La Vela iza el verano en Vigo

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO /LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

La popular terraza de playa y espectacular puesta de sol inaugura temporada

22 may 2024 . Actualizado a las 01:54 h.

Con la inauguración de la temporada en La Vela, la terraza con más solera de Vigo que se alza sobre la playa de A Mourisca (Los Olmos), se abre el telón para que salga el ansiado verano. Marisa Prado, la gerente del popular local vigués del que tomó las riendas en 1998, llevaba varias semanas deseando quitar el candado al portalón que da acceso al local a través de unas vertiginosas escaleras de piedra. Pero no había manera. Las cambiantes predicciones del tiempo la obligaron a retrasar el inicio de la temporada, lo había previsto para una soleada y calurosa tarde de estreno para el viernes, Día das Letras Galegas, pero el frío y la lluvia chafaron el evento que finalmente tuvo lugar ayer, un lunes más bien fresquito pero sin lluvia.

Con esta apertura, la hostelera regresa a la gestión de este espacio que dejó en otras manos el año pasado. «Lo había alquilado, pero vuelvo como las golondrinas», cuenta con humor. «Son muchos años en mi local y decidí volver, echaba de menos este ajetreo con el devenir del tiempo, los camareros y todo el lío que supone llevar un establecimiento», reconoce.

La Vela seguirá la línea marcada en años anteriores, predominando su enfoque como local de tarde noche, con apertura cada día a las 17.00 horas sin descanso semanal hasta cierre de temporada en septiembre (dependiendo también del tiempo) y una oferta de bar con algo de picoteo, pero sin centrarse en el apartado gastronómico. Su fuerte seguirán siendo esas puestas de sol que se ofrecen como espectáculo al caer sobre el Atlántico y que dependerá, como siempre, de los caprichos de la meteorología para que salgan mejor o peor esos ocasos de postal o mejor dicho, de Instagram, de los que hay ganas tras un invierno de poco frío pero mucha lluvia.

Marisa es la heredera de un terreno privilegiado donde hubo una fábrica de salazón, cuyo uso poco tiene que ver con el que le dieron sus antepasados. Su abuelo, Benigno, apodado Patouro, cultivaba maíz abonado con marisco que llegaba con los bueyes en el arrastre, en una época en la que la gente no iba a la playa ni por asomo. Su abuelo también fue un visionario en cuanto al futuro turístico. Hizo el primer hotel en Samil, El Bosque, y su esposa, Josefa, era la cocinera. Allí, con 8 años, ella ya ensayaba recogiendo vasos. Cuando el patriarca repartió la herencia las tierras pasaron al padre de Marisa. A mediados de los 70 la alquilaron para poner tiendas de cámping. «Estando acampados mi marido y yo montamos un barcito en una esquina, en 1980, al que llamamos el Chas. Continuamos dos o tres años más, pero empiezas a tener niños, la vida se complica, lo dejamos y lo alquilamos en 1988», recordaba la propietaria, que en 1998 lo vuelve a coger de forma definitiva.

Pero la hostelería es para Marisa un trabajo de verano. Su profesión ha sido la de monitora de gimnasia en centros públicos y su pasión, el teatro. Ha formado parte de varios grupos y actualmente forma parte de la compañía Konflicto Teatro, con el que recrean cenas medievales en el Parador de Baiona. Por eso la actividad cultural siempre ha tenido peso en La Vela. Seguirán ofreciendo un programa de actuaciones musicales (teniendo los martes como día de referencia) y van a estrenar un nuevo sistema de atención al público a través de códigos QR con el que la clientela podrá pedir las consumiciones desde la mesa, sin levantarse de su sitio. «Vamos a probar a ver si funcionan bien», cuenta la gerente, un poco nerviosa ante el estreno. Por lo que respecta a La Vela: queda inaugurado el verano.