrado que la elegancia y la sofisticación no tienen edad. Juaniña ha sido la participante veterana del Negrita Music Festival. «Yo pasé hasta una guerra civil, pero nunca fui a un festival de música», le espetó a su nieto Borja el 10 de septiembre tras ver en la prensa las fotos de la actuación de Cruz Cafunné y La Zowi la noche anterior. «Le entró el gusanillo y fue hasta el recinto. Les pidió a los de seguridad entrar, pero estaba cerrado», recuerda su nieto y cómplice. A Borja, que ha heredado la vitalidad de la abuela, le faltó tiempo para buscar a quien le pudiera ayudar a cumplir su deseo y, siete horas después, de la mano del alcalde de la villa del Louro, Alejandro Lorenzo, Juaniña fue una más entre las 10.000 personas que esa noche cantaron con Melendi. «No conocía mucho a los artistas, pero se lo pasó en grande. A ella le encanta la música y bailar, siempre sale de fiesta y baila con tacones a sus 98 años», dice su orgulloso nieto.
Con una salud física y mental envidiables y una emocional insuperable, Juaniña tiene un encanto innato. Ella se queja de haber perdido algún centímetro de altura, que puede suplir con tacones, y de haber ganado algún kilo, pero luce un estupendo tipazo que pasea con garbo allá donde pisa. Es, sin duda, una mujer atractiva de 98 años. En su primer macrofestival, y ante la fascinación que compartió con todos los asistentes, el alcalde la emplazó a presentar a Juan Magán el viernes y Juaniña vivió otro momento estelar cuando desde el escenario gritó «¡Viva Porriño!» tras ser aclamada por las 15.000 personas que se congregaron en el recinto.
«Siempre me gustaron la costura y la moda», dice. Con nueve años empezó a estudiar con Josefa de Palos, «que era muy famosa entonces». Con tan solo trece ganó un concurso que convocó el Concello de Tomiño porque se buscaba a dos costureras para trabajar en un centro de modas de Madrid, «pero yo ya no fui porque me había enamorado». Aquel joven que le robó el corazón con 12 años se llamaba Jesús Rodríguez Castro. «Me casé con él a los 30, virgen y muy enamorada. Fueron muchos años de novios y yo tenía muchos pretendientes, pero le dije: ‘O te casas o te vas’», recuerda esta mujer de carácter.
Abrió su primer taller en la casa familiar, donde vivía con sus padres, Juan María de la Cruz y Jesusa Domínguez Solla, y sus cuatro hermanos. «Tenía tanto trabajo que por las noches mi padre me ayudaba enhebrando agujas, sacaba hilvanes o echaba carbón a la plancha», explica. Ya de casada abrió Mercería Juaniña siglo XX. Iba en tranvía a Vigo a por las telas, «a Horacio Bravo, Romero o Simeón». Hizo su primer vestido de novia a los 18 para una mujer rica de Mos «y trajeron la tela de Nueva York». «He vestido a miles de novias en mi vida, incluyendo a una que me pidió un traje igualito al de Lady Di y otra que lo quiso como el de la reina Fabiola. También hice mucho de fiesta y madrina», recuerda. Para ser buena modista, advierte, «te tiene que gustar el arte, dominar la técnica y evolucionar con el tiempo». «Lo importante es que la tela no arrugue, que tenga buena caída y que la modelo sepa llevarlo para lucirlo bien», concluye.