«Con mi primer sueldo me alquilé una habitación y soy feliz»

Monica Torres
MÓNICA TORRES O PORRIÑO / LA VOZ

O PORRIÑO

M.MORALEJO

La nueva vida de los 10 aprendices de la única FP dual adaptada para personas con discapacidad de Galicia en O Porriño

21 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Soy feliz porque, por fin, puedo tener un trabajo y un proyecto de vida propio». Esta frase resume las sensaciones de Jessica Darriva Almeida, una de las alumnas de la primera promoción de la FP dual adaptada para personas con discapacidad intelectual que ha comenzado este año en O Porriño. Cualquier empresario pelearía por el entusiasmo y empeño con el que, a diario, se entrega este equipo de diez personas a las que el sistema no se lo puso fácil «porque no está preparado para la diversidad», dice.

Aprenden trabajando operaciones básicas de restaurante y bar en Lume, el programa y la cafetería con el que Aceesca acaba de conseguir el premio de la Federación Empresarial de Turismo y Hostelería por tender un nuevo puente hacia la inclusión real, «que es la que se consigue cuando la persona con discapacidad accede a una empresa ordinaria, apunta Verónica Conde, directora del área de empleo de esta asociación que sigue rompiendo barreras y cumpliendo sueños. El de Jessica, como el de sus nueve compañeros de formación es «conquistar mi independencia laboral y personal». «No podía trabajar sin formarme, pero tampoco estudiar porque no había una FP dual», razona.

Esta es su oportunidad y en ella se han volcado. Lo de año nuevo, vida nueva es para todos, porque lo comenzaron firmando un contrato por tres años que, para algunos, es el primero tras encadenar otros muchos trabajos en precario. Como para Jessica, que con 31 años , en enero, hizo doblete. «Con mi primer sueldo me cogí una habitación para poder independizarme» explica esta luchadora cuyo próximo objetivo es sacarse el carné de conducir.

Miguel Ángel González Pérez, de 40 años, es el veterano del grupo y ya lo tiene. Conduce para ir a diario a su puesto de trabajo y considera que en la hostelería ha encontrado su «vocación definitiva». Hace años había hecho un curso de jardinería con Aceesca y después trabajó en un taller en Tui. «Cuando me enteré de esta oportunidad, quise aprovecharla y ahora sé que me gusta y se me da bien», reconoce mientras se maneja ya con soltura con la clientela. No se le notan los nervios que asegura sintió los primeros días «hasta para coger la bandeja». «Lo más difícil y bonito a la vez es el trato con el cliente», afirma este camarero cuya sonrisa endulza todos los cafés. «Me siento muy a gusto porque somos un equipo aprendiendo desde la diferencia. Cada uno con su edad, su experiencia y su lugar, pero compañeros adquiriendo confianza en nuestro trabajo para desarrollarlo con responsabilidad», sostiene en una conversación con María Salgueiro, la preparadora laboral al pie de cañón.

Para Diego Fojo su objetivo es «poder pagarme el carné de conducir e independizarme». Este vigués de 28 años ya había hecho otros cursos y trabajó en el sector de la limpieza y como educador canino, «pero quiero tener un título y conseguir un trabajo estable». De momento, va en bus al trabajo, «y me encanta porque es muy bonito el trato directo con las personas y hacer equipo con los compañeros». Ya no hay límites para las aspiraciones de estos jóvenes. «Lo más difícil son las clases teóricas, pero, en cuanto practicamos, acabamos controlándolo todo», sostiene Diego.

La benjamina es Sabela Cabaleiro, que aún tenía 16 años cuando firmó este primer contrato. «Me gusta la hostelería y la cocina y, como el sistema de aprendizaje conlleva mucha práctica, es más fácil y divertido aprender», considera. Tiene muy claras sus prioridades y objetivos. «Quiero conseguir un trabajo al acabar estos tres años de lo que me gusta, que es la cocina, independizarme, sacar el carné y viajar» advierte la jovencísima aprendiz.

Son los beneficiarios de una modalidad de formación innovadora. «Es la primera vez en Galicia que se imparte este certificado de profesionalidad adaptado de hostelería, que acreditará sus competencias para el acceso a la empresa ordinaria», recuerda Verónica Conde. De los diez que se formaron en la especialidad de auxiliares de viveros, jardines y centros de jardinería, ocho ya han conseguido trabajo estable, confirma Ángeles Leirós, la gerente de esta entidad. Son aprendices que gracias a Aceesca pueden asumir las riendas de sus vidas.