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Eloy Pérez creía que era lesbiana, hasta que descubrió que no: «Con 30 años conocí a un chico trans y comencé a informarme. Me empecé a dar cuenta de que no podía parar de ver vídeos sobre cómo cambiaba el cuerpo, y comencé a plantearme que eso era lo que yo quería». Lo tuvo tan claro que se compró ropa interior masculina y abrió un blog en el que se refería a él mismo en masculino: «A los 31 ya fui al psicólogo y me dijo que lo tenía muy claro. Que me fuera al endocrino que lo tenía clarísimo».
Así de simple fue cómo hizo Eloy su transición. En su círculo también fue bien recibido: «Cuando se lo conté a mi madre, ella se encargó de decírselo al resto de la familia. En ese sentido, muy bien. Y cuando se lo conté a mi jefe, él también se lo contó al resto de empleados, así que me ahorraron muchísimas charlas. Y con mis amigos, también. Fue fantástico, no he perdido ni trabajo, ni amigos ni familiares ni nada».
Ni siquiera tuvo problemas cuando todavía no había realizado el cambio del DNI: «Solo con decir que era yo, bastaba. Nunca tuve que explicar que era trans. La gente ya lo sabía, lo cual eso significa que la sociedad está cambiando mucho y eso está muy guay».
«A mí ya no me pueden hacer daño porque no me afecta. Pero a todos aquellos que están empezando o no se pueden defender sí que me molesta que les hagan pasar un mal rato por ciertos comentarios”
A pesar de su positividad, él también es consciente de que no todo es color de rosa. Por ejemplo, sabe que alguna vez ha tenido que ocultar que es trans: «Escuchas unos comentarios que... ¡Madre de Dios! No se me ocurre abrir la boca». Y tampoco se olvida este ingeniero gallego de lo que le pasó en un gimnasio al que había ido antes de su transición: «Volví con apariencia masculina quince años después. Pero uno de los monitores se acordaba de mí. Me vio entrar al vestuario de los chicos y me estuvo esperando. Cuando salí me pidió el carné de socio. Yo ya me había operado el pecho y tenía barba. No había manera de confundirme con una tía. Pues no se quedó tranquilo hasta que no fue al lector y pasó mi nombre. Se quedó a cuadros al ver que ponía Eloy», explica mientras cuenta que también da charlas para ayudar a otros trans: «A mí ya no me pueden hacer daño porque no me afecta. Pero a todos aquellos que están empezando o que no se saben defender, sí que me molesta muchísimo que les hagan pasar un mal rato por comentarios y acciones de este tipo».