Natalia de Molina: «En los castings siempre me echaban atrás por mi acento»

Ana Montes

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JuanJo Martín

Dice que el mundo necesita una revolución mental. Natalia, con un papel en «La catedral del mar», es romántica y antojadiza y confiesa que se la da fatal ligar. ¿Su motor? «Todo lo que hago es para que mi madre se sienta orgullosa de mí», asegura.

11 feb 2017 . Actualizado a las 05:30 h.

Natalia de Molina (Linares, 1990), con dos premios Goya en su poder, es la actriz más joven de España en conseguir los galardones patrios. Su versatilidad para el drama y la comedia, la guían ahora hasta Los del túnel, la nueva comedia de Pepón Montero. Como superviviente de una catástrofe vivirá junto a Arturo Valls y su pareja cinematográfica Raúl Cimas una disparatada historia que durante el rodaje afirma que le provocó «verdaderos ataques de risa hasta tener que parar de rodar», cuenta. Aunque Latinoamérica es una de sus metas, esta actriz romanticona y rendida al pecado de la gula, cree que siempre toca estar con los pies en la tierra y seguir dejándose la piel en cada trabajo.

-Con dos Goya por «Vivir es fácil con los ojos cerrados» y «Techo y comida», ¿te sientes una elegida cuando otras han tardado más en conseguirlos?

-Me siento muy afortunada y es un gran honor que emociona siendo tan joven y con una trayectoria tan corta, aunque aún me queda mucha carrera por delante. Siempre he aprovechado todas las oportunidades que me han dado y siento que se ha valorado mi trabajo. Pero al final para mí el premio es haber hecho las películas y los personajes que me han enseñado tanto a sufrir como a reír.

-¿Qué es lo que más gusta de ti?

-Es como el factor X. A veces me lo pregunto. Pero yo no creo que esté en esta profesión solo por cuestión de suerte sino por mi trabajo ya que se ve que soy una actriz comprometida con lo que hago.

-¿Cómo te sientes bajo este aluvión de trabajo en que estás?

-Como si me hubiera tocado la lotería porque en esta profesión hay mucho paro. Decir que vivo de esto es un honor. Ojalá siga la racha y también les llegue la oportunidad a otros muchos actores con talento.

-En los tiempos que corren, ¿los Goya han ayudado a subir el caché o se sigue pagando igual en el cine tengas o no la estatuilla?

-No lo sé porque a mí no me ha tocado vivir ninguna época dorada del cine. Pero, más que el caché, lo que noto es que sí me llegan más proyectos y tengo más oportunidad de elegir entre más películas. Soy afortunada de poder decidir dónde quiero estar.

-¿Y cuáles son los guiones que se agolpan en casa esperando a que los escojas?

-Este 2017 se presenta más dramático. Voy a hacer varios dramas, mientras que el año pasado fueron comedias, como Los del túnel. Pero las comedias siempre me apetecen para echarle una risa al cuerpo.

-También vas a tener un papel en «La catedral del mar» interpretando a Francesca, un personaje muy duro…. Vas a tener muchos ojos posados en esta serie...

-Tengo un papel pequeño en el primer capítulo y me acerco al drama con una mujer violada que, como todos los personajes duros, me ha dejado un gran poso.

-¿En el cine prefieres dramas, comedias o no tienes exigencias?

-Me gustan todos los géneros pero me gustaría probar algún thriller.

-Cuando no trabajas, ¿qué haces? ¿Eres una teleadicta?

-Veo muchas series porque hay muchas muy buenas, tanto que parecen el nuevo cine. Pero también me gusta desconectar y estar con mi gente, mi familia y mis amigos, porque trabajando da poco tiempo...

-¿Qué había en tu familia para que tu hermana Celia de Molina y tú quisierais ambas ser actrices?

-En mi familia hemos mamado la cultura. Siempre hemos ido al teatro. Tengo un tío que es director y actor, y de pequeñas nuestra forma de jugar era hacer shows y teatros.

-¿Hay más proyectos para coincidir con tu hermana Celia?

-Pues sí. Ahora hemos rodado un cortometraje que se llama Marta no viene a cenar en el que hacemos un duelo de actrices y que se estrenará dentro de poco. Ojalá que cuando la gente nos vea juntas piense que hacemos muy buena pareja porque tenemos química y nos encantaría que nos salieran más productos juntas.

-En «Los del túnel», haces gala de tu acento andaluz. ¿Te cuesta esconderlo cuando toca?

-No, no me cuesta. Me costaba al principio porque cuando empecé con los castings siempre me echaban atrás por mi acento pero me volqué a conciencia para neutralizarlo. Pero siempre he tenido suerte porque también en películas como Techo y comida me han dejado sacarlo y no he tenido que esconder el acento andaluz. Poco a poco se está empezando a aceptar más que en España no hay uno único.

-En «Los del túnel» haces de novia de un policía más mayor. ¿Te ves con alguien mayor qué tú?

-No me veo quizás con alguien tan mayor como Raúl, mi compañero en la película, pero mis parejas siempre han sido mayores que yo. Cuando te enamoras la edad es lo de menos.

-¿Qué tipo de hombre te impone, te atrae?

-Me gustan más quienes no se dedican al cine, con quienes puedo hablar de otras cosas, que me aporten y me hagan aprender.

-¿Te salieron más novios después de hacer de mujer desinhibida en «Kiki, el amor se hace»?

-Quizás, pero si me salieron no me di cuenta. Se me da fatal ligar y nunca me entero si alguien me tira los tejos.

-¿De dónde sacas tu fuerza y tu esencia interpretativa?

-Yo creo que todo lo que hago es para devolver a mi madre todo el amor que ha puesto en mí y se sienta orgullosa.

-A tu favor además tienes tu juventud y belleza. ¿Cómo eres en el día a día? ¿Antes muerta que sencilla?

-No, al revés. Porque con tanto maquillaje que estropea el cutis, cuando tengo que arreglarme soy un poco desastrosa: me pongo ropa muy cómoda y me maquillo poquito.

-¿Te gustan los cambios radicales?

-Sí, poder cambiar es lo que más me atrae de esta profesión.

-En este afán saludable, ¿has caído en la moda del running o del yoga?

-He caído en la moda del yoga, algo que pensé que no encajaba conmigo porque me parecía muy lento. Pero he descubierto el yoga ashtanga que es muy activo y estoy encantadísima.

-¿Qué actriz ha sido tu estrella a seguir?

-Marilyn Monroe hasta que también empecé a fijarme en Anna Magnani.

-¿En qué momento de tu carrera te sentiste más sólida? ¿Cuándo dijiste: ahora sí que he llegado?

-Me sentí muy afortunada cuando David Trueba me dio la oportunidad en Vivir es fácil con los ojos cerrados junto a Javier Cámara. Ahí hice click. Pero aún a día de hoy no tengo la certeza de haber llegado porque en la profesión un día estás arriba y otro no estás. Prefiero tener los pies en la tierra y dejarme la piel en cada trabajo.

-¿Qué cambiarías del mundo?

-Tal y como está ahora, creo que hace falta una revolución mental y de empatía, que todos nos pusiéramos en el lugar de los otros, algo muy necesario.

-¿Dónde te ves en tu bola de cristal?

-Me gustaría verme trabajando y habiendo tenido alguna experiencia en Latinoamérica porque están haciendo muy buen cine con historias muy sólidas. Pero no por su cercanía a Hollywood, que no me obsesiona.

-¿Eres antojadiza?

-Sí, sobre todo con la comida. Mi pecado capital es la gula.

-¿Y romántica?

-Soy muy romanticona. No soy de celebrar San Valentín pero me gusta el día a día aunque ahora no tengo con quien celebrarlo.