«Es falso que el franquismo favoreciese el regionalismo porque ese estilo había aparecido antes»

La Voz

VIGO CIUDAD

Oscar Vazquez

El especialista en Antonio Palacios hablará mañana de la llegada a Vigo de este estilo arquitectónico

17 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La sede del Colegio de Arquitectos en Vigo (Dr. Cadaval, 5) acogerá el jueves la conferencia Vigo en la génesis de la arquitectura regionalista. Este título será desarrollada por José Ramón Iglesias Veiga, miembro del Instituto de Estudios Vigueses y experto en la obra de Antonio Palacios.

-¿Cómo surge este estilo en Galicia?

-Es una corriente nacida en Inglaterra en el siglo XIX. En España tuvo una aparición tardía. En Galicia, el País Vasco e incluso Cataluña estuvo enmarcado por la revitalización de sus propias culturas, porque no es un movimiento exclusivo de la arquitectura sino que está muy presente en otras manifestaciones artísticas. Fue considerado por el movimiento moderno como un arte maldito y de poca credibilidad, cuando en realidad es fruto de un tiempo marcado en toda Europa por la recuperación de lo propio y de un romanticismo tardío.

-¿Por qué surge de forma tan poderosa en Vigo?

-Porque los dos grandes arquitectos propulsores en Galicia son Antonio Palacios y Gómez Román. Hay un tercer nombre, el arquitecto coruñés Rafael González Villar, aunque era mucho más joven y en seguida se orientó hacia la modernidad racionalista.

-¿De qué época se trata?

-De principios del siglo XX. Esta arquitectura tiene su canto del cisne en la exposición regional de 1929, pero aún entra en disputa con el primer racionalismo durante la Segunda República. De no existir la guerra civil, seguramente desaparecería este movimiento. Existe la creencia de que el franquismo promocionó el regionalismo, pero es falso porque ya había aparecido mucho antes. La guerra civil cortó el camino hacia la modernidad de la arquitectura española y sí apareció un regusto por las corrientes tradicionales, entre las que estaba el regionalismo. En el período anterior, en Vigo, este estilo había triunfado entre los conserveros, que habían construido sus chalés siguiendo esta doctrina.

-¿Qué ejemplos destacaría?

-De Palacios están las Salesas Reales, el Concello de O Porriño, el Templo Votivo de Panxón o el chalé de Celso Méndez. La obra de Palacios tiene unas características tan singulares que casi se resiste a esa etiqueta, pero sí tuvo esa intención. Por ejemplo, a él se le encargó el templo de A Guía y pensó en una especia de Sagrada Familia, entre comillas, porque tenía todos los componentes para ser una obra inmensa. Ese proyecto fracasó y, años más tarde, se le encargó la actual ermita a Gómez Román. De Gómez Román hay muchos chalés, aunque desaparecieron muchos. En Galicia, el regionalismo tiene dos miradas, una de ellas, la de Antonio Palacios, mira hacia el románico, mientras que la de Gómez Román se dirige hacia el barroco de placas santiagués. Los dos tienen como contenido identitario el granito.

-¿Pero fue mal visto por los posteriores arquitectos?

-Sí, el movimiento moderno la repudió como una arquitectura maldita, pero ese es un fenómeno habitual en la historia del arte; cuando se introduce un estilo nuevo, se afianza negando el anterior. Ahora se ve con otros ojos. Ese estilo ha dejado su impronta en espacios urbanos que todavía forman parte importante en nuestras ciudades. Por ejemplo, toda la Gran Vía entre la plaza de España y Urzaiz tiene una impronta arquitectónica regionalista. Ocurre que fue tan denostada, que la especulación se cebó en ella, especialmente en la vivienda unifamiliar, y casi desaparecieron. En Vigo había una calidad de chalés muy parecida a los de la burguesía vasco en Guecho o en Neguri, pero allí supieron conservarlos y aquí, no.