Obstáculos que tapan el mar en el centro de Vigo

e. v. pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Contenedores, palmeras, paneles publicitarios o glorietas arruinan la estética paisajística

20 ago 2017 . Actualizado a las 13:51 h.

Un joven que busca el festival de O Marisquiño camina por García Barbón y pregunta cómo llegar al puerto. A pesar de que el mar solo dista 400 metros es imposible darle una referencia visual porque esta avenida y Rosalía de Castro fueron edificadas como unas largas murallas urbanas que ocultan el océano. Solo un puñado de viales permiten aún divisar la ría y los muelles pero el paisaje está cubierto por obstáculos, desde contenedores de basura a carteles publicitarios, palmeras o edificios.

Y es que Vigo vive del mar pero cada calle es un balcón taponado a la ría como así lo prueba un paseo desde la Porta do Sol a Teis. La ruta comienza en la calle del Príncipe. Por increíble que parezca, el turista que camina por la vía más comercial de la ciudad no puede disfrutar de uno de los grandes atractivos de Vigo. El mar está tres manzanas más abajo pero unos frondosos árboles de 40 metros de altura plantados en la plaza de Compostela impiden atisbar el agua. Hay que subir por la cuesta de Velázquez Moreno hasta el mercado de O Progreso para disfrutar de la gran panorámica del estuario. Bastaría con podar las ramas laterales de dichos árboles para abrir un hueco y revalorizar el entorno del Príncipe.

El mejor balcón urbano es la cercana calle Colón. El viandante disfruta de una espectacular ventana al mar en pleno centro urbano y que recuerda a las calles de San Francisco. Incluso la construcción de la sede de la Xunta hace dos décadas dejó abierto el espacio al paisaje. Años atrás, un conselleiro alegó en una visita al proyecto Abrir Vigo al mar, que, en su opinión, la Xunta estaba muy bien ubicada porque dejaba ver la ría como él mismo comprobó. Al menos, en la fachada.

Pero, a veces, ni siquiera las tijeras del jardinero pueden arreglar el desaguisado. Esto ocurre a lo largo de la calle Rosalía de Castro, un telón de cemento que taponó muchas callejuelas que daban al mar. La Aduana, la Comandancia de Marina y el edificio trasero de la Xunta son locales administrativos que cerraron la fachada marítima a las calles Pontevedra, Inés Pérez de Zeta y la plaza de A Estrela.

La actividad portuaria tampoco ha claudicado a la estética. La zona más próxima a Guixar se ha poblado de enormes pilas de contenedores que cierran los pocos espacios al mar que quedaban en la calle Rosalía de Castro. La construcción de la estación provisional de tren era de baja altura pero se limitó a seguir bloqueando la panorámica como las viejas naves ferroviarias de Areal demolidas. En la cercana calle Canceleiro, la reciente construcción de una rotonda digital, de tres metros de altura, dio la última estocada al paisaje marítimo en este barrio. Para recordar lo que se veía antes basta con entrar en Google Maps.

En los barrios altos, los balcones urbanos han sido desaprovechados o no están acondicionados. El mejor ejemplo es Vía Norte, repleto de pintadas, sin ajardinar ni humanizar. La solución podría venir del futuro centro comercial diseñado por Tom Mayne. En la calle Pino, un gigantesco árbol tapa las vistas a todo el vecindario. Y en la Travesía de Vigo, el peatón debe agacharse y mirar por debajo de un cartel publicitario para admirar la ría. Un solar baldío que podría acondicionarse como plaza con vistas.