«Me dejaron de llamar a los 30, en la mejor edad»

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La actriz acaba de estrenar «Felices 140»,  vive radiante sus 44, aprovechando en cada momento las oportunidades que le da la vida. Porque, asegura, «hay que vivir cada edad que toca».

12 abr 2015 . Actualizado a las 15:13 h.

Hacía tiempo que no deslumbraba la gran pantalla, pero Maribel Verdú ha vuelto por la puerta grande: tres películas tendrán a la madrileña como protagonista esta temporada. La primera de ellas 

-«Felices 140», dirigida por Gracia Querejeta, acaba de estrenarse. Este es el punto de partida de un año frenético de presentaciones y promociones en los que la madrastra años 20 de Blancanieves a la que actores como Raúl Arévalo consideran su hada madrina espera impaciente la reacción del público. «El trabajo ya está hecho y fuimos absolutamente felices haciéndolo», reconoce la actriz. Radiante a sus 44 años, confiesa que no se cuida más de la cuenta, que le gusta dormir, hacer deporte, la gastronomía y disfrutar de sus amigos. Algo que comparte con uno de sus últimos personajes.

-El 2015 arranca fuerte para ti. Acabas de estrenar la primera de las tres películas en las que te veremos este año. ¿Cómo llegas a este momento?

-Llego con expectación, con ganas de saber cómo funciona la película. El trabajo ya está, pero después te apetece que el resultado sea bueno... Así que llego con expectación y con ilusión.

-¿Qué esperas del público?

-Creo que en cuanto la gente vea el tráiler va a querer ir al cine a verla porque es una película que plantea muchas cosas. Que te toquen 140 millones de euros y que decidas reunir a tus mejores amigos para darles la buena nueva, decirles que eres tú la afortunada, la que está buscando todo el mundo... Todo lo que sucede ese fin de semana es tan bestia que te ríes y también pasas angustia. La película tiene un poco de todo.

-Interpretas a una mujer independiente, que aparentemente está segura de sí misma, ¿qué tienen en común Elia y Maribel?

-Lo primero que hace Elia cuando le toca la lotería es lo mismo que haría yo: llamar a toda mi gente e invitarles a un fin de semana de ensueño para compartir mi alegría. Soy una persona a la que le gusta compartir las cosas buenas con la gente que quiere. De todas formas, nunca me planteo qué tiene de mí cada personaje que interpreto. 

-¿Es tan peligroso el dinero?

-El dinero es muy peligroso, sí, pero más peligroso aún es el poder. El dinero da a la gente con poder seguridad para abusar de mala manera.

-¿Hasta qué punto son reales las relaciones humanas que se muestran en la película?

-Son absolutamente reales: los celos, la envidia... La única persona decente de la película es ese niño, que es incondicional a su tía Elia. 

-¿Te volverían loca 140 millones de euros?

-No lo sé. Pero lo que sí me volvería es loca de la emoción. Es como lo que dice Woody Allen: «El dinero no da la felicidad, pero la sensación es tan parecida que necesitaría uno un especialista bien avezado para encontrar la diferencia». No nos engañemos, el dinero da seguridad y da tranquilidad. Yo lo celebraría y lo repartiría, sería genial poder compartirlo.

-Y el final de la película es totalmente impredecible...

-Me gusta muchísimo el final, pero es que además no era el que estaba previsto. Esto demuestra que los guiones están vivos, cambian según se va desarrollando el rodaje y también dependiendo de cómo sea el actor que lo interpreta. Hicimos dos versiones y Gracia [Querejeta] no me quiso decir cuál eligió hasta que vi la película terminada.

-¿Es algo habitual que se graben varios finales?

-Los guiones sí suelen cambiar. Pero nunca me había pasado eso de llegar a rodar varios finales.

-Sigues siendo fiel a Gracia Querejeta...

-Yo ¡absolutamente!, incondicional y, lo que es más importante, es que en este caso yo no tengo que llamar a la directora. Deseo que ella siga siendo fiel a mí y, de momento, la siguiente película ya la vamos a rodar otra vez juntas. Es un orgullo y una gozada, porque es la mejor capitana de barco que uno se puede imaginar en un rodaje.

-Aparte de Maribel Verdú, la película cuenta con un reparto de lujo. ¿Cómo recuerdas el rodaje?

-Nada que ver con la película, donde hay muchos roces. Vivíamos todos en un hotel maravilloso en Tenerife y pasamos allí los mundiales de fútbol. Nos íbamos todos a ver los partidos, organizábamos cenas, los fines de semana nos íbamos de excursión? Ha sido una suerte, el equipo de gente que ha elegido Gracia para esta película no ha podido ser mejor. Ha sido un sueño.

-Hablamos de los otros dos proyectos de este año: «La punta del Iceberg» y «Sin hijos». ¿Tienen algo parecido las tres historias en las que te has metido en los últimos meses?

-No, nada que ver. En La punta del Iceberg, que es la que grabé justo después, me convierto en una ejecutiva bastante despiadada, totalmente diferente a Elia. Y Sin hijos, que hemos terminado de rodar hace unas semanas en Argentina, es una comedia. Ya el género es diferente a las dos anteriores. En este caso interpreto a una militante exacerbada de la causa sin hijos que, de repente, se enamora de un tipo que tiene una hija;  todo lo que hace ese hombre para ocultar su paternidad es desternillante.

-¿Qué prefieres para trabajar, España o Argentina?

-¿Por qué hay que elegir? España y Argentina. Y sobre todo cuando se trata de dos países, pudiendo tener los dos.

-¿Y entre el cine y el teatro?

-Los dos. Si tengo la oportunidad de estar en un medio y en otro no quiero elegir, quiero quedarme como estoy, con uno y con otro.

-También has trabajado en alguna ocasión en inglés. ¿Tienes algún proyecto ahora mismo en otro idioma?

-Tengo prevista una película para rodar por Europa, pero se ha retrasado un poquito. Yo estoy abierta al mundo y a los proyectos que me gusten, sean en el idioma que sea.

-En los próximos meses, ¿dónde te veremos?

-Para empezar, tengo la promoción de Felices 140 y a continuación me voy a Argentina a estrenar Sin hijos. Con eso es más que suficiente porque la promoción es más agotadora que cualquier rodaje.

-¿Qué opinas de la buena racha que está viviendo el cine español?

-No nos equivoquemos, son todas películas maravillosas pero de cadena, están súper protegidas. Hay mucha gente que quiere hacer películas y que no sabe ni cómo empezar. Son dos películas las que triunfan y sesenta las que al final no salen.

-¿Pero el hecho de que triunfen dos películas no ayuda al conjunto?

-Puede sonar más el cine español, sí, pero no hay que olvidar que el resto lo está pasando fatal. Hay películas que no consiguen ni estrenar y el público no sabe ni que existen. Este año ha pasado con Loreak, que es una joya y la gente no ha podido ni ir a verla.

-¿Y qué hay que hacer para solucionar esto?

-Pues no lo sé porque yo soy actriz, no tengo ni idea de lo que hay que hacer. Obviamente, habría que empezar por bajar el IVA, pero después, el resto, no lo sé.

-¿Cómo vives en la piel de tus 44 años?

-De una forma estupenda y de manera natural, que es como hay que vivir cada edad que toca. No me planteo nada. Vivo las cosas de manera natural. Punto.

-¿Dedicas mucho tiempo a cuidarte?

-El justo y el necesario, el que me apetece. ¿Qué es cuidarse? A mí me apetece comer de todo, hacer las cosas de una manera tranquilita. Un par de días entreno, otro voy a yoga? Descanso, y como no tengo hijos y no tengo que madrugar, duermo mis ocho horas diarias. Y nada del otro mundo, simplemente intentar tener una aptitud buena, que es fundamental.

-¿Temes ese momento que critican muchas actrices al llegar a una determinada edad, en que dejan de llamarlas para trabajar?

-A mí me dejaron de llamar cuando tenía 30 años, estuve dos años y medio sin trabajar, justo después de interpretar Y tu mamá también, es decir, joven, cuando teóricamente era una actriz deseada y me encontraba en la mejor edad. Como es un misterio, sé que puede volver a pasar. Así que prefiero vivir el momento.