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La nueva vida de Graciela

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cedida

La modelo se instaló con sus dos hijas en su ciudad natal tras 17 años viviendo en distintos lugares con su marido, el exfutbolista Roberto Trashorras

11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Regresó a los orígenes. Hace 17 años salió de A Coruña y desde entonces pasaron muchas cosas. Vivió un tiempo en Vigo, pero casi siempre estuvo lejos de Galicia. Tiene dos hijas preciosas: Miranda, de 12 años, que nació en Canarias, y Valeria, de 9, que vino al mundo en la ciudad olívica. Las dos crecieron en Madrid, pero estos dos últimos trimestres del curso ya estuvieron matriculadas en un centro educativo coruñés. «Cuando se estaban empezando a adaptar, porque fue un cambio importante también para ellas, llegó lo del confinamiento», apunta Graciela Varela. Todo ese tiempo en Madrid, Las Palmas o Vigo lo vivió al lado de su marido, el exfutbolista Roberto Trashorras, del que se acaba de separar. Graciela, con tono triste, prefiere no hablar de lo sucedido ni contar ningún detalle. Lo de la amargura parece lógico porque ella, de 36 años, y Roberto, de 39, llevan media vida unidos. Los recuerdo en la redacción de La Voz cuando estaban empezando sus respectivas carreras profesionales. «Pues 17 años desde que empezamos y desde que me marché de A Coruña. Primero nos casamos por lo civil y en el 2010 en la iglesia de las Esclavas», recuerda. Fue hace una década cuando el entonces jugador estrella del Celta contrajo matrimonio a unos metros de Riazor. Estos días que tanto se habla de la separación de Paloma Cuevas y Enrique Ponce, que parecían la pareja perfecta, llega el distanciamiento entre el futbolista de Rábade y la modelo coruñesa, dos gallegos que daba la sensación de que siempre iban a estar juntos. Aunque llevaba tiempo lejos de su tierra, Graciela parece dispuesta a empezar una nueva vida y seguir deslumbrando como modelo.

SESIÓN DE FOTOS

Hace unos días la vi. El equipo de Galicia de Moda subió a redes unas fotos de una sesión que llevaron a cabo en plena Marina de A Coruña. Un escenario clásico con los barcos a un lado y las famosas galerías al otro. El equipo que dirige Belén Correa se mostraba encantado de poder volver a realizar una sesión, aunque fuese con mascarilla. De repente, me fijé en la modelo y enseguida reconocí a Graciela. «Sigo vinculada a una agencia de Madrid y cuando me surge algún trabajo voy, pero necesitaba volver aquí. Me puse en contacto con agencias como la de Belén y con el sector de la moda para retomar poco a poco la actividad», resume. Recuerdo cuando a principios del 2000 ganó el certamen de Miss Coruña y fue a la prueba nacional. Por aquel entonces este tipo de concursos de belleza ya empezaban un cierto declive, pero todavía gozaban de repercusión. Desde entonces, esta mujer nunca dejó de estar vinculada al mundo de la imagen. «Cuando tuve las niñas y mientras eran pequeñas fue complicado compaginarlo, además de por los cambios de ciudad», asegura. De la peluquería y maquillaje de la citada sesión se encargó Mábaka, de las fotos Gabi Gago, y el vestuario que luce es de Devota & Lomba prêt-à-porter. A sus 36 años, esta es la nueva vida de Graciela en la ciudad donde nació.

LOS CHIRINGUITOS DE CABANAS

Esta playa situada en el final de la ría de Pontedeume puede que no sea la más bonita de Galicia. Al ser fondo de ría, tampoco puede presumir de tener el agua más cristalina y de una arena extraordinaria. Pero goza de otros encantos, como un pinar imponente y, posiblemente, la mayor cantidad de chiringuitos por metro cuadrado, sin incluir la terraza del club marítimo A Penela, que es otro nivel. Está el de Pepe, en el que apuestan por productos de primer nivel, el Argentina o el de Elena, que fue en el que comí. Y todavía hay más entre el pinar y la arena. Lo dicho, no será la mejor playa, pero su oferta hostelera es inigualable y siempre te quedas con ganas de volver.