«El uso de apps espía en las parejas es una auténtica plaga»

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Disfrazados de programas de control parental, expertos alertan de que cada vez más personas instalan aplicaciones secretas en el móvil de sus parejas para saber qué hacen y a quién le escriben

12 abr 2021 . Actualizado a las 09:01 h.

Se llama Exponiendo infieles y muchos de sus vídeos tienen en YouTube más de 50 millones de seguidores. Esta carnaza audiovisual pone frente al espectador una de las peores pesadillas del siglo XXI: dejar al alcance de cualquiera el contenido de su móvil. Y lo que en muchos casos es peor, cuando está la pareja al lado. El éxito del programa radica precisamente en que desfila entre el morbo y el pánico del espectador, que observa cómo la sagaz presentadora va parando a felices tortolitos por las calles de México ofreciéndoles una tentadora oferta: dinero a cambio de poder cotillear libremente en el teléfono de uno de ellos. Si esto ya causa estupor, y tan solo se trata de unos vídeos de Internet, que muchos garantizan están totalmente guionizados, esperen a conocer el siguiente titular: «El uso de aplicaciones espía en el seno de la pareja es una auténtica plaga».

Efectivamente, y por lo general bajo el paraguas de la sospecha de una infidelidad, cada vez más individuos deciden acosar —los expertos no dudan en catalogar esta conducta como una evolución del ciberacoso—, a sus parejas instalando en sus móviles una app invisible que les da acceso a todo lo que ocurre en el dispositivo que tienen en la mesilla de al lado. Sherlock Holmes sin salir de casa y, lo que es peor, sin necesidad de ser un hacha en materia tecnológica. Víctor Salgado, abogado especializado en TIC y fundador de Pintos y Salgado, fue quien soltó la bomba alertando de que este hábito es cada vez más habitual y que, lamentablemente, hay ciertos recovecos en la legislación que permiten materializar la idea de saberlo absolutamente todo de la pareja.

«El problema de estas aplicaciones es que casi todas se publicitan bajo el amparo de servir para el control parental y luego se les da un uso marginal. Por eso en muchos casos estas herramientas no son ilegales, pero sí la finalidad para la que se están usando». Lo mismo ocurre, mantiene este especialista, con aquellos que hacen tutoriales explicando cómo usar una app espía o cuáles son las más eficaces. «Evidentemente depende de cómo se planteen las explicaciones, porque las hay muy sibilinas que evitan dar ciertos nombres o usar la palabra espía para ampararse en la libertad de difundir conocimientos. No obstante, si se cruza el límite, se puede hablar de incitación al delito».

CULPABILIDAD

Es importante esto último porque no hay ninguna excusa para ejercer este control sobre otra persona. De hecho, la víctima estaría en todo su derecho y debería denunciar este delito telemático que, como una nueva forma de extorsión dentro de la violencia machista, sufren más las mujeres que los hombres. Sin embargo, afirma Salgado, las denuncias aumentan pero no lo suficiente porque las víctimas se sienten culpables. Otra cosa muy curiosa, porque creen que no han sabido protegerse lo suficiente cuando nadie pensaría eso si le roban por la calle». Recuerda además el caso del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que sufrió hace unas semanas un ciberataque que hizo peligrar los datos personales de millones de españoles. Si un organismo estatal es carne de estafa digital, qué no puede pasarle a cualquier ciudadano o ciudadana de a pie.

Para evitar que cualquiera nos vigile el móvil, independientemente de la intención, hay ciertas pautas que podemos tener en cuenta para salvaguardar nuestras cuentas. «Se suele decir que la seguridad de un sistema es igual a la seguridad de su eslabón más débil. Y este eslabón suele ser el usuario. Por eso, para evitar que algún tipo de malware —software malicioso— infecte nuestro dispositivo, debemos descargar solo aplicaciones que se encuentren en las tiendas oficiales, como por ejemplo Google Play en caso de Android o App Store en caso de iOS», comenta José Vázquez Naya, investigador del Grupo RNASA-Imedir y del Citic en la Universidade da Coruña. Y añade: «Tampoco es buena idea rootear o hacer jailbreak de nuestro dispositivo, ya que lo hace más inseguro». Esto significa que debemos mantener las limitaciones que impone el fabricante del dispositivo. Por último, este experto recomienda revisar la configuración de seguridad de Google, Facebook e Instagram para evitar que haya otras sesiones abiertas.

ABRUMADORA TECNOLOGÍA

Los consejos que ofrece Vázquez Naya favorecen evitar intromisiones de índole personal y, también, nuevos modelos de fraude. «Si antes se usaba el timo de la estampita, ahora muchos ciberdelincuentes prefieren esta vía y más ahora, que muchos usuarios se han visto en la obligación de usar tecnología que hasta hace un año no usaban».

Y sí, la pandemia hace estragos también en este punto, que inevitablemente nos hace volver al terreno sentimental. En meses duros, con parejas que apenas se han podido ver y en los que el móvil y el ordenador se han apoderado de nosotros, hay quien ha visto que se acentuaba el grave problema de la celotipia y ha puesto el foco, precisamente, en el móvil de su pareja. La psicoterapeuta Eva Gil revela que «en consulta cada vez escucho más historias de jóvenes relacionadas con problemas derivados de la inseguridad que provoca el mundo online. Por ejemplo, vinculadas al WhatsApp me encuentro que muchos chicos tienen la necesidad de que se les responda ya a los estímulos, y lo contrario, les frustra. Esto en ocasiones deriva en unos celos descontrolados y en la tendencia a pensar que el otro no hace caso».

La celotipia, a la orden del día, es un problema al que es importante ponerle coto antes de que se convierta en un pensamiento obsesivo. Además, apunta que la llegada de la era digital no pone las cosas nada fáciles en este campo. «El control que muchas personas llevaban a cabo antes ha mutado porque la información es poder y está al alcance de un clic. Qué ropa se pone tu pareja, dónde y con quién está, saber si te dice la verdad o no, todo se puede saber hoy en día». Pero esto no significa que haya que tener hasta el mínimo detalle de la vida del otro. Casi podría decirse que al contrario. Desde el centro de psicoterapia Andainas (A Coruña) explican que «la confianza es un regalo que cada persona le hace al otro. No es algo que se tenga que ganar. Por eso recuperar la confianza es un trabajo que tiene que hacer la persona que la ha perdido, no la otra parte. No suele servir de nada exigir saberlo todo de la otra persona porque quien lo intenta entra en una espiral en la que, en el fondo, siempre hay dudas de si hay algo más o no», valoran.