Para triunfar hay que saber fracasar

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LUCY NICHOLSON

¿EL QUE TROPIEZA, GANA? Einstein, Michael Jordan, Spielberg, J.K. Rowling y Oprah Winfrey sumaron más de un revés antes de brillar. El éxito no es no caer, sino levantarse de nuevo, advierte el coach superventas Marc Reklau.

19 feb 2018 . Actualizado a las 07:17 h.

Si no aprendes a fallar, no aprendes, advierte el coach Marc Reklau (Alemania, 1973), que subraya en Destino Felicidad. 12 sencillos principios que cambiarán tu vida una máxima en boga: el error es una gran oportunidad para el aprendizaje. Entonces... ¿por qué no nos dejan aprender a equivocarnos para saber más?

Destino Felicidad es ese al que se propone llevarnos Reklau haciendo sitio en el viaje al equipaje de errores. «¿Cómo aprendiste a andar? ¿Podrías haber conseguido caminar sin haberte caído cientos de veces? Recuerda cómo aprendes: te caes y luego te levantas. Cada vez que fracasas, dominas mejor el fracaso», asegura el coach.

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Albert Einstein. Michael Jordan. Steven Spielberg. Stephen King. Oprah Winfrey. ¿Cuántos fracasos les echas? Michael Jordan fue eliminado del equipo de baloncesto del instituto; Spielberg, rechazado tres veces en la escuela de cine; Walt Disney, despedido de un periódico por no tener imaginación ni aportar ideas creativas; el gran Einstein no arrancó a hablar hasta los 4 años y suspendió el examen de acceso al Instituto Politécnico Federal de Zúrich (lo de si era un estudiante mediocre o tenía mal expediente escolar es una cuestión en la que hay opiniones encontradas).

J.K. Rowling, madre divorciada, en paro, sin horizonte a la vista. Así pintaba el cuadro de la vida de la autora más rica del mundo, según la lista Forbes, cuando creó a Harry Potter, dando en pleno posparto y sin recursos con la varita mágica de una saga bestseller que tiene ya 20 años y no ha dejado de crecer. La cruz de la moneda del éxito también la vivió el rey del terror. Tras recibir calabazas por Carrie, Stephen King estuvo a punto de reducir a cenizas el manuscrito de esta historia que sería llevada al cine por Brian de Palma. El portazo editorial, y la ceguera de muchos empresarios de la letra, es un clásico en la antesala del aplauso y el premio. La primera novela de John Grisham fue rechazada por hasta 16 agentes y 12 editoriales, tal como recuerda en su Destino Felicidad Marc Reklau.

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La pantalla también encuentra a veces en el fracaso una catapulta a la fama. Oprah Winfrey, que encendió al público en los últimos Globos de Oro con la poderosa frase «El momento ha llegado» (thank’u, Oprah!), fue despedida por ser vista como «no apta» para trabajar ante las cámaras. Y es sonado lo que les pasó a los Beatles con una discográfica que les aseguró que no tenían ningún futuro en el mundo de la música. A este insigne club de «fracasados» podemos sumar la carrera de desgracias y rechazos de Abraham Lincoln antes de ser elegido presidente, el primer revés de Steve Jobs en Apple, o el tropiezo escolar de Thomas Edison antes de ver la luz del éxito universal: un profesor le dijo que era demasiado tonto para aprender cualquier cosa. Ojo al efecto Pigmalión... (que no ha funcionado con ellos).

«La forma más segura de tener éxito es intentarlo una vez más», afirma Marc Recklau, que pasó de estar en paro a convertirse en bestseller internacional con 30 días. Cambia de hábitos. Cambia de vida, la cara de su revés profesional. «Lo de los 30 días es una pauta, pero a veces se tarda más, 60, 90, 180... Establecer un hábito puede llevarte entre 21 y 180 días, según los expertos, dependiendo del hábito y de la persona», matiza quien imparte clases de desarrollo personal en la Geneva Business School de Barcelona.

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LA CLAVE DE LA FELICIDAD

En su libro Destino Felicidad, además de acoger el fracaso como forma de aprender y alcanzar el éxito, el coach ofrece 12 principios para sentirnos más a gusto con nosotros, con la vida. «Para ser feliz hay que ser egoísta, que no es lo mismo que ser egocéntrico», asegura. «Hay que ser egoísta, y aprender a decir no, a evitar compromisos para hacer las cosas que realmente queremos, porque ser feliz parte siempre de uno mismo. Y solo si eres feliz puedes contagiar esa felicidad», explica.

Pero la felicidad suele ser sospechosa, brilla sin querer, se la mira de reojo, despierta envidia, siente complejo de culpa, es inconstante y a veces está fabricada para el momento fotoguay en el escaparate de la red. «Una cosa es la felicidad y otra el postureo feliz. Una de las mejores frases que he escuchado es: ‘No compares el making off de tu película con la películas de los mejores momentos de los demás’. Me encanta el optimismo, el de verdad, no el falso optimismo, que solo lleva a la frustración y a la depresión», apunta.

¿Y la felicidad, la de verdad, como se siente? Debe uno hacerse cargo de que no es un estado continuo, sino que va de altibajos. Y luego, guía Reklau, la manera es seguir unas pautas como estas: A) tratar de salir del modo multitarea; B) practicar 30 minutos de ejercicio 4 veces por semana; C) de 10 a 15 minutos de meditación o respiración profunda al día; D) y dar un mínimo de abrazos diarios. «Necesitamos al menos 5 abrazos al día para sobrevivir, aunque lo ideal para sentirnos bien son 12», asegura. ¿Pasas el corte?

¿Qué hago para empezar? Algo sencillo-sencillo...

«Empieza con el ejercicio de la gratitud: antes de acostarte apunta al menos 3 cosas del día por las que te sientas agradecida. Esto subirá tu nivel base de felicidad. Los beneficios de la gratitud están científicamente probados por Robert Emmons. Ayuda incluso a combatir el insomnio». ¡Gracias!